Intolerancia

Umberto Eco

Fragmento

Fundamentalismo e integrismo suelen considerarse dos conceptos estrechamente ligados y las dos formas más evidentes de intolerancia. Si consulto dos excelentes instrumentos como el Petit Robert y el Dictionnaire Historique de la Langue Française, encuentro en la definición de «fundamentalismo» una remisión inmediata al integrismo. Lo cual nos lleva a pensar que todos los fundamentalismos son integristas y viceversa.

Pero aunque fuera verdad, no se derivaría de eso que todos los intolerantes sean fundamentalistas o integristas. Aunque en el momento presente tengamos que hacer frente a diversas formas de fundamentalismo y los ejemplos de integrismo sean visibles por doquier, el problema de la intolerancia es más profundo y más peligroso.

En términos históricos, el «fundamentalismo» es un principio hermenéutico, vinculado a la interpretación de un libro sagrado. El fundamentalismo occidental moderno nació en los ambientes protestantes de Estados Unidos en el siglo XIX, y se caracterizó por la decisión de interpretar literalmente las Escrituras, sobre todo en lo que concernía a esas nociones de cosmología cuya veracidad parecía poner en duda la ciencia de la época. De ello se derivó el rechazo, a menudo intolerante, de toda interpretación alegórica, y sobre todo de aquellas formas de educación que intentaran socavar la confianza en el texto bíblico, como sucedía con el darwinismo triunfante.

Esta forma de literalismo fundamentalista es antigua, y ya los padres de la Iglesia mantuvieron debates entre

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