Y si no es ahora, ¿cuándo?

Marcelo Rittner

Fragmento

Y si no es ahora, ¿cuándo?

image1A manera de introducciónimage2

Cuando hace poco más de dos años publiqué el libro Aprendiendo a decir adiós, en el que trataba el tan delicado tema de cómo enfrentar la muerte de un ser querido, y a pesar de que lo hice desde una perspectiva universal, tenía muchas reservas sobre cómo un libro sobre espiritualidad y autoayuda escrito por un rabino sería recibido por lectores de otros credos.

Hoy, casi tres años después, debo confesarte que ha sido una maravillosa experiencia. No sólo por los miles de libros vendidos en México y en el resto de América Latina, además de la traducción al idioma portugués, que superaron cualquier pronóstico, sino por lo conmovedor que ha sido recibir centenas de correos electrónicos de hombres, mujeres, adolescentes, madres, padres, familias, hijos, hijas, hermanos, hermanas, amigos, algunos de ellos religiosos, algunos seculares, otros agnósticos, de los más diversos sectores sociales, de los lugares más recónditos de México y de muchos otros países del continente, todos con el común denominador de sentir la confianza para abrir su corazón, contarme sus historias de dolor, compartir su tristeza, agradecer el bálsamo que encontraron y, de manera especial, describir cómo el libro los ayudó a encontrar paz de espíritu. Todavía sigo en contacto con algunos de ellos hasta hoy y, en algunos casos, incluso tuvimos la oportunidad de platicar en persona.

Tanto la respuesta como la confianza depositada en mí por todos y cada uno de ellos, ha sido una de las experiencias más significativas y espirituales de mi vida.

Hoy soy yo quien agradece públicamente. Sin lugar a dudas, esta vivencia ha sido el motor y un gran incentivo para presentarte hoy esta nueva publicación: Y si no es ahora, ¿cuándo? como mi propuesta para continuar una respetuosa comunicación espiritual con una visión universal iniciada con el libro anterior.

Quiero hacerlo porque, después de leer una y otra vez la correspondencia recibida, me quedó muy clara la gran necesidad y el deseo que tantas personas tienen de alimentar el alma y renovar su fe, de volver a creer en otras personas y en sí mismas de manera particular.

La premisa fundamental de este libro es ya no posponer ni postergar la vida. Es sobre la urgencia de la vida. Trata sobre el tiempo en tu vida. Es sobre comprender que éste es tu viaje y, ya sea el mejor o el peor de los tiempos, es el único que tienes, porque es el tiempo de tu vida. Es sobre no temer y sobre arriesgar. Es sobre redescubrirnos, apasionarnos con nuestra vida, encontrar paz de espíritu.

Las reflexiones espirituales presentadas en estas páginas son una selección de mensajes que, a lo largo de más de treinta años de tarea pastoral, transmití en forma de sermones a mi querida congregación, presenté en conferencias y grupos de estudio y publiqué en diversos medios de comunicación. Más que con el objetivo de enseñar, lo he hecho siempre con la idea de poder inspirar.

Es mi sincera intención que estas reflexiones, pensamientos, historias reales de la vida, ideas y sentimientos logren ser herramientas que te ayuden a vivir una vida que refleje la santidad del tiempo, y un tiempo que refleje la santidad de tu vida. Que puedas dar al viaje de tu vida un sentido, un propósito, un destino. Que puedas, a partir de su lectura, no apenas realizar el viaje sin olvidar el destino, sino hacerlo y disfrutar del camino, porque cada día cuenta. Mi especial agradecimiento al licenciado Jacobo Zabludovsky un querido amigo a quien admiro profundamente y quien me honra al escribir el prólogo de este libro.

Mis agradecimientos para Roberto Banchik, quien me ha dado el estímulo y los consejos para esta publicación; a César Gutiérrez, Enrique Calderón y Karina Morales, de Random House, quienes han tenido la responsabilidad editorial de dar forma a este nuevo sueño; a mi colega y amigo Leonel Levy por sus comentarios y recomendaciones. Una vez más, gracias a Ruth y a mis hijos, a quienes pido perdón por el tiempo que les he robado para completar este proyecto. Y, como es natural, agradezco a mi comunidad por escuchar mis sermones durante casi 22 años… ¡y por seguir asistiendo a los servicios religiosos! ¡Eso es tener fe!

Gracias a todos mis amigos, por ser y por estar, por su estímulo y apoyo incondicional para que cada nuevo proyecto de su rabino pueda ser realidad. Entre ellos, un amigo querido que, al partir, dejó tristeza en mi corazón.

En especial, gracias a ti, lectora, lector, por aceptar compartir una parte del viaje de tu vida conmigo.

Como siempre, me encuentras en mrittner@prodigy.net.mx

Y si no es ahora, ¿cuándo?

I

Esperé demasiado…





La verdadera profesión del hombre
es encontrar su camino hacia sí mismo.

HERMAN HESSE








 image1El libro de la vida: incertidumbreimage2

Yo quería un final perfecto,

así que me senté a escribir el libro

con el final resuelto

aun antes que hubiera final.

Ahora he aprendido en carne propia

que no riman todos los poemas

y que algunos cuentos

no tienen claros su final, medio y principio.

Como mi vida, este libro es ambiguo;

como mi vida, este libro trata

de no saber, de tener que cambiar,

de aprovechar el momento al máximo,

sin saber qué sucederá después.

GILDA RADNER

Fui al hospital para visitar a una persona que se recuperaba de una delicada operación. Habían surgido algunas complicaciones. Mientras platicábamos, comenzó a describirme lo que había vivido: cómo su problema se había agravado por no haber atendido a tiempo la situación, cómo todo se había complicado sin necesidad. “Yo esperé demasiado”, me dijo. “¡Debí hacerlo hace años!”

Escucho esta frase todo el tiempo. En el hospital, cuando se atiende una enfermedad que se volvió complicada sin necesidad porque no se le quiso enfrentar a tiempo, o un ataque de corazón que pudo haberse evitado, o que habría sido más leve si se hubieran to

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