Sinay: "Hay varones desconcertados que no saben hoy cómo actuar ante las mujeres"

En su nuevo libro, Sergio Sinay analiza los movimientos de mujeres y desde allí entra en el análisis de las reacciones masculinas, especialmente en el estudio de la ira de los varones: sus causas, sus manifestaciones, sus consecuencias y los caminos para abordarla y resolverla.

¿Por qué el título La ira de los varones?

 

El título alude a dos manifestaciones de la ira masculina ante el movimiento de mujeres. La de los varones femicidas, violentos, abusadores y golpeadores, que de esa manera expresan un profundo analfabetismo emocional, una carencia de recursos para el disenso y una manifestación brutal de lo peor de los mandatos tradicionales según los cuales la mujer es una suerte de objeto propiedad del varón. A esos varones, somos los hombres quienes debemos ser los primeros en denunciarlos y cercarlos, porque con sus actos nos convierten a todos los varones en sospechosos. Y hay otra ira, la de los varones que nunca golpearon, abusaron ni degradaron a las mujeres, los que son padres presentes y amorosos, hombres colaboradores, cooperativos, respetuosos con las mujeres, sean compañeras sentimentales, de trabajo o simplemente coincidentes en diferentes ámbitos de la vida. La ira de ellos no es violenta y es producto de la injusticia con que las corrientes feministas extremistas (que desvirtúan al feminismo al poner al varón como culpable de todos los males de la humanidad) impiden la posibilidad de encuentros complementarios. Esta ira surge ante la injusticia de las actitudes de esas corrientes que llamo “hembristas”, y que son la contraparte femenina del machismo. 

 

¿Qué cambios evaluás en la conducta de los varones a partir de la irrupción de los movimientos feministas?

 

No se puede generalizar. Hay varones desconcertados, que no saben hoy cómo actuar ante las mujeres, porque el “hembrismo” hace que muchas actitudes que son respetuosas, amables o incluso galantes en el mejor sentido de la palabra (hoy la galantería parece sospechosa) se malentiendan como acoso. Los fundamentalismos son siempre nefastos y generadores de enfrentamientos. Hay otros varones que son los violentos, de los que ya hablé en la respuesta anterior. Están los varones “feministas”, postura que encuentro innecesaria, porque las mujeres no nos necesitan feministas, sino humanistas, capaces de crear vínculos de equidad, respeto y amor sin tener que “trasvestirnos” como “feministas”. El varón feminista me parece un varón culposo de actos que no ha cometido y que sin embargo con esa postura busca ser perdonado y aceptado por las mujeres. Como un hijo que busca el perdón de su mamá. Para ser justos, respetuosos, amorosos, cooperativos y generadores de vínculos de verdadero encuentro con las mujeres, los varones debemos apelar a los valores profundos y ancestrales de la hombría fecunda y nutricia. Dejemos la misión del feminismo a las mujeres. Y, por fin, están los varones que aman, trabajan, crían, nutren y comparten la vida con las mujeres en muchos planos, sin culpas, sin malentendidos, con integridad. Quizás sean los menos visibles, los menos mediáticos, pero existen y son muchos, como son muchas las mujeres dispuestas a los encuentros en planos equitativos y no al enfrentamiento.

 

¿Crees que las reivindicaciones feministas llegaron para quedarse?

 

La mayoría de ellas son justas, están fundamentadas, deben ser apoyadas por todos y no solamente de palabra, sino con actitudes y acciones. Y se quedarán hasta que sean atendidas y se genere una “nueva normalidad” en las relaciones intergénero. Esta es una tarea que nos convoca a varones y mujeres juntos y asociados, porque de ello depende que convivamos en una sociedad mejor para todos, ya que, de manera distinta y en escala diferentes, somos todos víctimas de un sistema donde no hay justicia ni equidad.

 

¿Cómo cambió el varón en el vínculo con su pareja a partir de estos cambios?

 

Nuevamente, depende de cada varón, no se puede generalizar. Más allá de los procesos sociales y culturales, cada hombre es un individuo único, como cada mujer lo es, de manera que construyen vínculos únicos con contratos afectivos propios. De todas maneras, los machistas seguirán estableciendo vínculos en los cuales la mujer se les subordine, y encontrarán mujeres funcionales a eso, porque el machismo se transmite y difunde también a través de actitudes de muchas mujeres. No es un virus del que somos portadores únicamente los varones. Los varones que no son machistas se encontrarán con otro tipo de mujer y establecerán vínculos equitativos y cooperativos, en los cuales las diferencias de sexo que son naturales (no las culturales que se transmiten con la creencia de que son naturales) podrán ayudar a sumar y no a restar. Es decir, se dará la posibilidad de vínculos verdaderamente complementarios a partir de la riqueza de la diversidad. Habrá otros vínculos en los que se buscará superar lo tradicional buscando una igualdad simétrica, cosa imposible, que solo tiene como resultado la limitación de ambos, porque varones y mujeres no somos iguales ni podemos ser clones uno de la otra o viceversa. Lo que hay que buscar es la equidad. Es decir, vínculos en los que el respeto a la diversidad esté como rector y desde allí de admita lo diferente y se busque igualar solo los derechos, deberes y oportunidades, pero nada más. Un largo y fecundo camino que hay que trabajar y recorrer juntos.

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