«El resto del mundo rima», de Carolina Bello: el encierro de todas las cosas
Todo mapa es una representación del mundo que refleja la visión de quien lo dibuja, y el Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales: trece libros, un año y un territorio común para la literatura de veintiún países que comparten un idioma con tantas voces y lenguas como hablantes. Invitados por LENGUA, los autores de la edición de 2022 exponen su geografía literaria y explican cómo ésta encaja en esta colección panhispánica global que presenta la mejor literatura en español. Aquí, Carolina Bello escribe sobre «El resto del mundo rima».
Por Carolina Bello

Crédito: Eliana Cleffi.
El televisor era una catedral prendida fuego. Dentro, el helicóptero huía desde el techo de la casa de gobierno.
A los pocos meses, los profesores nos dijeron que nos fuéramos de las aulas, que había saqueos en varios barrios de Montevideo. Yo tenía 18 años y era la primera vez que realmente me sentía parte de la Historia, aunque, por defecto, ya era parte de ella.
Muchos años después, empecé a diagramar El resto del mundo rima. No incluiría personajes arquetípicos, ni héroes, ni antihéroes. Quería experimentar con sus decisiones, hacerlos chocar en accidentes y encontrarlos; ocultarlos de sí mismos, esconderlos, encerrarlos.
El resto del mundo rima es una novela sobre identidad e imposibilidad. Qué sucede si, luego de un accidente de tránsito, una sobreviviente decide abandonar su vida, esconderse en el armario del hospital donde despierta y hacerse pasar por una doctora para entablar contacto, sin motivo aparente, con el sobreviviente que ocasionó el siniestro. Cuáles son las razones que llevan a la protagonista a escapar de la lógica y a tomar, o no, conciencia de sí misma.
Pensé primero en la dimensión espacial: las historias transcurrirían en varias locaciones que yo misma desconocía o conocía poco: la Melilla uruguaya, San José de Mayo, el armario de un hospital, el Chaco argentino, el lago de hielo de una película.
La primera cartografía fue sinóptica: hacer recorridos virtuales, excavar mi propia memoria, donde todo en Melilla era amarillo; pasear a ojos cerrados entre la perturbadora tranquilidad de algunos pueblos de nuestro interior, donde hasta a los edificios se les ensancha y contrae el tórax cuando duermen la siesta.
Era imperioso empezar a trabajar en la escenografía. Pero de pronto pensé que debía ir más allá, pues solo en la representación del texto dramático la escenografía se construye como cartón pintado que contiene a los personajes y, a lo sumo, nos evoca una idea que debemos completar, sospechar.
Estos espacios que comencé a delinear para el libro no podían ser parte del atrezo, debían integrarse a la historia como la voz de un personaje, la de los narradores; debían ser un indicio, un motivo, una causa, o un recorrido habitable. Los espacios también son el relato. Todo junto, es el territorio de la literatura.
El resto del mundo rima transcurre en Uruguay en 2003, el año posterior al estallido de una crisis financiera y social que espectacularmente comenzó con un presidente argentino huyendo en helicóptero y desconfiguró, en adelante, todos los sistemas de creencia en ambos países. Aunque el libro no se ocupe de abordar como tema este momento histórico, sus personajes se mueven en ese contexto. Algo de toda esa fractura, tenía que permear sus propios huesos, mientras las acciones se activaban por los motivos de la historia.
Una experiencia fantasmal
Estoy convencida, por ahora, de que cuando escribimos literatura es imperioso amalgamar acciones y espacios. Hacer que la escenografía se convierta en lugar habitado y parlante; otorgarle una significación al terreno en el que pasan las cosas, porque las cosas pasan en un lugar y no en otro. A diferencia del texto dramático, en el narrativo las escenografías se integran con la historia de tal modo, que no deberíamos percibirlas como una suma de partes en la que se apoyan los personajes. No hay un detrás de escena, un mutis por el foro. Todo ocurre ahí, el ahí del relato.
Los territorios de El resto del mundo rima son espacios acotados: los reales, los mentales, donde reverbera el encierro de todas las cosas. Territorios cartografiados en la sonoridad; en los estados de ánimo cuando las posibilidades son un concepto nulo; en el trajinar clandestino por los pasillos de un hospital; en la visión de un piloto ardiendo desde un antiguo aeródromo; en la selva de un patio trasero donde viven las lagartijas y los mitos que nos fundan.
Mapa de las Lenguas es una colección panhispánica global que presenta la mejor literatura de veintiún países que comparten el idioma. Pero es, sobre todo, un itinerario de viaje por trece de los libros que el año pasado tuvieron mayor trascendencia en su país de origen y que, a lo largo del 2022, recorrerán el resto del ámbito del español.
Adentrarse en la obra de estas trece voces es transitar un territorio físico, tangible, pero también un espacio moral, intelectual, anímico, político y sociocultural. La lectura de un autor contemporáneo de cualquier país de habla hispana es una ventana a una forma de expresarse y escribir en español, pero también un modo de tomarle la temperatura a las preocupaciones y los anhelos de cada uno de esos lugares.