Cómo decidir qué libros leer en vacaciones
Hay a quien le emociona pensar en los lugares que visitará en vacaciones. Para nosotros, en cambio, lo realmente importante es saber qué libros vamos a meter en la maleta.
Getty Images.
Una esposa traicionada desaparece en la oscuridad durante más de una semana. Se descubre un manuscrito antiguo que nadie sabe traducir. La obra de teatro del dramaturgo más famoso de la historia se pierde para siempre. Un célebre escritor de terror es encontrado delirando y agonizante en una cuneta, a cientos de kilómetros de su casa, vestido con la ropa de otra persona.
Podría ser una tormenta de ideas garabateadas en notas Post-It por un escritor superventas de novelas de terror, y encajar en las páginas de cualquier buena novela de suspense. Pero la literatura también tiene sus misterios en la vida real. La diferencia, por supuesto, es que los misterios ficticios suelen tener una pulcra conclusión. Los misterios de la vida real, en cambio, pueden dejarnos con la intriga para siempre.
He aquí algunos de los misterios de la literatura en la vida real que nunca han sido resueltos y probablemente nunca lo serán.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.
Baltimore. Jornada electoral. Era un lluvioso y nublado 3 de octubre de 1849 cuando se encontró a un hombre tendido en una cuneta en estado delirante, con una ropa harapienta que le quedaba pequeña y que no era suya. No pudo —o no quiso— explicar cómo había llegado a ese lugar, ni por qué fue hallado con las prendas de otra persona. Pasó los tres días siguientes en el hospital, incapacitado por unas fuertes alucinaciones y gritando el nombre de un hombre al que nadie conocía. Para el 7 de octubre, el escritor de terror más famoso de Estados Unidos estaba muerto.
La muerte de Edgar Allan Poe fue tan horripilante y misteriosa como uno de sus cuentos, y objeto de una sarta de teorías, desde el asesinato y el atraco, y el alcoholismo y el suicidio, a una enfermedad infecciosa como la rabia o la sífilis. Siempre se ha insinuado que fue utilizado para un fraude electoral conocido como cooping, donde las víctimas eran llevadas por la fuerza, drogadas y obligadas a votar varias veces a un partido político y a las que después se daba por muertas. A veces los cambiaban de ropa para ocultar su identidad.
Para hacerlo aún más confuso, todos los registros médicos desaparecieron misteriosamente, si es que alguna vez existieron. ¿La conclusión? Nadie sabe qué le ocurrió a Poe, porque nunca recobró la lucidez para explicarlo. La poetisa clarividente Lizzie Doten afirmó que Poe había vuelto a la Tierra para dictar algunos poemas, que ella publicó. Pero, al parecer, a su fantasma se le olvidó mencionar nada sobre su muerte.