La última novela de Héctor Abad Faciolince lleva un título prestado de algo así como el poema nacional colombiano, escrito por Eduardo Carranza, agitador del movimiento literario Piedra y Cielo y autor de ese «Soneto con una salvedad» que termina así:  Bien está que se viva y que se muera. El Sol, la Luna, la creación entera, salvo mi corazón, todo está bien.  Héctor Abad lo recita de memoria. «Tuve que vencer todas las prevenciones ante la posibilidad de incluir la palabra corazón en el título de un libro», explica el autor con su fina ironía habitual. Gracias a su capacidad para no rendirse ante las ideas de los demás, la novela se titula «Salvo mi corazón, todo está bien» (Alfaguara), un preciso enunciado de lo que lleva dentro el libro.