Descubre los 6 lugares reales que recorre «La violinista roja», de Reyes Monforte
La frenética vida de África de las Heras la llevó de viaje a diferentes destinos alrededor del mundo.
Ahora vosotros también podréis recorrer estos mismos escenarios en los que estuvo la espía soviética más importante del siglo XX a través de las páginas de «La violinista roja» ¿Te unes a esta gran travesía?
Crédito: Getty Images.
Fichada por una gran agencia literaria estadounidense, los derechos de traducción de la primera novela de Virginia Feito se vendieron a varios países ya antes de su publicación, y Blumhouse Productions compró los derechos audiovisuales para adaptarla al cine junto con Elisabeth Moss. Su autora habla sobre su presente, los personajes, sus influencias literarias y cómo es ser una escritora exitosa en su debut.
Sobre los personajes
No creo que los March sean una pareja muy feliz: él es un escritor muy exitoso y ella es una esposa cariñosa, remilgada y bastante ansiosa. Llevan casados bastantes años, pero tampoco parece que se conozcan demasiado bien. A mi modo de verlo, la culpa es de ambos: la señora March ha fingido ser una mejor versión de sí misma desde que se conocieron y, por otro lado, George tampoco parece muy interesado en conocer lo que esconde debajo. Ella es una persona muy antipática. Me encanta ver hasta qué punto la gente puede llegar a empatizar o sentir afecto. Para mí no tiene perdón, pero hay mucha gente que la entiende.
Supongo que es comprensible, tampoco es culpa suya. Nadie le ha enseñado cómo vivir, básicamente. Y es tan insegura... En verdad me da pena, ha sido una clara víctima de su educación y de las relaciones frías y distantes que ha tenido a lo largo de su vida —poco verdaderas, digamos—. Hay una razón por la que pongo constantemente a la señora March frente a un espejo: estoy tratando de hacer que se mire y que se dé cuenta de que puede salvarse. Pero ella se aleja, evita por completo su reflejo.
Su personaje no está basado en nadie que conozca, más bien resume mis peores defectos y algunas características de mi madre (el pan de aceitunas, los guantes y, no voy a mentir, ser un tanto remilgada). Ya lo he hablado con ella, estamos bien.
Muchos de mis amigos y familiares tienen miedo de verse reflejados en algunas partes. Y no tengo colegas escritores así que no he experimentado ese miedo a colar mucho de mi vida personal en el libro.
Sobre sus influencias literarias
No es casualidad que la protagonista se apellide March; siempre he sido una fan incondicional de Jo March, de Mujercitas, me veía reflejada en su personalidad, sentía que era como ella: las ganas de ir a la guerra, ser valiente, ser escritora, no querer casarse. Hay gente que se piensa que el libro va de ellas, de las hermanas March. Qué locura, ¿no? Si Louisa May Alcott se levantara de la tumba seguramente diría algo como: Excuse me? Rebecca fue una clara influencia —de hecho, es el libo que lee la señora March—, sobre todo por el hecho de no mencionar el nombre de la protagonista.
«Hay una razón por la que pongo constantemente a la señora March frente a un espejo: estoy tratando de hacer que se mire y que se dé cuenta de que puede salvarse. Pero ella se aleja, evita por completo su reflejo».
Sobre ser una escritora debut
Está siendo genial, me encanta mi trabajo, pero soy una persona muy ansiosa y estoy constantemente pendiente de todo. Es agotador. Temo que toda esa diversión se acabe, como si tuviera que venir alguien y quitarme toda la parte de «escritora debut», así que lo compenso siendo ridículamente encantadora y justificándome todo el tiempo.
No tengo redes sociales, por lo que soy completamente adicta a ellas; pensaba que no querría leer nada de lo que se escribiera sobre mí pero no puedo evitar preguntarme si ha gustado y por qué.
Cuando me escribió Elizabeth Moss para la película me pareció surrealista. Yo no sabía nada del mundo literario: ¡ni qué era un scout o qué hacía un agente literario! Recibí una llamada de un editor y ahí se desató el torbellino y todo fue muy deprisa; de repente todo el mundo quería saber de qué iba realmente la historia, todos tenían una opinión.
Sobre Nueva York
Viví en Nueva York un año después de graduarme, pero antes de eso solamente tenía una visión particular y privilegiada debida a los viajes que hacía con mis padres muy a menudo. La catedral de Saint Patrick, el edificio de King Kong, el hotel Chelsea, el jazz, todo un imaginario alimentado también por libros y películas. Estaba un poco obsesionada con la ciudad y cuando finalmente viví en una caja de zapatos me sentí un poco decepcionada. Supongo que pensaba que comería ostras y bebería Martinis cada día.
Sobre su presente
Todas las ciudades en las que he vivido me han encantado, pero siempre sentí que eran breves aventuras que precedían la vuelta a casa. Lo que está sucediendo con La señora March es un sueño hecho realidad. No voy a endulzarlo, pero siento que lo llevo esperando desde que era una niña. Soy plenamente consciente de lo que se dice: que la fama y el dinero no dan la felicidad, que debemos encontrarla dentro de nosotros mismos, bla bla blá, pero es que estoy enamorada de mi trabajo y espero poder seguir haciéndolo.
