Estamos en la era de las pantallas. Los niños cada vez reciben más contenido (historias, juegos, entretenimiento, educación…) por vía audiovisual. Las pantallas en sí mismas no es que sean dañinas, pero ciertamente tienen un impacto negativo sobre los niños en edades de desarrollo, es decir, entre los 0 y 6 años, y especialmente hasta los 3 años.
Además de los daños que producen, las pantallas no pueden sustituir en ningún caso los maravillosos beneficios de la voz humana y del vínculo directo contigo, que sucede con la lectura de libros o la narración libre en voz alta.
La voz tiene un espectro de frecuencia que estimula mucho más el oído que el sonido proveniente de pantallas. Esta activación permite diferenciar de forma más precisa sonidos similares como por ejemplo la P y la B o la D y la T.
Es decir, contarles cuentos, de la manera que antes mencioné (repitiendo), permite además activar la conciencia fonológica, algo indispensable para aprender a leer y escribir. Que les leas cuentos es más estimulante para la lectura y la escritura que ponerles a hacer fichas, justamente porque se activa la audición y el habla, requisitos indispensables para poder iniciarse bien en la lectoescritura.
Pero volvamos a tu habla y veamos cómo transformarla en el mejor estimulador.
• Procura hablar (leer) sin prisa y haciendo una buena pausa después de cada idea (punto y aparte). Así los niños tienen tiempo para integrar mejor lo que lees.
• Articula lo mejor que puedas, pon conciencia a tu propio lenguaje. Los niños aprenden por imitación, sus neuronas espejo se activan a través de ti. Por lo tanto, si quieres que hablen más claro, que se les entienda mejor, al menos a la hora del cuento, procura poner mucha atención a tu propio lenguaje.