Haz como el gato: ¡Él sí que sabe!

Stéphane Garnier

Fragmento

cap-1

PRÓLOGO

Hay días en que no tenemos ganas de ir a trabajar, de leer las noticias, de agobiarnos por los desastres del mundo, de preocuparnos por el futuro… No tenemos ganas de opinar sobre las últimas reformas políticas que nos ponen los pelos de punta, tampoco tenemos ganas de angustiarnos por nuestra carrera profesional ni por saber si tendremos una pensión cuando, de aquí a unos años, nos jubilemos.

No tenemos ganas de estar torturándonos por nuestros problemas personales y los de nuestros seres queridos, ni de culpabilizarnos si tomamos un baño en detrimento de «la salud del planeta», ni tampoco de tener mala conciencia por la calidad de nuestra alimentación.

Solo tenemos ganas de desconectar, de olvidarnos de todo por un día, aunque sea un instante… y respirar.

Me doy la vuelta y veo a Ziggy, mi gato, que acaba de entrar silenciosamente en mi despacho. Me mira entornando los ojos, pega un salto hasta el escritorio y se tumba encima del teclado. Es un ritual que llevamos años practicando, desde la época en que yo escribía en un cuaderno y él no paraba de morder el capuchón de mi bolígrafo. Me hace gracia, es un juego entre nosotros. Es como si, por una parte, le encantara que escribiera pero, por otra, hiciera cualquier cosa para impedírmelo.

Hasta ahora, los golpecitos de sus suaves patas y las idas y venidas de mis rodillas al teclado solo me parecían un tejemaneje de mimos y juegos.

Puede que todos estos años tratara de decirme otra cosa, tal vez: «Oye, ¿por qué no lo dejas un poco por hoy?».

Dejarlo. Ahora, mientras restriega su nariz contra mi cuello, no tengo ganas... Hoy no tengo ganas de saber si podré pagar las facturas ni de preocuparme por el próximo crac bursátil.

¿Acaso a él le importa?

Puede que ese sea precisamente el secreto que quería revelarme desde hace tanto tiempo: aprender a aflojar, centrarme en lo básico, pensar en mi bienestar, hacer como él... ¡Vivir como un gato!

¡Es evidente que los gatos viven mucho mejor que nosotros! ¿Por qué no tomar ejemplo de ellos? Es lo que pretendo hacer al desentrañar sus movimientos, sus expectativas y su manera de vivir.

Durante todos estos años la clave ha estado ahí, ante mis ojos, sin que me diera cuenta.

¡Los gatos tienen mucho que enseñarnos, tanto en nuestra vida personal como en la profesional!

Te invito a descubrirlo en este libro, para que tomes cierta distancia con tu vida cotidiana, estés a gusto y sonrías.

¿En qué acierta el gato? ¿En qué nos debe inspirar?

A partir de hoy, si quieres enfocar la vida de otra manera, ¡piensa y actúa como un gato! ¡Haz como él: él sí que sabe!

cap-2

LOS GATOS, NUESTROS AMIGOS

Al principio, Dios creó al hombre

pero lo vio tan débil que le dio al gato.

WARREN ECKSTEIN

Los gatos callejeros, incluso los más desarrapados, siempre son nobles.

No piden nada.

Son gatos… y eso lo dice todo.

FRÉDÉRIC VITOUX

huella.jpg

Los gatos nos cautivan desde la noche de los tiempos. Cuando los observamos y tratamos de entenderlos, encontramos en su fortaleza, su actitud, sus virtudes, sus costumbres y sus pequeñas manías una especie de ritual mágico para vivir en paz y ser feliz.

Los gatos poseen de manera natural muchos recursos que podemos aplicar en nuestra vida cotidiana, tanto personal como profesional.

Practican una filosofía vital que podría resumirse en pocas palabras: comer, jugar, dormir, preocuparse por su comodidad y hacer solo lo que les gusta. ¡Eso ya es mucho en comparación con nosotros! Pero hay mucho más, como vas a descubrir más adelante.

Es un estilo de vida que les permite vivir sin estrés, pues los gatos tienen una única prioridad: ¡su bienestar!

Si imitamos una parte de su forma de actuar, gracias a ellos se abrirá ante nosotros otra perspectiva, otra visión del mundo, así como una comprensión diferente y más evolucionada de nosotros mismos.

De modo que ¡bienvenidos a la mirada gatuna, a su lógica y a su filosofía, que nos permitirán valorar la vida como lo hacen ellos!

gatopaj.jpg

cap-3

EL GATO ES LIBRE

En el fondo, a todos nos mueven

las mismas urgencias.

Los gatos tienen el valor de vivir

sin preocuparse de ellas.

JIM DAVIS

huella.jpg

Libertad, ¡ansiada libertad! ¿Quién no sueña con que sea ella el principal motor de su vida?

Ser libre para ir y venir, ser libre para hacer solo lo que a uno le guste, ser libre para actuar, desear y encapricharse de lo que uno quiera, ser libre para pensar y para moverse. ¡Libre!

Paradójicamente, todos tendemos a acumular obstáculos y, a menudo, a esclavizarnos a nosotros mismos, ya sea mediante préstamos bancarios que nos obligan a trabajar cada vez más, objetos banales que nos parecen muy valiosos, costumbres convertidas en obligaciones que ni siquiera nos damos cuenta de que lo son o personas tóxicas a las que nos forzamos a aguantar. Tal vez ya sea hora de hacer una buena limpieza en nuestra vida.

¿Por qué no pruebas a quedarte solo con lo que te gusta? ¿A mantener las relaciones que te satisfacen, a realizar únicamente las actividades o trabajos que te apasionan?

Tomar tus propias decisiones, hacer lo que te apetezca... Quizás pienses que se trata de un sueño. No lo es para el gato, que ha decidido ser libre: libre para tener lo que desea, para ser lo que quiere y para vivir como le da la gana en cada momento.

Se trata de una constante en el gato, más que una segunda naturaleza, y es lo más importante en su vida: ser libre. Lo demás le importa poco. En cambio, en nuestra vida a menudo relegamos ese ideal simplemente a poder elegir cuándo nos vamos de vacaciones... de acuerdo, eso sí, al calendario.

¿QUIERES VIVIR COMO UN GATO?

¡SÉ LIBRE COMO EL VIENTO!

¡Y HAZ SOLO LO QUE TÚ HAYAS ELEGIDO!

gatopaj.jpg

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos