¡Presenta!

Jaime Lértora

Fragmento

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Introducción

Desde hace varios años, vengo dictando talleres sobre el arte de hablar en público. El objetivo básico que quiero alcanzar es que mis alumnos aprendan a pararse delante de un grupo y transmitir su mensaje de manera clara y amena, para que al final las personas que los escuchen sientan que se van inspiradas y enriquecidas con un conocimiento que antes no tenían.

Este manual recoge los contenidos que trabajo en esos talleres, los ejercicios que utilizo para ayudar a mis alumnos a superar su miedo escénico, a sostener la mirada frente al auditorio, a desarrollar su expresividad gestual, a manejar su voz, a ordenar su mensaje, a preparar sus diapositivas…

¿Por qué he escrito este libro? Por varias razones. La primera es que quería hacer un alto en el camino y, junto con el equipo que me acompaña, sistematizar lo trabajado hasta ahora. Puedo afirmar con orgullo que ese trabajo no consiste en repetir una plantilla. Un taller nunca es igual que otro, porque siempre buscamos responder a las necesidades específicas de cada grupo. Y el esfuerzo vale la pena, porque cada experiencia nos ha enriquecido entregándonos nuevos y sorprendentes saberes.

El segundo propósito es bastante práctico: quería tener un material de trabajo, lo más completo posible, que sirviera de apoyo a nuestros talleristas en su impulso por seguir creciendo como expositores.

La tercera razón es que quería poner al alcance de las personas interesadas en iniciarse o afirmarse como expositoras una herramienta de consulta que les brinde recomendaciones útiles y concretas.

Así, más que un texto para leer, este es un manual para llevar a la práctica. Nadie se convierte en un buen expositor leyendo sino haciendo, y el espíritu que anima este libro es precisamente ese.

La mejora personal se logra sobre la base del conocimiento, la constancia y la adquisición de microhabilidades que, como están interconectadas, se van sumando hasta producir cambios que nos sorprenden a nosotros mismos. Mi propósito final es, precisamente, desencadenar en todos los lectores ese proceso de crecimiento interno.

El propósito de este manual —lo que espero que pase cuando el lector termine de leerlo— es que se constituya en una herramienta de ayuda y de consulta para las personas interesadas en desarrollar sus habilidades expositivas. Espero que este material pueda ser usado —en forma individual o en pequeños grupos— para acompañar exitosos procesos de capacitación.

Su mensaje principal es que el dominio de las habilidades expositivas constituye una gran ayuda para el desarrollo personal y profesional, y que todos podemos adquirir un importante grado de manejo de estas habilidades. Para ello, es indispensable contar con el enfoque adecuado del proceso, con la determinación necesaria para avanzar y con la capacidad para seguir las pautas sugeridas.

Estoy convencido de que la lectura de un libro siempre es un ejercicio personal e intransferible, así que considero que cada quien revisará este manual como le parezca conveniente. Pero a pesar de ello, me atrevo a hacerle al lector algunas sugerencias con el fin de que obtenga los mejores resultados.

  • Hacer una primera lectura completa del manual. Esto podrá ayudarlo a reforzar su motivación inicial y le permitirá profundizar en el conocimiento de los diferentes elementos de una exposición: el expositor como persona, los miembros del auditorio, el contenido de la exposición, la comunicación oral y corporal, las diapositivas y el manejo escénico. Contar con esta información lo preparará mejor para el siguiente paso.
  • Efectuar una autoevaluación que le permita identificar tanto sus fortalezas expositivas como sus oportunidades de mejora.
  • A partir de las oportunidades de mejora identificadas, seleccionar las técnicas específicas que podrían contribuir a su desarrollo expositivo.
  • Practicar las técnicas que puede realizar solo o pedir el apoyo de alguna persona de confianza cuando así lo requiera el ejercicio, sobre todo para que le pueda dar alcances sobre su grado de avance.
  • En cada nuevo ejercicio de presentación que realice, debe concentrarse en un aspecto específico de mejora. Abarcar varios aspectos a la vez disminuye la efectividad de la práctica.
  • Continuar con las técnicas específicas en la medida en que representen una oportunidad de mejora, hasta que considere que el manejo de todos los aspectos ha alcanzado un nivel considerablemente bueno.

El manual se organiza en nueve capítulos. En el primero presento algunas nociones básicas sobre el arte de exponer, como, por ejemplo, el liderazgo. El segundo capítulo se concentra en el expositor, y la idea básica es que él asuma con plena conciencia su protagonismo. El tercero se refiere al público y a la importancia de conocer sus características, mientras que en el cuarto trabajo el contenido de la exposición y doy pautas para elaborarlo. En los capítulos quinto y sexto abordo la comunicación mediante la voz y el cuerpo, respectivamente, y ofrezco una amplia gama de ejercicios para reforzar la expresividad oral y corporal. El capítulo siete está dedicado a profundizar en el tema de las diapositivas como apoyo para las exposiciones. El ocho, al dominio del escenario. Por último, en el noveno capítulo describo el proceso de mejora por el que transitan mis alumnos, tanto a su paso por el taller de presentaciones como después de este. Considero que esta descripción no solo es útil para mis alumnos y exalumnos, sino para cualquier persona interesada en el tema.

Quiero terminar esta introducción compartiendo con los lectores una reflexión esencial: no hay que perder de vista que las habilidades de un buen expositor deben estar al servicio de los demás y no de la deformación monstruosa de su propio ego. Un buen expositor es aquel que utiliza su capacidad de influencia para tratar de ayudar a que las personas y los grupos a los que se dirige se desarrollen y alcancen propósitos honestos.

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1. El expositor es un líder

¿En qué se distingue un líder de los demás integrantes de un grupo? Sencillamente, en que es la persona que tiene la capacidad para tomar la iniciativa y hablar ante otras en medio de una situación crítica. Existe, pues, una relación directa entre el liderazgo y las habilidades expositivas, que está relacionada con la capacidad de hacerse escuchar por otros; es decir, de influir en los demás.

En un mundo cada vez más competitivo, la persona que adquiera y desarrolle habilidades comunicativas como expresarse con claridad, escuchar a los demás, ser empática con las necesidades de los otros y manejar con destreza las diferencias de opinión contará con una gran ventaja que la diferenciará de las demás. Todas estas son características que d

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