Camino del Infierno

Daniel Estulin

Fragmento

Creditos

1.ª edición: octubre 2012

Diseño portada: Ariel Estulin Comet Design

© Daniel Estulin, 2012

© Ediciones B, S. A., 2012

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

Depósito Legal: B.22787-2012

ISBN DIGITAL: 978-84-9019-253-5

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Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos
 

Prólogo

Cómo funciona el dinero

¿Por qué el Imperio está destruyendo el sistema económico mundial?

La reducción de la población y Los límites al crecimiento del Club de Roma

El sueño de F. D. Roosevelt

Bretton Woods y el fraude del petróleo de la década de 1970

El final de Bretton Woods

El FMI y el Banco Mundial

1973: la reunión de Bilderberg y el fraude planeado del petróleo

La verdadera razón del aumento del 400 por ciento en el precio del petróleo

El mercado al contado y cómo funciona

Derivados, hipotecas y la burbuja especulativa

El final de la línea

Cómo funciona el mercado estadounidense

Las reglas básicas del mercado de la vivienda

La intervención de Fannie Mae

El papel de Fannie Mae

La amenaza del apalancamiento

Las fusiones y adquisiciones como parte de la Empresa Mundial

El rescate de los bancos en 2009 por parte de Wall Street

El sistema de créditos frente al sistema monetario

Y España, ¿dónde se queda con todo lo que está cayendo?

La respuesta de Rajoy

Fin

Notas

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Empecemos diciendo que Wall Street es una barraca de feria. No es la verdad. Es un parque de atracciones, un circo ambulante, un grupo de malabaristas, bailarinas del vientre, contadores de cuentos, cantantes y artistas de striptease. Pero ustedes, el público, han quedado totalmente hipnotizados por ellos. Ustedes se sientan ahí un día tras otro y una noche tras otra, y toman nota de los diferenciales de precios, las demandas de cobertura de garantía, los incentivos y los derivados financieros. ¡Es de locos! ¿Cuántos millones de personas están preparadas para creer cualquier cosa que les digan los expertos acerca del mercado de valores? ¿No se dan cuenta ustedes de que toda esa gente de las altas esferas está preparada para decirles lo que sea, con tal de que inviertan solo un poco más de lo que no tienen en esta gigantesca y estrafalaria tomadura de pelo? Es más: la única verdad que conoce la mayoría de la gente respecto de la economía es lo que ve en la televisión.

Existe toda una generación de personas que no saben nada de la economía que no ha salido de Wall Street. Wall Street se ha convertido en el Evangelio, la suprema revelación. Es capaz de encumbrar o deponer presidentes, primeros ministros, ministros de economía y ministros de hacienda. Ahora imaginemos lo que ocurriría si el edificio entero de Wall Street y los mercados financieros resultaran ser una estafa, un sucio truco perpetrado por hombres viejos y sucios. Unos hombres viejos y sucios, preparados para hacer pasar por verdad cualquier mentira, a cambio de unas ganancias económicas en un mercado de valores artificial.

Lector, hay una cosa que debe entender. Verá: los resultados del mercado de valores no tienen absolutamente nada que ver con la realidad. La economía se basa en consideraciones centenarias, no en lo que sucedió la semana pasada en Wall Street. Wall Street es una grotesca atracción de feria que debería estar prohibida a los niños menores de dieciocho años.

***

La falsa idea que tenemos de la economía radica en el hecho de que se piensa que la economía es un tema de dinero. Sin embargo, el dinero no constituye un determinante de la riqueza. Y las mediciones estadísticas de los flujos de dinero no tienen nada que ver con la previsión real de la riqueza. Lo que afecta al planeta es el desarrollo de la mente de la persona. Esta es la medida de la humanidad.

Así pues, no es el dinero, ni la estadística, ni la teoría monetaria, lo que determina el modo en que funciona una economía. Es algo físico. Pero lo físico comprende el hecho del cerebro humano, que no se parece al de ningún animal porque ningún animal es capaz de inventar cosas; eso solo pueden hacerlo los seres humanos. Y esa es la manera en que organizamos nuestro sistema social, adoptando convencionalismos sociales respecto de nuestra forma de comportarnos como personas, como seres humanos, y los efectos físicos de dichos convencionalismos. Por lo tanto, si tenemos convencionalismos defectuosos tendremos problemas. Y esos problemas son predecibles... en términos físicos.

Bien, antes de pasar a explicar los detalles de la crisis actual, deseo que el lector comprenda que lo que estamos presenciando hoy en el mundo, la destrucción global de la economía mundial, no es un accidente, ni tampoco un error de cálculo cometido a consecuencia de los chanchullos de la política. Esto está haciéndose a propósito. Completamente a propósito. Y la razón es que el Imperio sabe que el progreso de la humanidad implica que el fin del Imperio es inminente, que este no puede sobrevivir en un mundo en el que existe un progreso científico y tecnológico generalizado, sino que requiere un mundo en el que las

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