Índice
Cubierta
Música celestial
Nota del autor
Prólogo
1. Del «yo»
2. Del personaje
3. Del patricio
4. Del empresario
5. De la familia
6. Del padre
7. De la casa
8. De la élite
9. De las patrias y las banderas
10. De la pelota
11. Del acontecimiento social
12. De los cánticos y sus intérpretes
13. De cómo hacer un monumento y encima Patrimonio de la Humanidad
14. De la lengua
15. De la guerra
16. De Dios
17. De España o del PP, que para el caso es igual
18. De los «otros hechos»
19. De cómo empezó todo
20. De mirando hacia otro lado
21. De quién controlaba a quién
22. Del «modus operandi»
23. De lo que costó la fiesta
24. De una (supuesta) plaza que casi acabó en un hotel
25. De los angelitos musiqueros
26. De la justicia
27. De los medios de comunicación
28. De la (presunta) financiación irregular de los partidos políticos y otras travesuras
29. Del futuro, si lo hubiera o lo hubiese
¿Quién es quién?
Apéndices
Notas
Biografía
Créditos
Acerca de Random House Mondadori
Para Ana María Moix
El funcionamiento normal de todas las burocracias exige que ciertos asuntos se den por cerrados y no se vuelvan a abrir jamás.
ALEKSANDER WAT
El general Franco, el hombre que pronto vendrá a Barcelona, ha elegido como instrumento de gobierno la corrupción. Ha favorecido la corrupción. Sabe que un país podrido es fácil de dominar, que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o administrativa es un hombre prisionero. Por eso el Régimen ha fomentado la inmoralidad de la vida pública y económica. […] El hombre que pronto vendrá a Barcelona, además de un OPRESOR, ES UN CORRUPTOR.
JORDI PUJOL,
autor del panfleto Us presentem al general Franco
Nota del autor
Esta es la obra de un trabajo en equipo. Durante más de dos años y medio he contado con la colaboración de Almudena Semur. Sin ella nada hubiera sido posible, no sólo por sus conocimientos en áreas para mí inabordables sino por su inextinguible capacidad de entusiasmo. El vaso siempre estaba medio lleno. Ivet Adell ha puesto su rigor de documentalista con total entrega y Andreu Llos ha efectuado el trabajo informático sin escatimar esfuerzos. Tengo contraída con ellos una deuda de gratitud, así como con todas aquellas personas que me han prestado su colaboración, casi cincuenta entrevistas. Y también con aquellas otras que no han querido hacerlo, porque han servido de acicate. El libro se cierra a finales de enero del año 2012. Por tanto todo aquello que pudiera suceder a partir de esta fecha queda cronológicamente excluido del mismo.
En www.musicacelestial.es el lector encontrará todas las fuentes utilizadas para la elaboración de esta obra. Así mismo en las notas hallará referencias al mencionado blog.
Prólogo
Las imágenes, sobre todo las imágenes, plasmaban a la perfección el tópico: hablaban por sí solas. Porque fue una penetración en toda regla, una ruptura de cierta «virginidad». La policía, nuestra policía, ataviada con esa boina ladeada que le confiere un aspecto rural y a la que sólo le falta el rebaño y el perro, fue la encargada —precisamente ella, nuestra tan anhelada policía autonómica— de penetrar y romper el himen de la virginidad catalana.
Aquello era distinto a todo lo que había visto hasta entonces. O quizá sólo fueran figuraciones mías. Pero lo cierto era que esta vez la música sonaba diferente a lo que se había escuchado hasta entonces en Cataluña.
El mal llamado oasis catalán* ya había adquirido en ocasiones anteriores el aspecto parduzco de una ciénaga. Desde Banca Catalana hasta Javier de la Rosa, un «empresario catalán ejemplar», según el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Desde el caso Casinos hasta el juez Estivill, el Juez de la Horca, y su compinche el abogado Piqué Vidal, pasando por el conseller Planasdemunt. O la nada velada amenaza de denunciar el 3 por ciento de comisiones pronunciada en la sede parlamentaria por otro presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, a raíz del hundimiento del Carmelo. Desde la trama de los inspectores de Hacienda hasta los informes encargados por distintos gobiernos sobre periodistas y medios de comunicación. Más tarde llegaría el caso Pretoria, una trama de supuesta corrupción transversal que ponía de manifiesto