«Uno sólo puedo aproximarse a la novela de espías desde la presunción de que todos tenemos puntos débiles y somos corrompibles». Parece haber unanimidad en que desde el adiós del maestro John le Carré nadie había retratado el turbio y desalmado mundo de los espías, y más concretamente los entresijos de los servicios de inteligencia británicos, con la perspicacia y el humor de Mick Herron (Newcastle upon Tyne, Inglaterra, 1963). Conversamos con él al hilo de la publicación de «Las reglas de Londres» (Salamandra), la quinta entrega de la serie Jackson Lamb, una deconstrucción de varios fundamentos del género que ha tenido en su adaptación televisiva una caja de resonancia todavía más global.