El bucle melancólico

Jon Juaristi

Fragmento

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Respecto del proceso genético del luto, la melancolía presenta en su origen una circunstancia particularmente difícil de explicar. En efecto, Freud no oculta su incomodidad frente a la irrefutable verificación de que, mientras el luto sigue a una pérdida realmente acaecida, en la melancolía no sólo no está claro de hecho qué es lo que se ha perdido, sino que ni siquiera es seguro que se pueda hablar de veras de una pérdida. «Debe admitirse —escribe con cierta desazón— que se ha producido efectivamente una pérdida, pero sin lograr saber qué es lo que se ha perdido»; y, tratando de suavizar la contradicción según la cual habría una pérdida, pero no un objeto perdido, habla después de una «pérdida desconocida» o de una «pérdida objetual que escapa a la conciencia». El examen del mecanismo de la melancolía, tal como lo describen Freud y Abraham, muestra en efecto que el receso de la libido es el dato original más allá del cual no es posible remontarse, de modo que, queriendo conservar la analogía con el luto, habría que decir que la melancolía ofrece la paradoja de una intención luctuosa que precede y anticipa la pérdida del objeto.

 

GIORGIO AGAMBEN

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El mismo Jacobo el Filósofo compuso una especie de relato moral en el que, al ofrecer de una manera cómica y contundente las varias acciones de los hombres, intercaló episodios de la historia de su país. Algunas personas le preguntaron por qué razón había escrito aquello y qué provecho reportaría su obra a la Patria.

«Uno muy considerable —respondió el filósofo—. Cuando vean sus actos al desnudo, sin el manto de seducciones lisonjeras que los revestían, los pingüinos los juzgarán serenamente, y acaso en adelante mejoren de condición».

 

ANATOLE FRANCE

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PRÓLOGO A ESTA EDICIÓN

 

 

 

 

La più grande delusione degli ultimi vent’anni è stata scoprire che la frase «nulla sarà come prima» è bigiotteria intellettuale se nemmeno dopo l’11 Settembre è risultata vera.

 

La verità è che è sempre tutto come prima, solo un po’ più pulito.

 

ALESSANDRO BARICCO,

Quel che stavanno cercando, 33 frammenti[1]

 

 

Transcurridos veinticinco años desde la primera edición de este ensayo, lo esencial de la situación en que apareció permanece como antes, sólo que todo está un poco más limpio. Sin manchas de sangre.

Lo que se conoce por país vasco continúa presentando, en España, una planta política heredada, en lo fundamental, de la Edad Media. Aquello que perteneció al reino de Castilla constituye hoy la Comunidad Autónoma Vasca, con el nombre cooficializado de Euskadi. La comunidad autónoma limítrofe, por el este, corresponde a los territorios españoles del antiguo reino de Navarra. Los territorios ultrapirenaicos de dicho reino forman parte del departamento francés de los Bajos Pirineos. Una canción abertzale de los primeros años sesenta del pasado siglo, compuesta y difundida por el médico Michel Labéguerie (1921-1980), natural de Ustaritz y político pragmático que llegó a senador de la V República (francesa) en las listas del gaullismo, contiene los siguientes versos, implícitamente resignados dentro de su irredentismo: Hemen dela Espaina, han dela Frantzia: / mugaren bi aldeetan dago Euskal Herria («Que aquí es España y allí Francia: / en los dos lados de la frontera está el Pueblo Vasco». Pues bien, todo sigue como entonces, aunque la muga sea más permeable que en 1961, incluso en estos tiempos de pandemia.

Habría que plantearse para qué ha servido la «resistencia» nacionalista al franquismo y a la continuidad posfranquista de la opresión nacional ejercida sobre «el pueblo vasco» por el Estado español, tanto en su variante como resistencia «democrática y pacífica» (representada principalmente por el Partido Nacionalista Vasco) como en la de «lucha armada» llevada a cabo por ETA. Desde luego, no para modificar la configuración político-administrativa de eso que suele llamarse país vasco (un marbete de origen publicitario que sirvió para promocionar el turismo estival en la costa vascofrancesa desde que Napoleón inaugurara la primera temporada de baños de mar en la playa de Biarritz, en junio de 1808, aprovechando sus negociaciones con Fernando VII en Bayona, aquellas que desembocaron rápidamente en la abdicación de este último a favor de José I Bonaparte). Los territorios «vascos» del norte y sur del Pirineo siguen perteneciendo a dos estados diferentes, ninguno de ellos «vasco». La lucha del nacionalismo vasco no ha derivado en la independencia nacional de Euskadi o Euskal Herria, llámese como se quiera a su proyecto de Nación-Estado, cuyo mapa imaginario sigue exhibiéndose en los noticiarios televisivos del tiempo emitidos diariamente por la televisión pública de Euskadi (Euskal Telebista) y fuera de los cuales no parece tener vigencia: dos demarcaciones con gobiernos autónomos diferentes en la parte española; porción mínima de un departamento que incluye otros territorios (Bajos Pirineos Atlánticos) en el sudoeste de Francia, el país vasco puede tener un futuro más o menos brillante como región europea terciarizada, con un clima estupendo, paisajes de mar y montaña bellísimos y transitables (Unamuno los llamaba «paisajes domésticos»), buenas infraestructuras viales y turísticas y bastantes campos de golf.

Obviamente, el nacionalismo vasco, mayoritario en la parte españ

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