Aprender a amar

Osho

Fragmento

Índice

Índice

Cubierta

Introducción

I. El viaje del «YO» al «NOSOTROS»

Más allá de la dependencia y la dominación

Las etapas naturales de la vida y del amor

La llama de la conciencia

II. El amor es una brisa

Nociones absurdas que hay en tu mente

«El amor duele» y otros malentendidos

La atracción y el rechazo

Abandonar el Club de los Corazones Solitarios

¿Compañeros del alma o compañeros de celda?

El amor y el arte de no hacer

III. De la relación a relacionarse. El amor como estado de ser

«Amar» es un verbo

Terapia de pareja

Solo el amor permanece

Acerca del autor

Resort de Meditación Osho International

Notas

Biografía

Créditos

Introducción

Introducción

¿QUÉ ES EL AMOR?

ES LAMENTABLE QUE TENGAMOS QUE HACERNOS ESTA PREGUNTA. Si las cosas siguieran su curso natural, todo el mundo sabría qué es el amor, pero, en realidad, nadie lo sabe, o solo en muy contadas ocasiones. El amor se ha convertido en una de las experiencias más excepcionales. Sí, se habla de él, se ruedan películas y se escriben historias sobre él, se componen canciones sobre él, y está presente en los programas de televisión, en la radio, en las revistas; hay toda una industria dedicada a proporcionarte ideas acerca de qué es el amor. Hay mucha gente involucrada en la industria de ayudar a las personas a entender qué es el amor pero, a pesar de ello, sigue siendo un fenómeno desconocido. Y debería ser uno de los más conocidos.

Es como si alguien preguntara: «¿Qué es la comida?». ¿Acaso no te sorprendería que alguien te hiciera esa pregunta? Solo tendría sentido en el caso de que a una persona se le hubiera privado de alimento desde que nació y nunca hubiera probado la comida. Eso mismo ocurre con la pregunta «¿Qué es el amor?».

El amor es el alimento del alma pero te han privado de él. Tu alma no ha recibido nada de amor, por tanto desconoces su sabor. Por ello tiene sentido esta pregunta, aunque es lamentable que así sea. El cuerpo ha recibido alimento, por eso sigue viviendo, pero el alma no ha recibido alimento así que está muerta, o todavía no ha nacido, o está siempre en su lecho de muerte.

Nacemos completamente equipados de la capacidad de amar y de ser amados. Todo niño nace lleno de amor y sabe perfectamente qué es. No hace falta explicarle lo que es. Sin embargo, el problema surge porque la madre y el padre desconocen qué es el amor. Ningún niño tiene los padres que se merece; ningún niño tiene nunca los padres que se merece; sencillamente, esos padres no existen en la Tierra. Y cuando llegue el momento en que el niño se convierta en padre, también habrá perdido la capacidad de amar.

En una ocasión me contaron que había un pequeño valle donde los niños se quedaban ciegos a los tres meses de haber nacido. Era una comunidad pequeña, primitiva, en la que había una mosca que provocaba una infección en los ojos que terminaba en ceguera, así que toda la comunidad se había quedado ciega. Todos los niños nacían con ojos completamente sanos, pero a los tres meses la mayoría de ellos se quedaban ciegos a causa de esas moscas. Así que, más tarde, en algún momento de su vida esos niños se preguntarían: «¿Qué son los ojos? ¿Qué quieres decir cuando dices la palabra “ojo”? ¿Qué es la visión? ¿Qué significa ver? ¿Qué quieres decir?». En ese caso, estas preguntas tendrían sentido. Esos niños nacieron con el sentido de la vista pero al crecer lo perdieron.

Eso es lo que le ha ocurrido al amor. Todos los niños nacen con tanto amor como se puede atesorar, con más amor del que nadie puede atesorar, rebosan amor. El niño nace como amor; el niño está hecho de un material llamado amor. Sin embargo, los padres no le pueden dar amor. Tienen sus propias carencias: sus padres nunca los amaron. Los padres solo pueden fingir. Pueden hablar del amor. Quizá digan: «Te queremos mucho», pero en sus acciones realmente no hay amor. La manera de comportarse, la manera de tratar al niño es insultante; no sienten respeto. Ningún padre respeta a su hijo. ¿Quién se plantea siquiera respetar al hijo? No se considera en absoluto que el niño sea una persona. Al niño se le considera un problema. Si está quieto, es bueno; si no chilla ni hace travesuras, es bueno; si se mantiene lejos del camino de los padres, es todavía mejor. Así deberían ser los niños. Pero no hay respeto ni amor.

Los padres no han conocido el amor. La esposa no ha amado al marido, el marido no ha amado a la esposa. Entre ellos no hay amor; al contrario, lo que hay es dominación, deseo de posesión, celos y todo tipo de venenos que destruyen el amor. Al igual que existe un tipo de veneno que puede arrebatarte la vista, el veneno del deseo de posesión y de los celos destruye el amor.

El amor es una flor frágil. Hay que protegerlo, hay que fortalecerlo, hay que regarlo; solo entonces se vuelve fuerte. Y el amor del niño es muy frágil; es normal porque él es frágil, su cuerpo es frágil. ¿Crees que si se dejara solo a un niño sería capaz de sobrevivir? Piensa en lo indefenso que es un niño; si se le deja solo es prácticamente imposible que sobreviva. Morirá, y eso es lo que le está ocurriendo al amor. Se le deja solo, desatendido.

Los padres no pueden amar, no saben qué es el amor, nunca se han dejado llevar por el amor. Piensa en tus padres; aunque recuerda, no estoy diciendo que ellos sean responsables. Son víctimas, al igual que tú eres una víctima; sus propios padres también lo fueron. ¡Y así hasta Adán y Eva e incluso hasta Dios Padre! Al parecer, ni siquiera Dios Padre fue muy respetuoso con Adán y Eva. Por eso, desde el principio ya empezó a darles órdenes: «Haz esto». «No hagas aquello.» Comenzó a hacer las mismas tonterías que hacen todos los padres. «No comáis del fruto de este árbol.» Y cuando Adán y Eva comieron aquel fruto, el Dios Padre se enfadó tanto que los expulsó del paraíso.

Esa expulsión siempre está presente; todos los padres amenazan con expulsar al hijo, con echarlo. «Como no me escuches, como no te comportes bien, te echo de casa.» Evidentemente, el niño tiene miedo. ¿Expulsado? ¿A la jungla de la vida? De modo que empieza a transigir. Poco a poc

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos