Plegarias del cosmos

Neil Douglas-Klotz

Fragmento

Título

PRÓLOGO

Cuidado, lector: aunque este libro es breve,
contiene las semillas de una revolución.

Aquellos que entienden lo que está en juego al hacer un cambio de paradigma comprenderán inmediatamente el poder que hay en este pequeño libro. Hacer un cambio de paradigma requiere de un nuevo par de anteojos a través de los cuales demos una nueva mirada a nuestros viejos tesoros. Así como todas las traducciones de nuestros místicos se ven afectadas por la ideología y la visión del mundo del traductor, lo mismo es cierto para las traducciones de las Escrituras. Aquellos que han perdido la cosmología y el misticismo que las acompaña difícilmente reconocen ese hecho cuando traducen la Biblia para nosotros.

Sin embargo, las Escrituras, como tuvieron que haber experimentado los monjes de antaño que las cantaban diariamente, deben ser experimentadas en el corazón y no sólo estudiadas con la cabeza. Toda la formación bíblica que reciben los jóvenes estudiosos de nuestros tiempos los prepara para lo segundo pero hace muy poco para fomentar lo primero. El misticismo, erradicado de la vida académica desde hace tres siglos, rara vez emerge de las páginas impresas de traductores que se volvieron expertos en las palabras pero no necesariamente en la música que emana del espíritu y la intención del autor. Cuando los pasajes de las Escrituras se vuelven demasiado familiares, recitados de memoria, oraciones memorizadas en vez de palabras vivas, la religión se paraliza y pierde su capacidad para transformar. La escritura, entonces, se convierte en propiedad de los especialistas.

¡Qué perturbador y refrescante resulta entonces este esfuerzo de Neil Douglas-Klotz de recuperar el idioma original, la lengua nativa del Medio Oriente, el arameo que Jesús hablaba! Cuánto puede expandirse la conciencia de nuestro corazón y cuánto néctar profético puede surgir al saber, por ejemplo, que lo que hemos traducido como “sean perfectos” puede ser traducido como “abrácenlo todo”, o que “estar satisfecho” significa “estar rodeado de frutos”; que “bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” también significa “suaviza lo que se ha rigidizado dentro de ti y recibirás vigor y fuerza del universo; que “bienaventurados los de limpio corazón” significa bienaventurados aquellos “cuya pasión es electrificada por un propósito profundo e inquebrantable”; que “cielo” en arameo significa, de hecho, “el universo”, y que las tan conocidas palabras “no nos metas en tentación” pueden ser traducidas como “no permitas que lo superficial nos engañe, mas líbranos de aquello que nos detiene”. ¿Podría ser una experiencia más cosmológica que ésta? ¿Acaso las palabras de Jesús no adquieren una nueva vida y vigor en esta versión?

Las traducciones de Douglas-Klotz también nos revelan cuán feminista era Jesús. Consideremos que la palabra que Jesús utiliza, la que normalmente traducimos como “reino”, se relaciona con la palabra para la “Gran Madre” en el Medio Oriente; que la palabra que traducimos como “pan” significa nutrición de todos tipos y deriva de las mismas raíces que lo femenino divino y la Sabiduría Sagrada, o Sofía.

Plegarias del Cosmos no es un libro sobre misticismo en la Biblia. Es una meditación práctica que puede hacer surgir al místico dentro del lector, así como surgía lo místico en quien escuchó las palabras de Jesús hace dos mil años. Éste es un libro que nos permite experimentar las Escrituras una vez más, a través del corazón, lo cual significa a través del cuerpo, lo cual significa en la tierra, la fuente y origen de nuestros cuerpos. La dedicación de Douglas-Klotz a despertar al místico dentro de sí y de los demás a través de las Danzas de Paz Universal se refleja en las formas prácticas y en las oraciones corporales que recomienda para recuperar las Escrituras vivas, que respiran. Nos enseña, realmente, a orar las Escrituras de una forma renovada, a comprender la oración como algo más que leer o recitar. Si Hildegarda de Bingen estaba en lo correcto hace ocho siglos cuando definió el orar como “inhalar y exhalar el aliento único del universo”, entonces Douglas-Klotz también está en lo correcto cuando insiste en que bailemos, es decir, que respiremos, las Escrituras, de nuevo.

La versión de Douglas-Klotz del Padre Nuestro es como un comentario en sí mismo. Durante siglos los teólogos nos han ofrecido comentarios sobre esta oración de Jesús, pero ésta es como ninguna otra. Abraza, reta, enraíza. Abre nuestros corazones a la cosmología una vez más, así como Jesús estaba abierto a la cosmología de la misma forma que todas los personas indígenas lo están. Permite que el misticismo de nuestra herencia escritural nos conmueva de nuevo, quizá, que nos transforme.

Le doy la bienvenida a este libro y los ricos frutos que seguramente dará.

MATTHEW FOX,
director fundador del Instituto de Cultura
y Espiritualidad de la Creación

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AGRADECIMIENTOS

Además de aquellos a quienes menciono en la introducción, extiendo mis agradecimientos a muchos amigos, estudiantes, maestros y colegas que me han alentado durante años en este proyecto. Esto incluye a Mathew Fox y a los alumnos y profesores del Instituto de Cultura y Espiritualidad de la Creación en Oakland, California. Murshida Vera J. Corda, Br. Joseph Kilikevice, O. P., Murshid Moineddin Jablonski, Pir Vilayat Inayat Khan, la fallecida Frida Waterhouse, Jodean Johnson, Violetta Reiser, Zamyat Kirby, Tasnim Fernandez, y muchos otros. Un especial agradecimiento a la Sociedad Vedanta de San Francisco y a los monjes de su centro de retiros por proveer y preservar la atmósfera sagrada de la naturaleza en la cual pudo ser completado este libro.

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PRONUNCIACIÓN
DE LAS PALABRAS EN ARAMEO

La transcripción que se hace aquí de las palabras en arameo al castellano no pretende ser una transliteración formal o académica. Esto último hubiera requerido que el lector aprendiera un

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