Niños atentos y felices con mindfulness

Teresa Moroño

Fragmento

cap-1

PRÓLOGO

En los últimos años, movilizados tal vez por la evidencia de una sociedad cuyos ritmos parecen contradecir la naturaleza del niño, son muchos los padres, madres, maestros y maestras que se han adentrado en la investigación de nuevas formas de educar en un contexto de atención plena, hacia uno mismo y hacia el otro. Es así como el mindfulness comienza a formar parte de la cotidianidad de cada vez más hogares y escuelas, acompañando a los niños y niñas en el proceso de aprender a observar y aceptar los pensamientos y emociones, avanzando hacia respuestas abiertas y no reactivas.

A día de hoy son muchos los estudios científicos que avalan los beneficios de la práctica del mindfulness en la infancia y la adolescencia, ya que favorece procesos atencionales y actitudes positivas hacia uno mismo y el entorno, así como mejoras en la regulación emocional, cambios en la perspectiva de uno mismo y mayor conciencia corporal. No obstante, bien sabemos que esta valiosa realidad científica necesita verse traducida en acciones cotidianas si queremos avanzar hacia un verdadero cambio educativo, y no será sino la experiencia personal de cada madre, padre, educador o educadora en su día a día lo que finalmente permita complementar esta visión y experimentar las posibilidades del mindfulness para construir un proceso de enseñanza y aprendizaje conscientes.

Conocedora de esta realidad, Teresa Moroño ofrece en estas páginas un puente que nos conduce, de forma clara y certera, de la teoría a la acción. Tras una breve introducción sobre qué es el mindfulness y cómo desarrollar la atención plena en la infancia y la adolescencia, partimos de la mano de Diego, Jorge, Toni, Isabel, Elena, Eva, Julia y Jimena, niños y niñas que a través de sus historias nos ayudan a explorar el potencial del mindfulness en relación con elementos que todos podemos reconocer en nuestro contexto inmediato: emociones como el miedo, la ira o la tristeza, situaciones de violencia en el contexto escolar o casos de insomnio y estrés en la infancia, entre otros.

La autora encuentra inspiración en su realidad más cercana y nos permite indagar en la importancia de aspectos como la observación, la atención, la aceptación, la autocompasión, la empatía y la libertad en el establecimiento de relaciones plenas, conscientes y, en definitiva, saludables, con nuestros hijos y alumnos.

Es así como, dirigiéndose a un público diverso, la autora:

1) invita a los niños y adolescentes a mirar hacia dentro para encontrar su verdadero hogar, pues asegura que este no está en las pantallas, en las compras o en las redes sociales. Ofrece una serie de prácticas y recursos para acompañarlos en el proceso de experimentar la emoción y, lejos de huir de ella, aprender a reconocerla, observarla, familiarizarse con sus diversas manifestaciones y, en última instancia, permitirse sentirla sin dejarse arrastrar por ella;

2) da diversas claves a madres y padres para poder salir de la paternidad automática y los anima a desarrollar su atención para detectar hábitos heredados que impiden conectar con la experiencia de la paternidad y la maternidad conscientes. Así, evitarán caer en la figura del «padre helicóptero» que merodea continuamente, y dejarán espacio al niño para explorar su libertad, sobre la base del amor incondicional de su familia;

3) invita, asimismo, a profesores y profesoras a acompañar al niño y al adolescente en la observación de sus propias emociones, en la exploración de sus potencialidades y en el descubrimiento del superpoder de la atención. Ofrece recursos para acompañar al alumnado en el proceso de desarrollo de la empatía y la autoestima, así como en el cultivo de la gratitud y la felicidad. Situando siempre al niño como protagonista del proceso, la autora expone diversas secuencias de trabajo adaptadas a perfiles diferentes, que pueden servir de inspiración para situaciones con las que nos encontremos en nuestro contexto inmediato.

En definitiva, combinando historias, cuentos, prácticas, explicaciones, experiencias, propuestas, consejos y reflexiones, Niños atentos y felices con mindfulness es un manual que pretende acompañar en los primeros pasos a aquellos educadores y educadoras que, con los ojos curiosos de un niño, han alcanzado este libro de la estantería convencidos de que una educación más atenta es posible.

JAVIER GARCÍA CAMPAYO

Catedrático acreditado de Psiquiatría

Director del Máster de Mindfulness

de la Universidad de Zaragoza

cap-2

INTRODUCCIÓN

La aventura de preparar un curso y posteriormente lanzarme a escribir un libro sobre mindfulness para niños y adolescentes comenzó en el verano de 2015.

Mi hermana Cristina tiene una casa en Ibiza, y normalmente pasamos parte de las vacaciones en familia. Aquel verano fue diferente para todos: nuestro querido hermano Luis se había ido para siempre, había fallecido a causa de un cáncer en junio, a los cuarenta y cinco años, y todos estábamos muy, muy alterados emocionalmente.

La tristeza nos envolvía. Ana, la mujer de Luis, simulaba estar bien por sus hijas María e Isabel, pero su espíritu la delataba. Mi madre, María Teresa, no podía ocultar su estado, era como si la hubieran enterrado en vida. Y tanto mis hermanas Cristina y Beatriz como yo nos encontrábamos inmersas en un vaivén de estados de ánimo, que pasaban de las discusiones al llanto.

Ese verano fue emocionalmente muy difícil; las niñas, nuestras niñas, también lo estaban pasando muy mal. Y eso duele mucho. Mis sobrinas María e Isabel, de doce y nueve años, reaccionaron de forma muy diferente. María, la mayor, se encontraba en un constante enfado, todo le sentaba mal y acababa dando rienda suelta a una gran ira contra todo lo que la rodeaba. Para mí estaba claro: expresaba su disconformidad y la falta de aceptación de la enfermedad y el fallecimiento de su padre, al que adoraba. Isabel de repente descubrió todos los miedos del mundo. El primero, a separarse de su madre; estaba todo el rato preocupada cuando Ana se iba a trabajar, no entendía que tuviera que separarse de ella. Le costaba dormir y, por si esto fuera poco, imaginaba catástrofes como un hipotético tsunami en la playa en la que estábamos, o un incendio en los bosques de la isla. Isabel, en esa época, comenzó a comer con mucha ansiedad.

Todas estábamos muy volcadas en María e Isabel, y mi hija Julia, que tenía once años, también sufría, y no solo por la ausencia de su tío. Aquel ambiente de emociones unido a su sensibilidad hizo que en ocasiones se sintiera aislada. ¡Y despertaron los celos!

Mi sobrina Jimena fue una gran fuente de inspiración a la hora de escribir este libro, pues con ella pude experimentar algunas estrategias de mindfulness que os cuento más adelante. Jimena es una niña muy especial y muy inteligente, tiene unas ganas enormes de comerse el mundo. Tanto es así que en el instituto genera grandes envidias que desembocan en situaciones de bullying. Ella es fuerte y lo sobrelleva, y Alicia, su madre, lo gestiona con eficacia, pero Jimena sufre mucho interiormente porque lo que quiere es ser una niñ

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