Cómo enseñar filosofía a tu perro

Anthony McGowan

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Nota del autor

CÓMO ENSEÑARLE FILOSOFÍA A TU PERRO busca ser una introducción amable al mundo de la filosofía. Al igual que en una caminata con el perro, siempre hay diferentes rutas que puedes tomar en este tipo de iniciativa, variando la dirección, la distancia e incluso el propósito. ¿Es ejercicio, entretenimiento o tan sólo algo rápido para terminar con tu negocio con la mayor eficiencia posible? Algunas introducciones a la filosofía simplemente empiezan por el inicio, con las especulaciones de los primeros pensadores griegos en el siglo VI a.e.c., y gradualmente se abren paso a lo largo de las eras, hasta llegar a eso que “ahora” es para dicho autor. Otras son más biográficas, endulzando la píldora con anécdotas sobre las excentricidades y rarezas de los filósofos. En los últimos tiempos se ha vuelto común tomar un enfoque puramente temático, desglosando la materia en preguntas o temas, con un énfasis en los temas que todavía son “candentes”.

Estos distintos enfoques reflejan el hecho de que la filosofía tiene una naturaleza peculiarmente híbrida: no es tanto como un afgano de raza pura, sino que es más como un labradoodle. La literatura inglesa es una materia que consiste esencialmente en su historia. Chaucer y Shakespeare y Austen y George Eliot no se leen por su interés histórico, sino porque sus escritos todavía son obras de arte vivientes. Además, su grandeza no yace en algunas ideas que podrían ser abstraídas y resumidas, sino en el lenguaje: las palabras, las oraciones y los párrafos, así como movimientos más largos, profundos y musicales de los textos.

Las matemáticas y la física, por otra parte, son materias que pueden enseñarse sin mencionar para nada la historia de fondo. Para calcular el área de un círculo no necesitas saber que pi fue calculado por primera vez de forma aproximada por los antiguos egipcios y babilonios, y después los matemáticos chinos del primer milenio e.c. lo calcularon con precisión y llegó a tener los siete decimales: ahora sólo necesitas una calculadora de bolsillo. Y las leyes del movimiento de Newton tienen un significado e importancia que no tienen nada que ver con las palabras con que él las expresó. La física aristotélica, con su aborrecimiento del vacío, su concepción, francamente errónea, del movimiento y su cosmología arraigada, con la Tierra en el centro de un universo estático y congelado en una serie de esferas cristalinas concéntricas, no tiene uso alguno para un científico moderno que no sea hacer que ésta se sienta superior.

La filosofía abarca estos dos mundos. Ciertamente es posible discutir las ideas de Platón, Aristóteles y Wittgenstein sin citarlos jamás. En este sentido, ellos son como Newton. Sin embargo, los problemas de la filosofía tienden a no ser resueltos. Son noticias que siguen siendo noticias. Actualmente los filósofos profesionales todavía se enfrentan con Aristóteles y Descartes, discuten con Locke y Bentham, de una forma en que ningún científico pensaría pelear con Arquímedes o Copérnico. Y por eso la historia de la filosofía nunca desaparece, nunca se vuelve irrelevante.

También es una historia fascinante en su propio derecho. Y así, en este libro he intentado capturar esos labradoodle híbridos de la filosofía. La forma que he adoptado saluda la historia de la materia. Está estructurado en una serie de caminatas, las cuales se conectan con la práctica de enseñanza de Aristóteles mientras uno se desplaza de un lugar a otro, hábito que le dio a su escuela el nombre de peripatética , que proviene de la palabra griega que significa pasear. Y en estos paseos, mi perro Monty y yo, en la tradición dialéctica de Sócrates, discutimos los problemas centrales de la filosofía, tomando como guía las amplias divisiones del campo en la materia.

Después de la introducción, los primeros tres paseos son acerca de la ética y la filosofía moral. Entonces tenemos un par de caminatas aledañas menores, una de ellas acerca del concepto de libre albedrío y otra sobre la lógica. Luego, hay tres caminatas en las cuales discutimos la metafísica, esas preguntas espinosas sobre la naturaleza de la realidad y la existencia. Después de eso damos tres paseos por la epistemología, o la teoría del conocimiento. Cuatro caminatas, en realidad, porque también hay una discusión sobre la filosofía de la ciencia. Por último hay un capítulo sobre el significado de la vida, que también examina brevemente algunas de las pruebas de la existencia de Dios.

Aunque esta amplia estructura es temática, dentro de cada tema observamos lo que los grandes filósofos han dicho al respecto. Mi esperanza es que esto ayude al lector a comprender el problema, y que también brinde un sentido real de la historia y el desarrollo del pensamiento.

Debería decir que ésta es una historia de las ideas muy parcial, en la que me he concentrado en la tradición filosófica de Occidente. Esto no es por un desdén provinciano de la filosofía islámica, china o hindú, sino simplemente porque éstos son campos vastos y complejos que no domino, y habría sido insultante añadir fragmentos tan sólo para que esta obra pareciera más diversa. Cada una de las tradiciones no occidentales merece un Monty propio…

Finalmente, ésta no es una de esas introducciones a la filosofía que le dan al lector viñetas de ideas para ayudarle con la revisión del tema. El libro está organizado como una serie de caminatas, y al igual que en una caminata, hay veces que nos desviamos del camino y deambulamos, rodeamos un rato los matorrales, interrumpimos a un conejo, alimentamos a los patos. También se encuentra en el paseo un callejón sin salida ocasional. Y a veces debes caminar junto a una calle concurrida, o atravesar un campo de rastrojo, antes de llegar a las partes buenas, a ese encantador claro en el bosque, o al arroyo donde nada el martín pescador.

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Prólogo perruno

YO TENGO UN PERRO, un terrier maltés desmelenado, llamado Monty. Digo que “tengo” no para sugerir que soy su dueño, sino más bien como dirías tengo caspa o tengo un resfriado. Monty parece una nube fallida que ha caído a la tierra y se ha revolcado un rato en el fango. Tiene unos ojos negros inescrutables, una nariz negra y un bigote manchado de nicotina que se ha ganado por meter el hocico en rincones y recovecos, tanto biol

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