Las cosas que me salvaron la vida

Soy una pringada

Fragmento

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Cube

Seis personas aparecen encerradas en una habitación en forma de cubo que conecta con otros cubículos iguales que esconden trampas mortales. No saben cómo llegaron allí ni por qué.

El cubo me enseñó que no sé nada.

Seis desconocidos despiertan en un cubículo con seis puertas sin saber nada. Pronto descubren que los cubículos esconden trampas que les pueden matar. Por qué, para qué, cómo, cuándo. La matemática, el poli, la médica, el arquitecto, el fugitivo y el autista. Cada uno con su función para salir de ahí, casi escogidos muy premeditadamente. ¿Y quién ha hecho esto? ¿Es un experimento del gobierno? ¿Otra dimensión? ¿Un viaje de trippy? Es una peli muy interesante que te plantea todas estas cuestiones que nadie se quiere plantear más allá de una conversación rarita en una fiesta cuando ya asoma el sol. Te pone los pelos de punta y te agarrota los nervios porque tú podrías ser esas personas y cualquier día te puedes despertar en el cubículo de la muerte.

Mi profesor más favorito del mundo se llamaba Adolfo Terceño y daba clase en el IES Cruces cuando yo cursaba bachillerato. Años antes le había visto caminar por los pasillos con un bucket hat y unas Skechers con plataforma y siempre tímido, en otro mundo, tranquilo como si flotase. Acabo de minimizar la ventana del OpenOffice en la que escribo esto para buscar su nombre en Facebook. He dado con una cuenta sin foto y sin información, no sé si hay alguien detrás, pero seguramente la cuenta de Facebook de Adolfo Terceño sería así, enigmática y misteriosa. Un impulso me ha hecho clicar al icono de mensaje de inmediato, y aquí lo copio:

«Hola, no sé si esta cuenta la lleva alguien, pero si eres Adolfo Terceño del IES Cruces quería decirte que me salvaste la vida. Tus clases me inspiraron a pensar por mí misma y a planteármelo todo. Desde entonces me he convertido en la persona que quiero ser. Es curioso porque ahora estoy escribiendo mi segundo libro y al escribir sobre la película El cubo te he vuelto a recordar, porque tú nos la pusiste en aquella clase de bachiller. Todos eran unos necios que ni escuchaban y al escribir la redacción no les salían más de tres palabras seguidas. Yo escribí varios folios y podía haber seguido hasta rellenar un libro entero. Esa película revolvió mi mundo y tus clases también, siempre nos animabas a pensar con nuestra propia cabeza y no a vomitar las palabras que esos viejos filósofos habían escrito hace cientos de años. Espero que te sigan tocando alumnos que escuchen tu sabiduría y la tomen en cuenta. Fuiste el mejor profesor que he tenido nunca y haces un trabajo fantástico. Un saludo de Estibaliz Quesada».

Espero que lo lea y me gustaría ir a visitarle al instituto, pero me temo que si vuelvo a entrar a ese sitio sufriría combustión espontánea. Eres el mejor profe del mundo, Adolfo Terceño.

En esa redacción que nos mandó escribir después seguramente escribí lo mismo que pondré aquí. El tema del gran hombre, el sistema, como quieras llamarlo. La cosa es: ¿Qué compone al gran hombre? ¿Es una conspiración de todos, de las altas esferas o solo de cinco contados? Este tema se trata mucho en la peli. Alguien tuvo que construir el cubo y alguien tiene que asegurarse de que funcione. Todo el mundo tiene su función, ¿pero saben para qué cumplen con las órdenes? ¿El segurata de Queens de cuarenta y siete años esperando la jubilación anticipada sabe que está custodiando una trampa mortal que usa a humanos como ratas de laboratorio? ¿La arquitecta de Bristol que mandaba los planos por mail sabía qué construía? ¿Era todo un gran equipo totalmente consciente de esa monstruosidad o eran todos pequeños engranajes con los ojos tapados? Si X hace su trabajo sin rechistar y no pregunta, X nunca va a descubrir la verdad. Si El Gran Hombre mantiene a todos calladitos a base de talonario nadie va a hablar ni se va a arriesgar a que le peguen un tiro en la frente por descubrir esa especie de Área 51. Coge los verdes y se va a su casa a abrazar a su familia. Coge los verdes y se va a comprar toda la marihuana de la ciudad y a fumársela al sofá viendo Beavis and Butt-Head después de duros meses de trabajo.

¿Os dais cuenta de que esto ocurre a una escala real en este planeta? Nadie sabe nada, pasan cosas raras, los más freaks ven programas de naves extraterrestres y flipan cuando ven cuatro luces en el cielo. Pero nadie se atreve a ir más allá, y quien da un paso en falso está muerto, supongo. En el Área 51 hay tres barreras: si pasas la primera recibes un aviso de que te vayas, si pasas la segunda vas a la cárcel y si pasas la tercera te matan. Tenemos que saberlo. The truth is out there. I want to believe y toda esa mierda. Pero joder, ¿quién coño se atreve? La vida es corta y estamos demasiado ocupados consiguiendo dinero, amor o el DVD de Shrek 2 con extras del cast haciendo de American Idol.

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Funny games

Una familia va a pasar las vacaciones de verano a su casa del lago. Poco después de instalarse dos jóvenes vecinos entran a su casa a pedir huevos.

Funny games me enseñó que existe el mal sin excusas.

Funny games trata sobre el mal por el mal. Dos jóvenes guapos entran a la casa de una familia a pedir huevos. Pero rompen los huevos y luego rompen a la familia, literalmente. Los secuestran para torturarles. ¿Y por qué? No se sabe. Son guapos, delgados, rubios y podrían tener a cualquier chica o chico que quisiesen. Porque ya sabemos que cuando eres guapo todo es más fácil. No son un Norman Bates raquítico y de cara feucha. Son Michael Pitt y Brady Corbet. Porque sí, hablo del remake de 2007 que Haneke decidió remakear plano a plano sin ninguna diferencia. Denunciadme.

¿Y qué pasa? Que no hay ninguna historia de malos tratos por parte de sus padres ni su entrenador de fútbol les miraba el pitilín mientras se duchaban en los vestuarios. No hay nada. Son unos malos porque sí, porque les da la gana. Porque son así y porque quizás lo tienen todo en la vida y tienen que improvisar. Quizás se aburren de ser perfectos y buscan alguna emoción socorrida. Y eso es lo que me flipa de esta peli. No hay malos malísimos ni víctimas angelicales por las que la gente se lleve las manos a la cabeza en la oscuridad de la sala de cine. Y cuando acaba la peli parece que se va a descubrir por qué son unos hijos de puta, pero no, cogen un barco y se van a otra casa a pedir huevos. Y seguro que no son para hacerse una tortilla.

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Crueles intenciones

Kathryn y su hermanastro Sebastian, estudiantes de un instituto rico de Nueva York, deciden hacer una retorcida apuesta. Sebastian, un consumado Don Juan, tiene que acostarse con Annette, una joven que quiere llegar virgen a su matrimonio. Si Sebastian pierde, Ka

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