El explorador del futuro

Albert Bosch

Fragmento

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Introducción

Mirar al pasado, para entender y vivir intensamente el presente, y con ello liderar el futuro.

Me he pasado la vida intentando perseguir mis sueños. En algunos casos lo he conseguido, y en muchos otros me he pegado un castañazo de campeonato. Pero siempre me he sentido feliz, y cada vez más motivado para tratar de ser el responsable del rumbo de mi vida, con todos sus éxitos y sus fracasos, con todos sus subidones y sus decepciones, con todas sus convicciones y sus dudas, con todos los apoyos y las oposiciones.

En el camino he conocido y admirado a mucha gente que era protagonista de su vida en el momento presente, pero al mismo tiempo consciente de que los pasos que se den hoy deben permitir continuar protagonizando y construyendo los momentos futuros. Las vidas de los grandes aventureros y exploradores de la historia siempre me han apasionado, por tratarse de personas que desafiaban los espacios y las respuestas conocidos, emprendiendo viajes hacia lugares ignotos llenos de nuevos aprendizajes, peligros y oportunidades. Y he observado que muchísima gente vivía la vida desde las gradas, mirando cómo otros protagonizaban el partido, y dejándose llevar por la corriente dominante, hablando y pensando mucho, pero sin formar parte real en la acción de descubrir y diseñar los nuevos caminos que había que recorrer a nivel personal o como sociedad.

Mi anterior libro se titulaba Vivir para sentirse vivo, y he sentido la necesidad de complementarlo con una obra que siguiese la misma filosofía vitalista, pero ya no tan enfocada al solo hecho de vivir intensamente nuestra propia existencia, sino a la responsabilidad de liderarla de modo que nuestro impacto en el futuro sea realmente positivo para cada uno de nosotros y para los demás, de modo que podamos crear un porvenir que permita a todos los humanos del presente y de las generaciones venideras continuar viviendo y sintiéndose vivos con una buena calidad de vida y en armonía entre ellos y con el entorno natural.

Sintiéndolo mucho, al final me ha salido un libro algo radical. Pero es que la vida es radical, y los momentos que vivimos, y sobre todo los que vamos a vivir, dibujan un futuro absolutamente radical.

No he escrito este libro para decir palabras bonitas y motivadoras, o propugnar un carpe diem irresponsable para con el futuro individual o global. El presente, por el contrario, es un libro que intenta ser muy realista en el estudio de las tendencias, y a partir de ahí transmitir una serie de actitudes que se requerirán para prosperar en un mundo distinto, hipercambiante y bastante más complejo de lo que habíamos pensado. Es, asimismo, un libro optimista; pero optimista a partir del realismo de la razón, con toda la dureza que comporta, y también a partir de la confianza en la voluntad y los valores, para avanzar con éxito individual y social hacia el futuro.

Aviso: aquel que solo quiere entretenerse y pegarse un chute de motivación facilona, que no continúe y dedique las horas de lujo que se requieren para leer un libro a otra clase de obra que hable de los típicos temas dulzones que giran en torno a la realización personal, los sueños, la superación de los límites y las fórmulas mágicas para conseguir ser una persona feliz en cuatro pasos. Pero si alguien se interna en las páginas que siguen, le pediría que adoptase una actitud indagadora, crítica y abierta a la realidad tremendamente apasionante y compleja hacia la que nos dirigimos.

No pretendo que quien me lea esté de acuerdo con mis planteamientos; pero sí que aspiro a que este texto sirva para reflexionar sobre algunas cuestiones en las que generalmente preferimos no pensar: ¿Cómo va a ser el futuro? ¿Cómo queremos que sea el futuro? ¿Cómo necesitamos que sea el futuro? ¿Qué papel vamos a desempeñar en ese futuro?

Hay que inventar el futuro. La inercia es el gran enemigo, ya que pretende aplicar a los nuevos retos fórmulas antiguas. Nunca en nuestra historia han cambiado tantas cosas tan rápidamente, y nunca antes cada persona ha tenido tanta capacidad de influir en la evolución y el desarrollo colectivo.

Está claro que hasta ahora como especie hemos prevalecido sobre las demás. Nos hemos situado en la cúspide de la pirámide, y ahora tenemos una inmensa capacidad y la enorme responsabilidad de decidir si vamos a ser realmente justos y prósperos para nuestra especie y para el resto del planeta, o vamos a convertirnos en su peor enemigo y el nuestro. Ahora tenemos la oportunidad de demostrar que éramos merecedores del adjetivo sapiens que nos autoadjudicamos para clasificarnos como humanos más evolucionados.

Mis reflexiones en este libro se han inspirado en la figura de los exploradores, como metáfora para identificar la actitud que debería impregnar nuestro comportamiento y nuestra manera de entender el futuro, como aquel espacio del mapa que todavía está en blanco por ser absolutamente virgen y desconocido, y que nosotros deberemos descubrir y cartografiar para incorporarlo a nuestra próxima realidad.

Debo admitir que a veces he dudado de mi autoridad moral para atreverme a hablar de estos temas. Hay muchos filósofos, científicos o catedráticos que saben mucho más que yo, y que tienen títulos, cargos o trayectorias que los capacitan para desarrollar estas cuestiones. Pero aparte de lector apasionado de estos temas, escritor y disertador en temas de liderazgo, soy un aventurero aspirante a explorador, y un convencido de que aprendemos de lo que hacemos, no de lo que no hacemos o nos limitamos a reflexionar a partir de la teoría. Y desde esta experiencia extrema, estudiada y reflexionada, me atrevo a hablar de algo tan importante para nuestra vida como lo es el porvenir. Además, quiero asumir la responsabilidad de erigirme en un ejemplo de que todos los ciudadanos tenemos el derecho a participar en el diseño ideológico y las acciones reales que nos lleven a construir nuestro mañana, y de que no es una cuestión que se pueda encomendar exclusivamente a las élites del poder económico, político o intelectual. Cuando se trata de pensar y decidir sobre el futuro de tu vida, la persona más importante en el mundo eres tú. No delegues en nadie este cometido.

Te agradezco enormemente tu confianza al decidir leer este libro, y solo espero que mis palabras y reflexiones activen o consoliden tu compromiso a la hora de liderar tu vida en lo que atañe a tu felicidad personal y al impacto que representas para el resto de la humanidad. Porque la suma de muchos «pequeños imprescindibles» nos llevará a crear algo realmente importante para todos: el futuro.

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