Intimidad (Claves para una nueva forma de vivir)

Osho

Fragmento

Escúchate a ti mismo

Escúchate a ti mismo

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ESCUCHA TUS propios sentimientos; no hace falta que mires a tu alrededor. Y si miras a los demás, no ves exactamente qué les ocurre porque su rostro no es su realidad, como tampoco lo es tu rostro. Su aspecto exterior no es el interior, igual que te ocurre a ti.

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No mires a los demás; mírate a ti mismo. Y deja que salga lo que hay en tu interior, aunque corras riesgos. No existe mayor riesgo que la represión.

Ahí radica la hipocresía de la sociedad: en no mostrar lo interno, el centro, el verdadero rostro, mostrarlo solo a quien es realmente íntimo y puede comprenderlo. Pero ¿a quién puede considerarse íntimo? Ni siquiera los amantes muestran sus verdaderos rostros. Porque nadie sabe nada, en este momento alguien es tu amante, y al momento siguiente no lo es. Por eso, cada cual es como una isla, algo cerrado.

No mires a los demás; mírate a ti mismo. Y deja que salga lo que hay en tu interior, aunque corras riesgos. No existe mayor riesgo que la represión. Si te reprimes, perderás todo entusiasmo, todo apetito por la vida. Perderás toda tu vida si sigues reprimiendo cosas. Es algo tóxico, que envenena al ser.

Escucha tu corazón, y haya lo que haya en él, sácalo al exterior. Al cabo de poco tiempo lo conseguirás y lo disfrutarás. Y una vez que aprendas a ser veraz, es tan hermoso que nunca estarás dispuesto a ser falso. Nos decidimos por la falsedad porque no hemos probado lo real. Reprimimos lo real desde la infancia. Antes de que un niño se dé cuenta de lo que es real, se le enseña a reprimirlo, y sigue suprimiéndolo de una forma mecánica, inconsciente, sin saber lo que hace.

Sé sincero contigo mismo: no existe otra responsabilidad. Hemos de ser responsables con nuestro ser. Tienes que responder ante tu ser, y Dios no va a preguntarte por qué no has sido otra persona.

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Una vez que aprendas a ser veraz, es tan hermoso que nunca estarás dispuesto a ser falso. Nos decidimos por la falsedad porque nunca hemos probado lo real.

Cuentan que cuando el místico hasid Josiah estaba moribundo, alguien le preguntó por qué no estaba rezando a Dios, y si tenía la certeza de que Moisés prestaría testimonio a su favor. Contestó: «Voy a decirte una cosa. Dios no me va a preguntar por qué no soy un Moisés. Me va a preguntar por qué no soy un Josiah.»

En esto radica el problema, en cómo ser uno mismo. Y si puedes resolverlo, lo demás no será problemático. La vida es un hermoso misterio para ser vivido, no un problema para resolver. Sencillamente, vivir y disfrutar de ello.

Confía en ti mismo

Confía en ti mismo

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LA CONFIANZA solo es posible si primero confías en ti mismo. Lo fundamental ha de ocurrir primero en tu interior. Si confías en ti mismo, podrás confiar en los demás, en la existencia, pero si no es así, no hay posible confianza en nada.

Y la sociedad destruye la confianza desde la raíz misma. No te permite confiar en ti mismo. Enseña otro tipo de confianza: en los padres, en la iglesia, en el estado, en Dios… ad infinitum. Pero la confianza básica se destruye, y las demás son pura farsa, como flores de plástico, porque no tienes raíces reales para que crezcan flores de verdad.

La sociedad lo hace a propósito, porque una persona que confía en sí misma le resulta peligrosa: la sociedad depende de la esclavitud, ha invertido demasiado en la esclavitud. Quien confía en sí mismo es independiente. No se puede predecir qué va a hacer, porque actúa libremente. La libertad es su vida. Tendrá confianza cuando tenga sentimientos, amor, y su confianza será tremendamente intensa y verdadera, estará viva, será auténtica. Y entonces estará dispuesto a arriesgarlo todo por ello, pero solo cuando lo sienta, cuanda sea verdadero, cuando mueva su corazón, cuando mueva su inteligencia y su amor. No se le puede obligar a creer sin más ni más.

Esta sociedad depende de las creencias. Su estructura se basa en la autohipnosis, en crear robots y máquinas, no personas. Necesita personas dependientes, hasta tal punto que siempre les hace falta ser tiranizadas, hasta tal punto que buscan y encuentran a sus tiranos, a sus Hitlers, Mussolinis, Stalins y Mao Zedongs. Esta tierra, esta maravillosa tierra, la hemos convertido en una gran prisión. Unas cuantas personas ansiosas de poder han reducido la humanidad a una masa. Solo se permite existir a quien adquiere compromisos estúpidos.

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Esta tierra, esta maravillosa tierra, la hemos convertido en una gran prisión. Unas cuantas personas ansiosas de poder han reducido a toda la humanidad a una masa. Solo se permite existir a quien adquiere compromisos absurdos.

Decir a un niño que crea en Dios es una completa estupidez, no porque Dios no exista, sino porque el niño aún no ha experimentado la necesidad, el anhelo, porque aún no está preparado para ir en busca de la verdad, de la verdad última de la vida. Aún no tiene madurez suficiente para preguntarse sobre la realidad de la existencia. Esa historia de amor ocurrirá algún día, pero solo si no se le impone ninguna creencia. Si se le convierte antes de que haya aparecido su sed de conocer, de explorar, pasará toda su vida de una forma falsa, en una pseudovida.

Sí, hablará de Dios, porque le han enseñado que Dios existe. Se lo han contado con gran autoridad personas que ejercieron gran influencia durante la infancia: sus padres, los sacerdotes, los profesores. Se lo han contado y tiene que aceptarlo; es una cuestión de supervivencia. No podía decir no a sus padres, porque sin ellos no habría sobrevivido. Corría demasiado peligro al decir no; tenía que decir sí. Pero sus ojos no dicen la verdad.

¿Cómo pueden decir la verdad? Dice que sí solo por una cuestión de política, de supervivencia. No has hecho de tu hijo una persona religiosa; lo has convertido en un diplomático, en un político. Has saboteado su potencial para que llegue a ser un auténtico ser humano. Lo has envenenado. Has destruido la posibilidad misma de su inteligencia, porque la inteligencia solo surge cuando surge el deseo de conocimiento. Y en este

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