Noches en blanco y besos en el desayuno

Matteo Bussola

Fragmento

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Trabajo como padre.

Mi profesión consiste en dibujar cómics.

Escribo por pasión.

A hacer cómics aprendí dibujando. A ser padre, aplicándome, aunque para ello he contado con tres magníficas maestras: mis hijas de ocho, cuatro y dos años. En cierto sentido, la escritura siempre ha estado ahí.

En estas líneas he reunido los tres aspectos y por una vez he optado por dibujar solo con las palabras.

Este libro es una especie de diario. En él he recopilado narraciones, crónicas, reflexiones, instantáneas casi diarias del crecimiento de mis hijas, del mío a través del suyo. De la manera en que la paternidad me ha convertido en un hombre mejor, en un profesional más valiente y en un compañero más atento. También en un compañero más cansado, pero en este caso el cansancio es compartido, es la fatiga que siente cualquier persona que proyecta para tratar de construir algo con otra.

Virginia, Ginevra y Melania son las lentes de miope con las que observo el mundo. Con la vista que me regalan puedo mirar todo de forma diferente, incluso lo que fui antes de ellas. Creo que se llama dar una perspectiva a las cosas. Las perspectivas nos enseñan a trazar horizontes y a comprender que todo cambia en función de la manera en que lo miras y que, en ocasiones, los futuros más improbables son fruto de un impulso que empezó a tomar forma sin que lo supieras. Lo único que debes hacer es vencer el miedo a saltar cuando llega tu momento. La paternidad fue mi salto.

He descubierto que la calidad de mi miedo ha cambiado con los años. Tener hijos desplaza el núcleo de nuestros temores a una zona más oscura, pero a la vez lo transforma en un elemento precioso, un faro que orienta el camino en lugar de un fuego que quema la piel como antes. Ya no tienes que defenderte de él, debes alimentarlo. Y este trabajo debe hacerse en penumbra y con los ojos siempre bien abiertos, como si el exceso de vida te impidiera cerrarlos del todo y te condenara toda la vida al insomnio.

En mi vida insomne soy: padre, hijo, amigo, cocinero, guitarrista, jardinero, dibujante, amante, lavaplatos, constructor de torres de cubos y un sinfín de cosas más, todos los días, y no siempre por este orden. Pero he descubierto que lo primero es lo único que abarca todo mi ser.

A diario aprendo de ello y cada lección que recibo nutre todas las demás. Mis hijas me alimentan y me recuerdan que ser padre significa vivir en vilo entre la responsabilidad y el abandono, entre la fuerza y la ternura. Y que esto vale para todo.

El resto viene en consecuencia.

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Invierno

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