Marte y Venus enamorados

John Gray

Fragmento

cap-2

Introducción

Como autor de Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus,* me he beneficiado con regularidad de escuchar inspiradoras historias de éxito contadas por individuos y parejas. Prácticamente cada día, alguien me reconoce y se me acerca con una sonrisa en el rostro, para darme las gracias por haber escrito «ese libro». Durante años, me sentí asombrado. Sabía que mis seminarios eran experiencias de transformación, que ayudaban a salvar miles de matrimonios, pero no me daba cuenta de que el simple hecho de leer un libro pudiera tener el mismo efecto.

Durante una presentación en la que miles de personas me escuchan hablar, observo cómo una idea o una pequeña anécdota se transmite a la multitud y veo encenderse los rostros, aquí y allá, como bombillas de luz. Cuento una historia y, sin apenas interrupción, veo inconfundible e instantáneamente transformada a la gente que llena la sala. Se produce una oleada de reconocimiento y un tremendo alivio, seguido a veces por un estallido de risas que, en su mayor parte, reflejan las siguientes reacciones:

• Él sabe lo que he sentido. Otras personas tienen que haberlo sentido también. Y yo que creía que era el único en el mundo que no podía ser amado correctamente.

• La forma en que ha hablado de los problemas de la pareja parecía normal, nada atolondrada. ¿Significa eso que nuestro matrimonio se ha desarrollado de forma normal?

• ¡Vaya! No estoy solo. Otras personas también sienten lo mismo.

• ¡Ajá! Esa es la razón por la que sucedió. Ahora tiene sentido. Puedo afrontar esto. No es una situación tan desesperanzada.

Estas experiencias de «encenderse una idea» no son pequeñas cosas. Son rápidas, pero no transitorias. Probablemente, los problemas de relación de la gente son los acontecimientos más aíslan de los que pueden experimentarse. Es difícil definirse y hablar de ellos, sobre todo de una forma que despierte compasión y comprensión por parte de nuestra pareja. Cuando las cosas no funcionan, no sabemos cómo expresar con palabras, o no comprendemos lo que está sucediendo, es natural que empecemos a dudar.

En el tiempo que se necesita para encender una bombilla, personas repartidas por entre el público se muestran visiblemente transformadas por uno u otro de los mensajes que reciben, precisamente ese que para ellos establece toda una diferencia personal.

• ¡Hemos pasado por eso! ¡No ocurre nada anormal entre nosotros!

• Eso me describe a mí. No estoy solo.

• Siempre he pensado que el amor era suficiente, pero supongo que hay cosas que necesitamos saber para que funcione.

En mis seminarios, invito a los individuos y a las parejas a levantarse y compartir ejemplos de sus propias vidas. Las percepciones que capto de comprender las diferencias entre hombres y mujeres son ciertamente muy útiles, pero son sus historias lo que mejor cristaliza esas ideas, con mayor rapidez, de modo más espectacular e inolvidable.

Cuando los participantes empiezan a compartir ejemplos personales acerca de cómo han utilizado sus percepciones para mejorar sus relaciones, todo parece encajar repentinamente. Una historia compartida por una persona que se relaciona directamente con otras, hace que las expresiones de los rostros se iluminen de alegría, inspiración y alivio.

Marte y Venus enamorados es un libro de ejemplos personales de relaciones que funcionan, una colección de historias de la vida real. Quizá no se reconozca usted en cada una de ellas, pero habrá inevitablemente varias que cristalizarán su propia verdad, que le mostrarán algo sobre su propia historia de amor que quizá se le haya escapado durante mucho tiempo. Con cada una de estas historias compartirá la claridad y la comprensión que otros como usted han encontrado para hacer funcionar el amor en sus vidas.

Algunas de estas historias proceden directamente de individuos y parejas que las han compartido en mis seminarios, así como mediante cartas dirigidas a mi despacho. Cada año recibo miles de cartas, escritas espontáneamente, en las que se me cuentan historias de amor. Las gentes que escriben esas cartas son esposos y esposas, o amantes; personas que buscan el amor; sus relaciones han parecido estar al borde de la ruina, pero han sido salvadas por lo que han descubierto en mi trabajo.

Algunos son lectores; otros, asistentes a mis seminarios. La mayoría de ellos han amado profundamente a sus parejas y, a través de mis libros, cintas de audio y seminarios, encontraron formas de enriquecer sus relaciones amorosas más allá de todo lo que pudieron imaginar y esperar. Algunas son personas solteras que han anhelado el amor en sus vidas, pero que nunca lo han alcanzado, hasta que aprendieron a identificar y apreciar las diferencias entre hombres y mujeres.

A veces, al final de una carta, escribían: «Si cree que mi historia puede ayudar a otros, tiene usted libertad para utilizarla como desee». Un día, al pensar en ello, me di cuenta de que esa era realmente una buena idea. Si las historias y ejemplos reales podían ejercer un efecto transformador tan instantáneo y permanente en los encuentros personales en mis seminarios, ¿por qué no reunir una serie de ellas en un libro?

Marte y Venus enamorados abarca las ideas básicas presentadas en mis libros, cintas de audio y seminarios, pero de una forma tan real como la vida misma, desde el interior, dándole la oportunidad de verse reflejado a sí mismo en las circunstancias que describen. En términos psicológicos, el libro le ofrece una oportunidad segura y privada de identificarse con otros, pero en términos cotidianos le muestra, de cientos de formas diferentes, algunas realidades reconfortantes:

• Que tener problemas en el amor es normal.

• Que no hay nada erróneo en usted por el hecho de tener dificultades en sus relaciones.

• Que casi todo aquel que intenta amar, tiene problemas para hacerlo correctamente.

• Que se pueden perdonar y curar hasta los grandes errores, como la infidelidad.

• Que incluso cuando la gente está profundamente enamorada, sus relaciones no funcionan si no reconocen ciertas verdades acerca de los hombres y las mujeres.

• Que las mujeres y los hombres son realmente diferentes.

• Y que la clave para enamorarse y permanecer enamorado es precisamente reconocer y asumir esas diferencias.

Mientras que algunas de estas historias son cálidas, otras son divertidas y humorísticas. ¿Qué puede ser más satisfactorio que escuchar de una relación amorosa a punto de la ruptura que de pronto se reanima y cobra vida? Tratar de comprender cómo se produce eso es lo que nos mantiene sentados ante la mesa de la cocina, hasta mucho después de terminado el almuerzo, sirviéndonos otra taza de café, dedicados a repasar una y otra vez los detalles de la situación, de la nuestra y de la de otra persona. Espero que la experiencia de leer este libro sea para usted como la prolongación de una agradable comida, pensando en el amor, hasta que de pronto se enciende en su mente una idea, como una bombilla: «¡Oh! ¡Ese soy yo!», o bien: «¡Mira esto, cariño! ¡Están hablando de nosotros!».

cap-3

1

Marte y Venus enamorados

Imagine que los hombres proceden de Marte y las mujeres de Venus. Un buen día, hace mucho tiempo, los marcianos viajaron en sus naves espaciales hasta Venus. Al llegar allí, experimentaron amor a primera vista. Tanto los marcianos como las venusinas se enamoraron perdidamente los unos de los otros, se casaron y vivieron eternamente felices..., hasta que, por alguna razón, decidieron visitar la Tierra.

Al principio, todo fue perfecto, pero al cabo de un tiempo empezaron a hacerse notar los efectos de la atmósfera de la Tierra. Tanto los hombres como las mujeres experimentaron una «amnesia selectiva». Unos y otros llegaron a olvidar que procedían de planetas diferentes.

Sin tener una conciencia de cómo eran diferentes, los marcianos empezaron a pensar que las venusinas necesitaban de un arreglo, mientras que estas pensaron que los marcianos necesitaban de una mejora. Mientras se disponían a «cambiarse» los unos a los otros, empezó a desaparecer el amor que sintieron originalmente.

Aunque la mayoría de marcianos y venusinas olvidaron que eran diferentes, algunos no pasaron por esa experiencia. Esos seres afortunados recordaron que procedían de dos planetas diferentes. Gracias a esta percepción especial continuaron creciendo juntos en el amor.

Aunque la mayoría de marcianos y venusinas olvidaron que eran diferentes, algunos no pasaron por esa experiencia. Gracias a esta percepción especial continuaron creciendo juntos en el amor.

Esta toma de conciencia (que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus) ha sido la clave que les faltaba a miles de parejas para experimentar un creciente amor, una mejor comunicación y una pasión duradera en sus relaciones.

EXPECTATIVAS POCO REALISTAS

Cuando pensamos erróneamente que hombres y mujeres son iguales, nuestras relaciones se llenan de improviso de expectativas irreales. Las mujeres suponen que los hombres harán aquellas mismas cosas que hacen las mujeres cuando aman a alguien. Los hombres suponen que las mujeres reaccionarán de la forma en que reaccionaría un hombre cuando ama a alguien. Sin tener una clara percepción del modo en que hombres y mujeres responden de forma diferente, no es nada extraño que nuestros sentimientos salgan vulnerados y terminemos por luchar precisamente contra aquella persona a la que más amamos.

Cuando pensamos erróneamente que los hombres y las mujeres son iguales, nuestras relaciones se llenan de improviso de expectativas poco realistas.

Mediante la comprensión y el recuerdo de que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, empezamos a interpretar los comportamientos y respuestas de nuestra pareja bajo una nueva luz. Desde esa perspectiva, la vieja guerra entre los sexos es en realidad un mal entendimiento entre los sexos. En nuestras relaciones tiene lugar algo muy mágico: nuestros corazones se llenan con el cálido resplandor del perdón y se ven inspirados por una nueva sensación de poder para realizar nuestros sueños y esperanzas.

De repente, nuestras relaciones parecen muy diferentes. Observamos que nuestra pareja se esfuerza por ser cariñosa y hace las cosas lo mejor que puede, a su propio modo. Con esta nueva percepción, somos capaces de reconocer los numerosos intentos de nuestra pareja por ser cariñosa. Empiezan a despejarse las nubes de la confusión, la frustración y la decepción y, de pronto, comienzan a tener sentido sus acciones y reacciones.

La vieja guerra entre los sexos es en realidad un malentendido entre los sexos.

Una vez que podemos ver con claridad la intención cariñosa de nuestra pareja, nuestras relaciones empiezan a cambiar automáticamente. En lugar de sentirnos rechazados o poco apreciados, terminamos por darnos cuenta de que el amor no sólo estuvo siempre presente, sino que continúa estándolo.

UNA VISIÓN GENERAL DE LAS HISTORIAS

Gracias a esta importante percepción, miles de parejas han descubierto cómo volver a encender el amor en sus relaciones, haciéndolo cada una a su propia y singular manera. A lo largo de las páginas de Marte y Venus enamorados exploraremos sus aleccionadoras y cordiales historias. Compartiremos, con sus propias palabras, los éxitos que han tenido, y también se nos presentará la ocasión de poder aprender de sus errores.

Las historias relatadas en cada capítulo le aportarán percepciones nuevas y de gran valor. Aunque muchas de estas ideas ya han sido perfiladas y explicadas en mis otros libros, leer ahora estas historias le ayudará a destacar algunos de sus propios sentimientos

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