Índice
Siria, el país de las almas rotas
Prólogo
1. La dictadura del Doctor B
2. Revolución 2.0
3. Homs, cuna de la revolución
4. Libertad en las montañas de Idlib
5. Baba Amr, primer asalto
6. La batalla final de Baba Amr
7. La radicalización de la insurgencia
8. Veneno sectario en las venas de la revolución
9. La expansión de la insurgencia y el odio
10. El humor, la última barricada frente al caos
11. Asalto contra Alepo
12. La vida entre escombros
13. Siria regresa a la Edad Media
14. Raqqa, el último espejismo
15. El futuro petróleo del ISIS
16. El gran éxodo
17. La guerra siria se libra en el Líbano
18. Construyendo un estado islámico
19. Venganza en Taftanaz
20. La línea que nunca fue roja
21. El ISIS destruye la revolución
22. En las entrañas de Estado Islámico
23. Negociar con el diablo
Epílogo. El califato devora la revolución
Bibliografía
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A Serene, Safa, María, Ghaith, Yaroub, Pasqual y Gervasio,
nuestra familia en la adversidad,
por su incondicional apoyo e infinita paciencia
A los amigos invisibles
¿Quieres una sencilla explicación sobre qué ha generado al ISIS? Aquí va: el fracaso de las élites poscoloniales a la hora de crear sociedades genuinamente democráticas y fomentar un sentido de la unidad nacional, optando en cambio por dictaduras militares que erosionaron el potencial de desarrollo económico y político, junto con los errores históricos de los partidos progresistas árabes y su pasividad frente a líderes autocráticos que han contribuido al total debilitamiento del contexto de la alternativa política que podría haber creado una resistencia orgánica hacia las intromisiones externas; las intervenciones militares totales y hegemónicas que han permitido una interpretación radical de la religión como la única plataforma ideológica restante capaz de movilizar a aquellos privados de sus derechos, exacerbado por el retroceso a escala mundial de los ideales universales y el aumento de la identidad como agente de movilización primordial, habilitado por el apoyo político y financiero de regímenes teocráticos deseosos de apuntalar su legitimidad y agravado por el colapso de la seguridad regional, que ha creado condiciones para guerras subsidiarias; así como las convulsiones políticas, sociales y económicas intensificadas por conflictos intromisivos geopolíticamente incoherentes y dirigidos a intensificar un perpetuo estado de caos bajo el cual el llamamiento a un orden revivalista políticoreligioso encarnado en el califato se convierte en algo atractivo, particularmente cuando se combina con una narrativa apocalíptica milenaria. Sencillo.
KARL SHARRO,
arquitecto libanés y autor del blog Karl reMarks
Prólogo
Antioquía (Turquía), enero de 2014
Su imagen respondía fielmente a la descripción que había recibido y que podía resumirse en dos sencillas, casi pueriles, palabras: «Da miedo». Su rostro anguloso, ensombrecido por pequeños ojos hundidos, quedaba enmarcado por una profusa melena de pelo negro grasiento y recogido en una coleta; su constitución musculosa resultaba amplificada por una indumentaria estrictamente negra que respondía exactamente al prototipo de combatiente islamista radical al que nos tenían acostumbrados los grupos próximos a Al Qaeda en Siria. Musab vestía como miraba y como se comportaba: de forma agresiva, bravucona, cruel y descreída. Personificando una hombría mal entendida, una completa ausencia de escrúpulos y su larga experiencia —casi una década— torturando y asesinando a sueldo del Estado Islámico, primero en Irak y luego en Siria.
Hollywood no habría encontrado un físico mejor para representar a la demonizada organización, pero la última sensación que provocó nuestro encuentro fue temor. Agotada tras meses de infructuosas gestiones con todo tipo de bienintencionados activistas, líderes de milicias, señores de la guerra, jeques del Golfo, ideólogos salafistas, buscarrecompensas, políticos deseosos de hacerse la foto y dudosos espontáneos en busca de un papel estrella en la tragedia, Musab representaba la mejor opción para obtener resultados. No estaba dispuesta[*] a arruinar el encuentro y, además, p