Cleopatra

Alejandra Izquierdo
Alejandra Izquierdo

Fragmento

cap-1

Introducción

¿Cuál es nuestra idea preconcebida sobre Cleopatra?

Cuando pensamos en la última reina de Egipto habitualmente se nos vienen a la mente adjetivos como inteligente, seductora, astuta, ambiciosa, manipuladora… Sin embargo, estos calificativos forman parte de una tradición que se asentó sobre una propaganda romana que tuvo como objetivo el desprestigio de Cleopatra. Incluso hoy en día su imagen se ve alimentada por mitos que van surgiendo en torno a ella y que carecen de base histórica o documentable, como veremos en algunos casos a lo largo del libro.

Debido a que ha sido un personaje criticado a lo largo de la historia, esto ha llevado a que la despojemos de su humanidad o de su contexto en muchas ocasiones. Cleopatra llegó a reinar en un momento en que la monarquía egipcia estaba muy debilitada. Al mirar más allá y observar todo su entorno podremos deconstruir la leyenda y construir una imagen basada en las fuentes que será más parecida a la realidad de su persona. Esto no quiere decir que a partir de este estudio debamos justificarla hasta el extremo o admirarla a cualquier precio, sino comprender su figura y sus acciones de una forma más humana.

¿Por qué las fuentes hablan tan mal de Cleopatra?

Cleopatra VII es uno de los personajes que más fascinación han causado a lo largo de la historia. Sobre ella se han inventado toda una serie de leyendas que poco tienen que ver con la persona que fue en la realidad. Estos mitos exacerban la imagen negativa que existe sobre la reina. La realidad es bien distinta, y no porque no quepa la posibilidad de que fuera alguna de esas cosas, sino porque debemos entenderla dentro de su contexto y como lo que fue: una reina.

A lo largo de la historia, los reyes —sobre todo cuando sus reinos están de capa caída— se han visto obligados a establecer alianzas políticas con otros Estados y han recurrido a todo tipo de estrategias para seguir gobernando. En este sentido, Cleopatra no fue diferente a otros gobernantes.

En muchas ocasiones parece que asombra el hecho de que fuese una persona inteligente e instruida, pero esto no debería sorprendernos, ya que fue educada en Alejandría, probablemente por algunos de los mejores eruditos de la época. Al igual que recibió una buena educación —la mejor del momento—, también debió aprender de su padre, Ptolomeo XII, las cualidades de un rey. Al igual que haría ella años después, su padre estableció una serie de alianzas con Roma, por lo que el desarrollo de la política internacional de Cleopatra no se puede comprender sin entender previamente la de su progenitor.

El principal problema ante el que nos encontramos al estudiar a Cleopatra radica en las fuentes antiguas que nos hablan de la reina. La mayor parte de los que escriben sobre ella son romanos, y las fuentes egipcias no nos dan detalles sobre sucesos particulares o datos de su vida privada, por lo que se hace muy difícil contrastar estas opiniones que conocemos a través de los escritores grecolatinos. Además, ninguno de ellos escribió sobre ella como tal. Para los romanos, la historia de Cleopatra no sería sino un añadido en la historia de tres hombres: Julio César, Marco Antonio y Octaviano.

Plutarco habla de la reina al escribir las Vidas paralelas de Julio César y de Antonio. Este autor es quizá el que nos da una visión menos sesgada de Cleopatra, pero no por ello debemos confiar en todo lo que nos cuenta, ya que no la conoció en persona y vivió algo más de cien años después de su muerte.

Suetonio nos habla de la egipcia dentro de Vidas de los doce césares, que es una obra biográfica donde el autor aborda la historia de Julio César y Octavio Augusto, y, por ese motivo, en ocasiones se menciona a Cleopatra. Él también vivió un siglo después de la muerte de la egipcia.

Dion Casio escribe una historia de Roma desde sus inicios, por lo que nos proporciona todo tipo de detalles desde el punto de vista de la capital imperial. Él vivió más de dos siglos después de Cleopatra. Este autor es quizá el que posee una visión más sesgada por su afán propagandístico a favor de Octaviano —futuro Augusto, primer emperador de Roma—, aunque en Suetonio también se percibe su subjetividad. Por ese motivo, aunque nos da mucha información, no podemos confiar en él plenamente.

Otros autores, como Flavio Josefo, Orosio o Plinio el Viejo, nos dan datos muy interesantes sobre ella, sin embargo, no son los que nos ofrecen una versión más completa sobre su vida. Para ello, debemos recurrir sobre todo a los ya mencionados Plutarco y Dion Casio.

El problema de todas las fuentes que conservamos es que apoyan a Octaviano frente a Cleopatra. Como apunta Patricia González Gutiérrez, sobre ella se han generado toda una serie de leyendas fruto de la propaganda de Octaviano para retratarla como una persona que había conseguido engañar a Marco Antonio. De esta forma, la propaganda de la época consiguió llevar al terreno de lo moral la lucha entre los dos triunviros, Antonio y Octaviano, y desviar el odio hacia la reina egipcia, la cual era extranjera y peligrosa.

Este tema va a ser recurrente en todos los escritos, donde se alude constantemente a que es una mujer extranjera que gracias a su inteligencia y poder de seducción sometió a dos hombres muy respetables en Roma, como fueron Julio César y Marco Antonio. En su época hubo romanos como Cicerón a los cuales no les gustaba mucho la reina. Quizá para los romanos el problema principal de Cleopatra estaba en que no era una mujer romana. Esto se observa claramente cuando hablan de Octavia, hermana de Octaviano y esposa de Marco Antonio, la cual encarna todo lo que se espera de una romana. Con esos ingredientes en la mano, los escritores tuvieron material suficiente para posicionarlas ambas como opuestas: la mala mujer, Cleopatra, frente a la buena esposa, Octavia.

Sin embargo, no debemos achacar este desprecio hacia la egipcia únicamente a la misoginia romana, sino considerarlo como una crítica hacia ella como contrincante. Los romanos, al igual que muchos vencedores que escriben la historia desde su perspectiva, van a describir a sus enemigos como temibles, débiles o de cualquier forma que les haga quedar a ellos en una buena posición. De haber sido hombre, también hubiese recibido ataques, solo que, probablemente, sin utilizar su sexualidad en su contra. Que se recurra a pensarla como una mujer seductora es un argumento más para considerarla una rival temible y difícil de someter. Octaviano, que ejemplifica todo lo que debe ser un buen romano, es el único capaz de vencerla: una lucha en la que se nos muestra cómo Roma logra su victoria definitiva.

Las mujeres egipcias contaban con una libertad que estaba fuera del alcance de las romanas. En este sentido, debemos tener en cuenta que su condición como egipcia influyó en cómo era percibida desde Roma y también en cómo debió desenvolverse ella en su entorno.

Ahora bien, cuando hablamos de cómo las egipcias, a lo largo de su historia, gozaron de una notable independencia, debemos entenderlo siempre dentro del contexto de la Antigüedad. En el mundo antiguo, la situación de la mujer no fue especialmente buena, pero en Egipto las mujeres sí que poseían ciertos derechos y, además, en su gobierno, hubo muchas mujeres que ejercieron el poder de forma directa, bien como regentes o bien en solitario. Por ello, en su contexto histórico, la mujer egipcia poseía una situación más privilegiada que sus vecinas griegas o romanas, las cuales estaban bastante limitadas.

Por otro lado, las reinas del antiguo Egipto, como podremos observar en el primer capítulo, poseyeron una gran presencia dentro del gobierno. Esta se ve acentuada sobre todo en época ptolemaica (ca. 305-30 a. C.). Nuestra Cleopatra fue la séptima con este nombre dentro de la dinastía ptolemaica, que conocemos también como dinastía XXXII o dinastía lágida. Además, fue la última en gobernar Egipto.

Los Ptolomeos se instauran en el país del Nilo con la llegada de Ptolomeo I, general de Alejandro Magno, que se queda con esta parte del mundo para gobernar. Entre los antepasados de Cleopatra VII hubo grandes mujeres que ejercieron el poder, por lo que tenemos que entender a nuestra reina como una mujer digna de su familia. Antes de ella, hubo intrigas, luchas por el poder y astutas estrategias políticas en las cuales también participaron las reinas. En esos casi trescientos años que dura su dinastía se realizaron grandes proyectos, como el de la Biblioteca de Alejandría, pero también se produjo la caída definitiva de la monarquía egipcia.

Cuando pensamos en ella, es inevitable cuestionarno

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos