¡HOLA!, ¿qué tal? Mi nombre es Harry. Antes de empezar a contaros mi historia me gustaría proponeros algo. Pillad el primer mapa que tengáis a mano, da igual si es un atlas, un globo terráqueo o si lo buscáis en internet... ¿Ya? Bien, ahora a ver si encontráis una isla. Se llama Colossa. ¿A que no aparece por ningún lado? Claro, es que es una ISLA MÁGICA. está oculta a los ojos de los no iniciados.
Colossa no es muy grande, pero tampoco es pequeña. Tiene todo lo necesario para vivir cómodamente. El clima es perfecto, no hace ni frío ni calor, ni llueve mucho ni poco. Tenemos playa y montaña y, gracias al servicio mágico de correos, nos llegan paquetes de todas partes del mundo. eso sí, rápido rápido no es.
La verdad es que la rapidez no es una prioridad en Colossa. No es uno de esos lugares donde vayas todo el día corriendo porque tienes que hacer mil cosas. No es que no queramos, supongo, es que no podemos. Por ejemplo, nuestro transporte público es Philippa, una esfinge bastante enigmática: nunca sabes qué recorrido hará.
Con la ley pasa un poco lo mismo. El índice de criminalidad es bajísimo en Colossa, lo que es de agradecer porque nuestro policía local, el agente Talos Talón, no es lo que se dice un sabueso.
La verdad es que no se vive nada mal aquí. Tenemos un cine donde cada quince días estrenan alguna película nueva, la mayoría producciones colossales.
Mi padre dice que soy un bambófago. Se ve que, hace muchísimo tiempo, había una gente que solo querían comer loto y que se ponían tan morados que no se acordaban ni de cómo se llamaban. Dice que a mí, con las bambas, me va a pasar lo mismo y que eso son calorías vacías. ¡Qué sabrá él!
¡Las bambas son LO MEJOR
QUE ME HA PASADO!