Torneo de magia (Jugando con Aby 2)

Jugando con Aby

Fragmento

cap-1

¡Por fin ha llegado el día! He estado dos semanas de vacaciones y ha sido superaburrido. Carol se ha ido de viaje a no sé dónde y yo me he quedado en casa porque mi padre tenía que trabajar. Eso sí, he aprovechado para grabar unos cuantos vídeos para mi canal de YouTube, porque ahora que vuelvo a la ESCUELA DE BRUJAS no tendré tanto tiempo.

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He estudiado algunos hechizos para que se me pasara más rápido el tiempo.

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Pero, aunque ME FLIPA la magia, no he podido practicar nada de nada. No quiero volver a meterme en líos por ir contra las normas de la escuela; como ya sabéis, una de ellas es que no se puede hacer NADA de magia fuera de sus muros. Y la verdad es que hace unos meses ya me metí en un buen lío con lo del vídeo del slime mágico.

Por eso tengo TAAANTAS ganas de volver a clase hoy. Además, Carol tiene que contarme absolutamente todo sobre su viaje; se ve que en no sé dónde no había internet y no hemos podido hablar ni un solo día. Esta chica es capaz de haber ido a una isla desierta en mitad del océano, ¡tiene cada idea!

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Tengo los ojos abiertos como platos y aún faltan cinco minutos para que suene el despertador. ¡Bien! Me visto como un rayo y cojo mi mochila nueva (que dejé preparada hace dos días). Me encanta porque tiene un montón de bolsillos para guardar mil cosas diferentes y muuuuucho GLITTER. Y es de mi color preferido: azul cielo. ¡A Carol le encantará!

Bajo a desayunar antes de que mi madre me llame. Al verme, a mi padre se le cae la tostada de las manos. No puede creerse que me haya despertado tan pronto. Pues sí. La magia requiere de DISCIPLINA..., pero claro, eso no se lo puedo decir.

—¡Buenos días! —digo, disimulando los nervios como puedo.

—Buenos días, Aby —contesta mi madre mientras me acerca el bol de cereales—. Qué madrugadora estás hoy.

—Eso digo yo —añade mi padre. Me mira como sospechando algo... ¡No quiero que me pillen!—. Desde que estás en esa escuela pareces otra persona. ¿Qué pasa HOY?

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—Ejemmm... NADA, que Carol me ha prometido que me enseñará una cosa superchula que ha comprado en su viaje. —¡Uf! Creo que voy a salir de esta.

—Ya decía yo que no podías tener tantas ganas de ir a clase —dice mi padre, riéndose.

¡Pues claro que tengo ganas! ¿Quién no querría aprender a hacer magia? Qué rabia, me gustaría decírselo..., lo malo es que no puedo. Va contra las normas. En fin, supongo que es mejor así, aunque ya podrían suprimir esas reglas tan estrictas.

Termino de desayunar y casi me salen los cereales por la nariz de lo deprisa que los he comido.

¡Glups!

Me despido de mis padres y salgo pitando antes de que me hagan más preguntas, que cuando se ponen intensos no hay quien los pare. Tengo que volver a hacer el camino: toda la calle hasta el final y luego a la izquierda. Al girar la esquina y ver el enorme recinto al fondo, lleno de gente, el corazón casi se me sale del pecho.

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En la puerta me espera Carol, que está más morena de lo habitual y no parece tener tantas ganas de volver como yo. Está embobada mirando al infinito; supongo que aún está medio dormida.

—¡¡¡CAROOOL!!! —grito mientras llego corriendo.

Carol pega un respingo ENORME, como si le acabase de sonar el despertador a máximo volumen en el oído.

—¡¡¡Aby!!! ¡Por fin llegas!

Se pone a correr también, pero calculamos mal la distancia y...

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Chocamos a medio camino. ¡Nos hemos caído de culo!

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Las dos estamos en el suelo, nuestras mochilas han volado por los aires y TODO EL MUNDO NOS MIRA. La situación es tan ridícula que nos da un ataque de risa de esos que son imposibles de parar. ¡La he echado mucho de menos!

Antes de que podamos levantarnos, alguien se para a nuestro lado. Es Mia, una chica de mi clase, junto con otras dos compañeras que parecen un poco bastante estiradas. No las conozco mucho, pero Mia me parece supermegaultraguapa: tiene el pelo tan pelirrojo y brillante que parece una modelo de champús, y lo lleva recogido en una coleta alta. Le tiendo la mano porque, claramente, han venido a ayudarnos... ¿O NO?

imagen—PUAJ. ¿Pretendes que toque esa mano sucia? —dice Mia, a lo que las demás chicas sueltan una pequeña carcajada.imagen

Pero ¡¿QUÉ DICE?! ¿Cómo pretende que esté mi mano después de caerme al suelo?

Carol arruga la frente y le responde enfadada:

—Eh, no tienes por qué hablarle así a Aby.

Pero Mia hace como que no la oye:

—¿Qué? ¿Vosotras habéis oído algo, chicas? —Y, de nuevo, suenan las risitas de su séquito de fans repelentes.

La cara de Carol pasa de su color normal a un ROJO supermegaultraintenso. ¡Parece que va a explotar! Como la líe de nuevo, nos echarán de la escuela...

—Déjala —le digo bajito—. No vale la pena meterse en un lío.

Mia se marcha con sus seguidoras y con su horrible sentido del humor. ¡Y yo que había empezado el día con buen pie! Pero, de repente, aparece una mano al lado de mi cabeza. ¿Se habrá arrepentido? Tiene toda la pinta de ser eso hasta que me giro y me encuentro con...

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Me bloqueo durante un momento. ¿De dónde ha salido? ¿Cómo puede ser que no le haya visto nunca? ¿Cómo se llama? ¡Madre mía, QUÉ NERVIOS!

—¿Quieres levantarte o no?

¡UPS! Le doy la mano (¡no me vuelvo a lavar en la vida, por mucho que diga mi madre!) y ayudo también a Carol a levantarse. Las dos recogemos nuestras mochilas del suelo y le damos las gracias. ¿Por qué no me salen las palabras?

—Menos mal que hay alguien simpático en esta escuela —suelta Carol.

—Gr-gracias... —consigo decir—. Eh... Eh...

—Nico —responde, con una sonrisa preciosa. ¡Qué GUAPO es!—. Y de nada. Me tengo que ir, ¡adiós!

Nico sale corriendo hacia la puerta de entrada. Justo en ese instante, Carol me pasa la mano por delante de los ojos y me dice que despierte de una vez. Ups... Aby bajando de las nubes a la de 3, 2, 1... TIERRA.

De camino a clase, para disimul

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