Los BuscaPistas 3 - El caso del robo de la Mona Louisa

José Ángel Labari
Teresa Blanch

Fragmento

Capítulo 2

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El domingo por la tarde, Pepa Pistas salió al jardín en dirección a la agencia de detectives Los Buscapistas, con la última entrega de «Detectives y sabuesos» bajo el brazo. Su hermano pequeño y su perro Pulgas la siguieron trotando hasta la puerta.

—¡Ni hablar! ¡Llevo todo el día jugando con vosotros! —dijo Pepa volviéndose hacia ellos—. Estoy a pocas páginas e descubrir al culpable y necesito leer con tranquilidad. ¡Pero, por lo que he podido comprobar, la palabra «tranquilidad» no forma parte de vuestro vocabulario!

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En ese instante, Bebito puso en marcha un plan A meticulosamente pensado:

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—¡NO! —dijo decidida Pepa.

Entonces Pulgas se encargó de llevar a cabo un plan B:

¡Auuuuuulló! y se tumbó alicaído en el suelo como si fuera una alfombra.

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—Conozco vuestras estrategias. ¡No os van a servir de nada!

Dicho esto, Pepa desapareció en el interior de la agencia para terminar su interesante aventura de detectives.

Apenas había abierto el libro, su madre asomó la cabeza por la puerta de la agencia.

—¡Me marcho! Tu hermano y Pulgas juegan en el jardín...

«¿Un vistazo? —pensó Pepa—. ¿Cómo voy a hacerlo si tengo los ojos pegados al libro?»

—¿N... no… puedes vigilarlos tú? —Lo último que quería Pepa era estar pendiente de su hermano pequeño.

—Tengo que ir a la clínica veterinaria. ¡Hoy me entrevistan los de la televisión local!

¡Pepa lo había olvidado por completo! ¡La televisión local grababa en directo un programa de animales exóticos en la clínica veterinaria de su madre!

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—¿Y papá…?

—Está en casa haciendo cosas. —Su madre suspiró, se levantó y se dirigió a la salida, no sin antes asegurarse de cerrar bien la verja del jardín por si a Bebito y a Pulgas se les ocurría escaparse—. Portaos bien, chicos.

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Pepa echó un vistazo al exterior, tal como le había pedido su madre, y se sumergió en la lectura… ¡estaba a pocas líneas de descubrir al ladrón del museo!

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Una voz estruendosa la sobresaltó, y el libro voló por los aires.

Maxi Casos, su mejor amigo, acompañado de Mouse, Bebito y Pulgas, asomaba por la puerta de la agencia.

Pepa puso cara de pocos amigos.

—Menudo susto… ¡Y qué inoportunos…! —Pepa observó el libro, que permanecía abierto en el suelo—. Espero que sea importante.

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Maxi asintió con una sonrisa dibujada en su rostro, desdobló un periódico y lo mostró a su amiga.

—¡Mira qué he encontrado! ¡Lee!

—¡Es lo que estaba intentando hacer antes de que me interrumpieras! —respondió algo enojada, y se dispuso a hacer lo que su amigo le pedía.

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—¿Esta es La Mona Louisa? —Pepa observó boquiabierta la fotografía que acompañaba la noticia.

—¡Exacto! —Maxi asintió entusiasmado—. Una gran obra de arte, y una de las más famosas del mundo. ¡Y mañana seremos los primeros en verla durante la visita escolar a

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