Una misión olímpica (Trío Beta 8)

Roberto Pavanello

Fragmento

cap-10

Image

Imagea mañana siguiente empezó con una excursión… ¡al hospital! Sam quería hacerle algunas preguntas a Katie acerca de la foto que habíamos encontrado. ¿De qué conocía a Andrew? ¿Qué sabía de él?

También teníamos otra misión: ¡llevar comida a Bob! Tommy le había pedido a su madre que preparara un plato de espaguetis a la boloñesa.

—¡Por favor, que estén bien calientes! No soporto las sopas del hospital —había dicho Bob por teléfono.

Los pasillos del hospital de Baskerville eran un laberinto. Nos perdimos dos veces antes de encontrar la habitación del padre de Sam. Bob devoró los espaguetis y se quedó dormido como un tronco a los pocos minutos. Katie entró en la habitación en ese momento.

—Creo que esto es suyo… —le dijo Sam en cuanto la vio, alargándole la fotografía—. La encontramos ayer en el camerino. Se le debió de caer. Ese amigo suyo que sale en la foto… ¿no será Andrew Lane, por casualidad? ¿El famoso nadador?

Image

—¡Oh, muchas gracias! Me daba mucha pena haberla perdido, es un recuerdo de Andie. Nos conocemos desde niños. Andie iba a clase con mi hermano mayor. —Katie contempló la foto con cariño y siguió—: ¡Si hubierais visto lo gracioso que era en aquella época! Llevaba el pelo largo, teñido de colores raros, y siempre tenía un megáfono a mano para liderar manifestaciones de todo tipo…

¡Mosquitos y mosquiteras! De niño, Andrew debía de ser clavado a Tommy. Y además se teñía el pelo de colores raros. Me lo imaginé con la cabeza azul, amarilla y verde brillante. Era una imagen ridícula, pero me recordaba a algo…

—Salimos durante un tiempo. —Katie se sonrojó—. Después él se hizo famoso, empezó a volar de ciudad en ciudad, y ya se sabe…

En ese momento sonó su móvil. Katie contestó: «Sí, claro, está todo confirmado» en el mismo tono nervioso del día anterior y se fue de la habitación a toda prisa comentando algo sobre una «cita».

Mis hermanas y yo salimos de la bandolera de Sam y esperamos indicaciones suyas. ¿Era el momento de seguir a Katie? Pero antes de que nuestra amiga pudiera decir algo, Tommy exclamó:

—¡Ahora lo entiendo todo!

Nos metimos de nuevo en nuestro escondrijo a toda velocidad, pero, por suerte, Bob no se había despertado.

Tommy mostró a Sam la foto de Katie. Después señaló la muñeca de Andrew Lane y dijo:

—¡El tatuaje con forma de delfín!

Nos inclinamos a mirar. Así era: en la muñeca del chico se entreveía el tatuaje que habíamos visto todos… en el taller de Mick Brown, para ser exactos.

Image

—Entonces el misterioso hombre que huía era… ¿Estás pensando lo mismo que yo? —dijo Sam—. ¡Andrew Lane es el misterioso hombre que huía del taller! ¡La peluca verde es suya!

—Y esa peluca también la vimos ayer por la noche en el camerino… —añadió Becky—. ¿Y si el misterioso duendecillo Puck fuera el mismísimo Andrew?

—A lo mejor… a lo mejor le han obligado a actuar en la obra… ¡Quizá lo están chantajeando! —dijo Bea con gesto de preocupación.

—No hay tiempo que perder: tenemos que seguir investigando —dijo Sam justo cuando su padre se despertaba.

—Ah, sí, tengo que investigar —murmuró él—. Ese representante es muy simpático, pero se enfada con mucha facilidad.

Sam corrió a detener a su padre, que intentaba ponerse en pie apoyándose en el tobillo escayolado.

—No puedes caminar en estas condiciones, papá. Ya nos ocupamos nosotros, no te preocupes. Te llamaré para contarte todo lo que averigüemos.

Salimos a toda prisa del hospital. Tommy y Sam se montaron en sus bicis. Mis hermanas y yo seguimos a nuestros amigos en vuelo en formación. ¡Estábamos a un paso de resolver el misterio!

—Trío Beta… ¡al ataque! —gritamos a coro con la primera pedaleada.

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos