Los BuscaPistas 14 - El caso de los ovnis misteriosos

José Ángel Labari
Teresa Blanch

Fragmento

cap-1

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Pepa Pistas y Maxi Casos ocupaban las gradas del gimnasio de la escuela. La señorita Ling y la directora Rodeo estaban en el centro de la cancha con alguien muy especial.

—¿Qué hace tu padre aquí? —preguntó Maxi, sorprendido.

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—Anoche recibió una llamada urgente de la señora Rodeo —explicó Pepa— y charlaron un buen rato. Pero no me ha contado ni media palabra.

—¿Qué tramarán? —dijo Maxi, pensativo—. La directora también llamó a mi madre...

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La señora Rodeo repicaba impaciente los dedos en el cabezal del micro ¡sin quitarles ojo!

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¡Iiic! Mouse asomó la cabeza para ver qué sucedía.

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—Van a regañarnos —dijo Dani Dado.

—No hemos hecho nada malo —aseguró Pepa.

Luci Crespas se volvió hacia ella:

—¡Nozotroz no, pero vozotroz zí! Ezpiazteiz a la zeñora Rodeo en el váter, ¿recuerdaz?

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—¡Fue sin querer! —se excusó Pepa.

—¡Claro! Por eso han llamado a tu padre. —Cristina le dio unos golpecitos de ánimo en la espalda a su amiga y luego señaló a Maxi—. Espero que no nos la carguemos todos por vuestra culpa.

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Pepa y Maxi cruzaron miradas y palidecieron al recordar lo que había sucedido la tarde anterior:

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—¡No sabe que fuimos nosotros! —respondió Pepa, convencida.

—Entonces ¿por qué no deja de mirar hacia aquí? —dijo Cristina.

—Quizá porque sabe que estamos hablando de ella... —intervino Pepa.

De repente, la puerta del gimnasio se abrió y una mujer se precipitó al interior.

—Disculpad el retraso —se excusó la recién llegada.

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—¡Mi madre! —exclamó Maxi, y en ese momento pensó en lo que había dicho Dani. ¡Estaban a punto de echarles una buena reprimenda por husmear donde no debían!

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Mouse aprovechó el momento para saltar de la capucha. Olisqueó el entorno y le pareció detectar un leve aroma a queso gruyer. ¡Sus bigotes temblaron de emoción y desapareció entre el público en busca de la suculenta merienda! Pero ¿en qué mochila estaba?

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En cuanto llegó la madre de Maxi, la señora Rodeo pidió silencio y acercó la boca al micro:

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El pitido agudo del micrófono era insufrible. Pero, a pesar de todo, la señora Rodeo siguió con su discurso:

—... mañana tendrá lugar nuestra famosa fiesta medieval de Basketville. Supongo que tenéis el programa... ¡Qué cabeza la mía! ¿Cómo lo vais a tener? ¡Ayer alguien se llevó los folletos de mi despacho sin decir nada!

—¡Ejem! Ya hablaremos de eso en otro momento. —La voz de la señorita Ling se coló por el micrófono abierto.

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La señora Rodeo esbozó una sonrisa maléfica y dirigió una mirada hacia el lugar en el que se encontraban Pepa, Maxi y sus amigos. Luego comenzó a rascarse la cabeza, nerviosa.

—¡Lo sabe! —Maxi parecía preocupado.

—¡Chisss! —La señorita Ling pidió silencio.

—Como decía... Os hemos reunido para explicaros que este año, por culpa de la repentina huelga de actores y actrices, se han anulado las representaciones teatrales. ¡Ni siquiera se celebrará el torneo! Por tanto, por primera vez en la historia de Basketville, solo disfrutaremos del mercadillo.

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—Los feriantes ya están instalados y el Ayuntamiento nos ha pedido que nos unamos a ellos con juegos malabares y música al aire libre. —La señora Rodeo tomó aire y volvió a

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