Daniela Divertiguay 4. ¡La clase más loca! (Daniela DivertiGuay 4)

Daniela DivertiGuay

Fragmento

la_clase_mas_loca-2

Capítulo 1

¿Hay alguien ahí?

¡Riiing! ¡Oh, no! Cinco minutitos más, por favor. Es demasiado pronto. ¡Pero si todavía está oscuro! A veces pienso que me gustaría ser un oso y poder hibernar. ¿Que por qué me estoy quejando? Pues porque no me gusta nada madrugar.

imagen

Además, no soporto el sonido del despertador.

imagen

¿Y os habéis fijado en que siempre suena en el mejor momento del sueño? ¿O cuando más a gustito estás en la cama? Yo hace un segundo estaba con mis amigas, de compras, y de pronto… ¡RIIING! Os aseguro que, en cuanto he abierto los ojos, me han entrado unas ganas horribles de estamparlo contra la pared. ¡UF!

imagen

La verdad es que no sé qué me pasa. Solo puedo decir que esta mañana me siento especialmente somnolienta y perezosa. Más incluso que de costumbre, que ya es decir.

imagen

¡Qué sueño! No os podéis ni imaginar lo que me está costando salir de la cama y ponerme en marcha. Aunque parece que por fin lo estoy consiguiendo. En cuanto me tome el superdesayuno que me prepara mi madre todas las mañanas, estaré como nueva. Seguro. Así que finalmente me levanto, voy a la cocina y me siento a la mesa. ¡Qué hambre!

Voy a coger el vaso de leche cuando intuyo que algo va mal. ¿Qué será? ¡Ya lo TENGO! Estoy dormida, pero no tanto como para no darme cuenta de que… en la mesa no hay nada.

imagen

¿Dónde están mis tostadas, mi zumo y mi vaso de leche con cacao?

imagen

Levanto la vista enfadadísima y dispuesta a recriminárselo a mi madre. Pero entonces me percato de otra cosa: ¡mi madre no está en la cocina! Es más, desde que me he levantado de la cama, no la he visto por ningún lado. Es bastante MUY extraño, pero lo que realmente me asusta es que tampoco hemos mantenido nuestra conversación matutina de todos los días. ¿Que a qué me refiero? Pues a esto:

—Vamos, Daniela, espabila, que ya es muy tarde.

—Mmm.

—Ya está bien de hacerte la remolona. Levántate, ¿quieres?

—Mmm.

—Madre mía. Todas las mañanas igual. ¡Qué suplicio!

—Mmm.

—Venga, Daniela, que es tardísimo. No voy a volver a repetírtelo. Ponte en marcha YA. No pienso permitir que llegues tarde al cole.

—Voooy…

A lo mejor por eso me ha costado tanto ponerme en marcha, porque me ha faltado nuestra conversación. Vale, sí, tenéis razón. Parece más bien un monólogo. Pero lo que no entiendo es…

imagen

Esto ya no tiene ni pizca de gracia. Me pongo a buscarla por toda la casa: miro en el salón, en su dormitorio e incluso en el baño. Pero no hay ni rastro de ella. Así que, tras mi búsqueda, llego a la única conclusión posible: mi madre no está en casa.

En cualquier otro momento podría haber hecho un drama, pero, para ser sincera, no me preocupo demasiado. Probablemente ha salido temprano a hacer algún recado. Ya ha ocurrido otras veces. Sabe que puede fiarse de mí y eso hace que me sienta orgullosa de mí misma. Lo que me sorprende es que no me haya dejado ninguna nota. ¡Con lo que le gustan a mi madre las notitas!

¡Vacía el lavaplatos!

¡Recoge tu habitación!
¡Pon la mesa!

imagen

¿Que cómo sé que no ha dejado ninguna nota? ¡Pues porque tengo ojos en la cara! Y porque, si la hubiera dejado, la habría encontrado mientras la buscaba a ella. ¡Soy bastante buena buenísima encontrando cosas!

No sé cómo lo veis, pero a mí no me parece NADA JUSTO. Luego bien que se enfada cuando me olvido de decirle algo o no la aviso de un cambio de planes.

Noto que se me está poniendo cara de disgusto. Pero entonces pienso que, en el fondo, que se le haya olvidado la notita puede beneficiarme. Seguro que antes o después me sirve para librarme de una bronca, nunca se sabe.

Lo que realmente me molesta es que tendré que prepararme yo solita el desayuno. ¡Qué pereza! ¿Qué le costaba dejármelo listo antes de irse? Tras unos segundos, decido dejar de darle vueltas y preparármelo, porque mis tripas ya hace un rato que han empezado a quejarse. Parece que tanta búsqueda me ha abierto el apetito.

imagen

imagen

Estoy a punto de poner el pan en la tostadora cuando la puerta de la cocina se abre dejando escapar un chirrido. Me giro de golpe esperando ver a mi madre. Pero resulta que las que entran son… ¡Valeria y Martina! ¡ANDA! Se me había olvidado por completo que mis primas se habían quedado a dormir en casa.

imagen

—¿Por qué no nos has despertado? —pregunta Valeria nada más entrar.

—Iba a hacerlo ahora mismo —miento. Esta mañana estoy despistadísima.

—No te habrás olvidado de nosotras, ¿verdad?

—¡Pues claro que no! ¡No digas tonterías!

—¿Y dónde está la tita? —pregunta Martina con cara de sueño.

—Ha salido a hacer un recado. —Sí, ya sé que eso no es más que una suposición, que en verdad no sé dónde está. Pero es que me encanta hacerme la mayor delante de ellas—. Sentaos, que voy a prepararos el desayuno.

Mientras ellas se sientan y yo me acerco a la tostadora, una idea cruza por mi cabeza a la velocidad de la luz. A ver... Si estamos solas en casa, eso quiere decir que nadie puede ver lo que comemos… ¡YUPI! Parece el día perfecto para preparar un desayuno un tanto distinto. ¿Sabéis a qué me refiero? ¿No? Pues está claro CLARÍSIMO.

Miro a mis primas con cara de traviesa (ya sabéis, subiendo mucho la ceja izquierda y ladeando un poco la cabeza) y me acerco al armario donde mi madre guarda «los dulces para las ocasiones especiales». Sí, lo habéis adivinado: ¡las cosas más ricas! Tengo que acercar una silla, porque siempre las esconde en el armario más alto. La pobre cree que no conozco el escondite…

imagen

Cojo todo lo necesario para preparar un desayuno INCREÍBLE...

INGREDIENTES

PARA UN DESAYUNO DE PELÍCULA:

Unas cuantas de mis galletas preferidas. Sí, efectivamente, las que están bañadas de chocolate blanco. ¡El chocolate blanco me ENCANTA!

Unos cuantos bollos: palmeritas chocolateadas, cruasanes rellenos de chocolate, ensaimadas con mucho azúcar glas

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos