No te recuerdo (Amnesia 1)

Mari Díaz

Fragmento

Creditos

1.ª edición: agosto, 2017

© 2017 by Mari Díaz

© 2017, Sipan Barcelona Network S.L.

Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona

Sipan Barcelona Network S.L. es una empresa
del grupo Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-819-8

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Maquetación ebook: emicaurina@gmail.com

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Dedicatoria

 

 

 

 

 

A mis lectoras,

mujeres maravillosas que luchan

día a día por alcanzar sus sueños

Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

 

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Agradecimientos

Promoción

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Capítulo 1

Las mañanas despejadas y soleadas siempre me gustaron, me llenaban de energía; especialmente ese día. Hacía un poco de calor: encendí el aire acondicionado del coche poniéndolo en marcha. Repentinamente una preocupación irrumpió mis pensamientos, lo que me generó cierta angustia. Tenía que solucionar pronto la situación o me vería afectada. Nunca fui alguien que aprobara los actos ilícitos y jamás me atreví a cruzar la línea de lo legal, pero tener conocimiento de ello —sin denunciarlo— me hacía cómplice. Traté de ocupar mi mente en otra cosa: pensé en salir con mis amigas aquel fin de semana. Hacía tiempo que no las veía y tal vez me relajaría un poco salir a dar una vuelta con ellas: colocaría mis pies nuevamente sobre la tierra y, con sus alocadas ocurrencias, me regresarían a la realidad. Conocí a Carla hacía poco más de un año y a Sandra, hacía apenas unos meses atrás; juntas eran geniales, divertidas y tenían ese ávido deseo por la vida que yo había perdido. Solía ser como ellas: entusiasta, bromista y espontánea, pero luego todo cambió.

Sin embargo, la inquietud que me embargaba no se disipó con esos simples y vagos pensamientos. Después de vacilar un poco, tomé el celular, conecté el altavoz e hice la llamada telefónica que tantos nervios me causaba y debía hacer. Al tercer repique escuché una voz femenina, que contestó de forma rápida:

—Buen día.

—Buen día, ¿con la Dirección General de la Policía? —pregunté.

—Sí, ¿en qué podemos ayudarla? —Respiré profundamente antes de contestar.

—Hola, habla Evelyn Bonett, ¿me comunica, por favor, con el oficial Ruíz?; es muy importante.

Enfaticé la última parte de la frase con la esperanza de que buscara al oficial de inmediato. Luego de una pausa, la telefonista regresó y me informó:

—El oficial Ruíz no se encuentra en este momento, pero puede dejar su mensaje.

Dejé caer los hombros y mi cuerpo se relajó un poco. Realmente necesitaba hablar con él, ya

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