José Saramago en sus palabras

Fernando Gómez Aguilera

Fragmento



Índice

 

Portadilla

Índice

Dedicatoria

Citas

Prefacio

Crónica del escritor en la calle

Quien se llama José Saramago

Azinhaga

Autorretrato

Lisboa

Vida

Portugal

Ética

Dios

Razón

Pesimismo

Ser humano

Lanzarote

Muerte

Por el hecho de ser escritor

Literatura

Escritor

Autor-Narrador

Estilo

Novela

Historia

Mujer

Obra literaria propia

Lectores

Premio Nobel

El ciudadano que soy

Compromiso

Comunismo

Ciudadanía

No

Democracia

Iberismo

Latinoamérica

Europa

Política

Medios de comunicación

Derechos humanos

Pensamiento crítico

Referencias bibliográficas

Sobre el autor

Créditos

04_Dedicatoria

A José, in memoriam, razón de vida.

Y a Pilar, abrazando el porvenir.

A Marga, Carla y Alonso, que han respirado

este libro y son la respiración de los días.

05_Citas

Yo soy una persona pacífica, sin demagogia ni estrategia. Digo exactamente lo que pienso. Y lo hago en forma sencilla, sin retórica. La gente que se reúne para escucharme sabe que, con independencia de si coincide o no con lo que pienso, soy honesto, que no trato de captar ni de convencer a nadie. Parece que la honestidad no se usa mucho en los tiempos actuales. Ellos vienen, escuchan y se van contentos como quien tiene necesidad de un vaso de agua fresca y la encuentra allí. Yo no tengo ninguna idea de lo que voy a decir cuando estoy frente a la gente. Pero siempre digo lo que pienso. Nadie podrá decir nunca que le he engañado. La gente tiene necesidad de que le hablen con honestidad.

JOSÉ SARAMAGO, 2003

Sé lo que es, sé lo que digo, sé por qué lo digo y preveo, normalmente, las consecuencias de aquello que digo. Pero no lo hago por un deseo gratuito de provocar a la gente o a las instituciones. Puede que se sientan provocadas, pero en ese caso el problema es suyo. Mi pregunta es: por qué tengo que callar cuando sucede algo que merecería un comentario más o menos ácido o más o menos violento. Si fuéramos por ahí diciendo exactamente lo que pensamos —cuando mereciera la pena—, viviríamos de otra manera. Existe una apatía que parece haberse vuelto congénita y me siento obligado a decir lo que pienso sobre aquello que me parece importante.

JOSÉ SARAMAGO, 2008

Me dicen que las entrevistas han valido la pena. Yo, como de costumbre, lo dudo, tal vez porque estoy cansado de oírme. Lo que para otros todavía puede ser novedad, para mí se ha convertido, con el paso del tiempo, en comida recalentada. O algo peor, me amarga la boca la certeza de que unas cuantas cosas sensatas que he podido decir durante la vida no habrán tenido, a fin de cuentas, ninguna importancia. Y ¿por qué habrían de tenerla? ¿Qué significado tiene el zumbido de las abejas en el interior de la colmena? ¿Les sirve para comunicarse unas con las otras?

JOSÉ SARAMAGO, 2008

Creo que me han hecho todas las preguntas posibles. Si yo mismo fuera periodista no sabría qué preguntarme. Lo malo son las innumerables entrevistas que he dado. En todo caso, procuro responder seriamente a lo que se me pregunta, lo cual me da derecho a protestar contra la frivolidad de determinados periodistas a quienes sólo interesa el escándalo o la polémica gratuita.

JOSÉ SARAMAGO, 2009

06_Prefacio

Prefacio

07_Cronica del escritor en la calle

Crónica del escritor en la calle

La intervención en la esfera pública constituye uno de los rasgos centrales del perfil intelectual de José Saramago, un escritor en permanente elusión

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