Este viernes intacto se abre
en una habitación a ciegas
este veintiséis de agosto
a las siete y cincuenta
yo osvaldo puente empiezo por ser un niño
de miedo enterizo y ojos cerrados
y sobre todo de pies fríos
que sueña cuestabajo con dos tucanes
dos tucanes hermosos y balanceándose
de esos que sólo vienen en los almanaques
seguiré algunas horas siendo niño
ante todo una estricta composición de lugar no todas las mañanas se cumplen ocho agostos
y ahora vendrá la madre o sea mamá
con su sonrisa quieta
sus delgados brazos color flamenco
a decir
a volar
a romper el champán
sobre el barco del año
seguiré algunas horas
pero los postigos están cerrados
el día externo se limita a líneas perfectas verticales luminosas
pequeñas concesiones que hace la sombra poco menos que vencida
la oscuridad que ya no puede más
la pobre
quiere decir entonces que a esta altura tengo los ojos otra vez receptivos
que el miedo compacto empieza a desfibrarse
que los tucanes quedaron allá arriba
y yo estoy aquí abajo con los pies fríos
buendía dice la madre o sea mamá
con su sonrisa quieta
su color de flamenco
y además cosa nueva con las piernas muy juntas
y el largo cabello que se dobla en los hombros
cuidado que me estoy despertando
yo compatriota de ocho años
comienzo a joderme desde infante
a consolarme como
si vivir mereciera consuelo
sé qué estoy lleno de parientes
de primos segundos
padres equidistantes
grandes trinchantes y roperos y cómodas
sillas con abuelos
monopatines
hermanita
etcétera
tengo en la mano un naipesueño
no está mal pero sobre todo no está bien
debo acostumbrarme de una vez por todas al vacío
y asimismo a la desbordante plenitud
cuidado mundo gente cosas cuidadito
que me estoy despertando
los hermosos tucanes se balancean aún
pero en su inminente desequilibrio ya no me miran con su ojo lateral y admonitorio
yo compatriota de ocho años
traigo una serie completa de intenciones
que incluye las celestiales y las aviesas
un estuche de intenciones que todavía no he abierto
porque entiéndanme apenas tengo ocho años
y eso significa caramelos de menta
bochones de colores en maraña
gaudeamus varios de dulce de leche
y maestras de guardapolvo blanco
de las que estoy condenado a enamorarme
nada más que para no defreudar a freud
un baúl de propósitos que aún desconozco
pero que están seguramente en mí como la pupila el bazo la vejiga
justamente me estoy despertando y tengo tantas ganas de orinar
como en cualquier día que no sea mi cumpleaños
hola digo
con la voz de ayer corregida por el moho de hoy
que los cumplas muy feliz dice mamá flamenco
poniendo en la sonrisa toda su elegancia que no es mucha
por qué será que el cariño se rodea de fosforescencias inútiles
sin embargo hay que admitir que estos besos me hacen justicia
tiernos y discontinuos besos con gusto a tanjarina
en cierto modo me siento como un precoz profesional de la dicha
aprovéchate Osvaldo que el rencor se acerca como un oleaje
la tristeza como una nube de mejillas negras
la hipocresía como una campana venenosa
la soledad como la soledad
y basta
habrá paredes en abundancia para golpear mi incipiente ceño
barro en cantidad suficiente para enterrar mis pies
sagrada podredumbre para inhalar mi desmayo
amplio mundo para llorar qué carajo
pero mientras tanto profesionalizo mi felicidad
soy el dueño del santo
el latifundista del parabién
tengo ocho años y un discreto flamenco a mi lado
levántate dice y yo clausuro la modorra como un arcón cuyas bisagras lloran
el colchón también se queja amargamente
los postigos por fin se abren
el sol penetra y lame con urgencia las paredes
por mi parte canto diptongos
ojo no son canciones ni arias ni melopeas
tan sólo modestísimos diptongos
con esa voz estrangulada que siempre tengo antes del café con leche y las tostadas
creo que hoy voy a querer a la gente a las cosas
no sólo al flamenco y a papá búho
y al abuelo león y a la hermanita meona
sino también el techo los canteros
y el azulejo roto y el cepillo de dientes
y hasta el jabón señores
seguro que hoy no voy a temblar
aunque sé que el temblor tiene su encanto
sobre todo cuando tirito bajo el sol
y mis húmedos estremecimientos
hacen que las gotitas de sudor resbalen
desde el oscuro rombo de mi ombligo hasta la arena pálida y quemante.
en la oscuridad sí tiembla cualquiera
pero yo no estoy para reflejos facilongos
papá búho me entiende mejor que los otros
él sabe que mis excusas en rigor son catástrofes
que en mis viajes alrededor de la almohada
cursis excitantes y breves como todos los viajes
también partir siempre es morir un poco
que debajo de mis lágrimas hay un suelo rocoso
y debajo de la roca una marmita de llanto
puta cómo hará para saberlo
cuando yo ni siquiera lo sospecho
ahí están los adultos como un muro
feroces y tiernos
e inconmensurablemente fallutos
el candor se les desprende era
una bonita caparazón a plazo fijo
el corazón se les reduce era
un guijarro a prueba de fáciles alarmas
las metalúrgicas uñas del egoísmo inoxidable crecen
crecen y son virtualmente eternas
rascan pinchan matan
no quiero que me vacíen los ojos
que me partan el labio
que me corten higiénicamente el prepucio
quiero crecer con todos mis desórdenes mis frenos mis frenillos
pasar de la infancia al estupor con bienvenidos y naturales sobresaltos
tengo ocho años disponibles y adecuados para provocar a los reumáticos
a los famosos maduros exactamente cinco segundos antes de que se pudran
a los desahuciados pesimistas que llegan desde todas las provincias de la fruición
a los mordedores que perdieron sus dientes
a las emprendedoras turistas del gran archipiélago de la menopausia septentrional
tengo ocho años y