Seré amado cuando falte

Javier Marías

Fragmento

Contents
Índice
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Un extraño día para la justicia
Falsos méritos
Monedas cínicas
Compañías frías
Leyenda o verdad
Para combatir una plaga
Lo inmutable
Desde fuera y cerca
El estado de la sospecha
La vida sierva
La escuela del póker
Maldad y locura
Confiscación
Yo aún diría más
Un corazón sencillo
Lo que Dolly piensa
Más días extraños
Tú a Tonga y yo a Kiribati
La penumbra de Dean Martin
Galaxias medievales
El largo adiós
Una forma de admiración
Los comprensivos
La machada
El invasor en casa
Mejor callados
Las fastidiosas víctimas
Ente Desaprensivo Abusivo Controlador
Un camarada tahúr
Breve y arbitraria guía demográfica para detectar cursis
Dublín vislumbrado
El español equivocado
Un poema
Todos los actores muertos
Demasiados para la infamia
Frívolamente
La verbena en curso
Mastuerzos de pantalón corto
El inminente lunes
En desuso por abuso
El servilismo de la risa
No era tuya
De la hipocresía e imbecilidad mundiales
Para no salirnos
Noches tantálicas
Memoria personal y viva
Del terror a la comedia
Seré amado cuando falte
Una o dos necedades
Intermediarios literarios
Los seres grabados
Descansos cobrados
No son nada
Yo me rindo
Si no han visto el río
Escrupulosos racistas
El tren de los homicidios
Noticias de mis favoritas
Vida vieja
Fuma y suma
Cuyo estólido piafar
Sospechosos de respirar
De no haber nacido
Es la causa, es la causa
Tres héroes
Mamada y mentira
Jünger y Gellhorn
Desfachateces
Un poco de vértigo
Sonreír a las sanguijuelas
Y que rompan la baraja
Pollo y Gallina
Real Madrid Republicano
La fiesta de los impostores
Los enemigos de la duda
Duele la tierra o uña
De algo pueden servir los libros
Contraespionaje a Alemania
Pánico y explotación
La historia completa
Mercadeo de pensamiento
La puñalada del decano
Mis viejas
No aguanto a Pérez-Reverte
Capulleo de verano
A la altura del Japón
Don y daño de lenguas
A los que sólo están y esperan
Música para camaleón
Dopados o descabalgados
Vengan a rescatarnos
Harakiri con decapitación
Cuando la acusación se hace condena
Ondeante y flotante
Los traicionados muertos
Gansada
Trasvase o estafa
El hombre que supo mentir
Nunca con las mismas armas
Duda
El soberbio estupefacto
Mujeres odiosas
Otro lío horrible
No todos los artistas son mamarrachos
Notas
Sobre el autor
Créditos
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Este libro es la prolongación literal de otro que publiqué hace dos años, Mano de sombra, en estas mismas colección y editorial. Si aquel volumen recogía ciento cuatro artículos, correspondientes a dos años de tarea, que había ido sacando en el suplemento dominical El Semanal entre el 4 de diciembre del 94 y el 24 de noviembre del 96, el presente comienza una semana después de aquel final y reúne los aparecidos entre el 1 de diciembre del 96 y el 22 de noviembre del 98, veinticuatro meses más de opiniones sin cuento.

En el preámbulo a Mano de sombra —¿por qué seré así? No me enmiendo— hice comentarios que sentaron mal a algunos críticos, varios de los cuales me lo hicieron saber en seguida por periódico interpuesto y en letra impresa. Así que dada la sensibilidad cutánea de quienes no se abstienen de practicar el piercing, el tattooing y aun el perforating sobre las pieles de sus reseñados, el scalping, el scalloping, el trepanating y el lobotomizing sobre sus cabezas y el gaslighting sobre sus maltrechas psiques (luz de gas, ya saben, algún día les pondré un buen ejemplo real), prefiero no entregarme esta vez a ese género de cavilaciones ni hacer vaticinios tentadores. Doy la recopilación a las prensas y que sea lo que George Sanders quiera desde el más allá, pues no puedo evitar ver siempre a este actor como al crítico por antonomasia, en su insuperable encarnación de Addison De Witt (debiera el gremio convertirlo en su patrón laico).

También mencionaba en aquel preámbulo que mi buen amigo Manuel Rodríguez Rivero, al que tanto rodríguez-venero, solía desaconsejarme publicar dos o más obras recopilatorias sin que entre ellas mediara alguna novela o libro de cuentos. Con Mano de sombra desoí su consejo. No es este lugar para dilucidarlo, pero en el supuesto de que hubiera tenido él razón, no estaría

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