Vivir adrede

Mario Benedetti

Fragmento

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Índice

Portadilla

Índice

Vivir

1. Color del mundo

2. El miedo

3. Escépticos y optimistas

4. Vaivenes

5. Artilugios

6. Digitales

7. Fotografías

8. Utopías

9. Sobre sencillez

10. Pérdidas

11. Antorchas

12. Todas son mías

13. Ecos y ecos

14. Tengo lo que tengo

15. Sobre suicidas

16. Monologando

17. Posdatas

18. Picazones y rascacielos

19. Vértigos

20. Estupores

21. Alertas

22. Escaparate

23. Transparencias

24. Apagón

25. De palabra en palabra

26. El mundo pasa

27. Museos y campamentos

28. El remolino del paisaje

29. Otro escaparate

30. Árboles

31. Descalzos

32. Naturaleza

33. El río

34. En vuelo

35. El silencio

36. Fotos

37. Tiempo

38. La realidad

39. Crepúsculo

40. Están empero

41. Poca cosa

42. Aplausos

43. Alegría

44. Disparate

45. Ausencias

46. Guarida

47. Ajustes

48. Monotonía

49. Basta

50. Patria

51. Desde lejos

52. Miserables

53. Irse y volver

54. El pasado

55. Lluvia

56. Guerra y paz

57. Correo

58. Piedad

59. Huellas

60. Música

61. Costumbres

62. Perdones

63. Eco y espejo

64. Aleluya

65. El acabose

66. Señales

67. Ah desaparecido

68. Fulgores

69. Ser nadie

70. Horizonte

71. Delirios

72. No voy a irme

73. Arte poética

74. Agujeros de la memoria

75. Informe sobre el futuro

Adrede

1. Todo es adrede

2. Sobre suicidios

3. Candor

4. Desierto

5. Últimas moradas

6. Zapping

7. Pena capital

8. Solo

9. La estatua

10. Funerarias

11. Diccionario

12. Número

13. Isla

14. Más cenizas

15. Odios y amores

16. Siempre o nunca

17. Tempestades

18. Ustedes

19. Tragos

20. Manos

21. Ascensor

22. Globalización

23. La tristeza

24. Los pies

25. Paisito

26. Adiós

27. Mercado

28. Limosnas

29. Los dioses

30. El espanto

31. Sentencia

32. Personajes

Cachivaches

Sobre el autor

Créditos

vivir-01

A mi hermano Raúl

y a Mercedes, ahijada de Luz,

que me dieron entrañable sostén

en días muy dolorosos.

vivir-02

Vivir

vivir-03

1. Color del mundo

Millones y millones. En todas las monedas. Eso es lo que nos cuesta averiguar si hay seres vivientes (Adanes y Evas, serpientes o gorilas, árboles o praderas) en planetas de roca o quién sabe de qué, en tanto que en este planetito con vida miles de niños mueren de hambre civilizada.

Los sentimientos se deslizan, a veces se refugian en guaridas de amor, pero cuando emergen al aire preso o libre, dan el color del mundo, no del universo inalcanzable sino del mundo chico, el contorno privado en que nos revolvemos. Gracias a ellos, a los sentimientos, tomamos conciencia de que no somos otros, sino nosotros mismos. Los sentimientos nos otorgan nombre, y con ese nombre somos lo que somos.

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