La mirada del lobo (Saga Prehistórica 4)

Antonio Pérez Henares

Fragmento

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Créditos

1.ª edición: marzo, 2017

© Antonio Pérez Henares, 2010

© Ediciones B, S. A., 2017

para el sello B de Bolsillo

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-729-0

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Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

Miradas

1. La manada del Tallar

El silencio

2. El fuego de Tari

Los colores del fuego

3. El hijo de la loba

Los olores del lobo

4. La madre

El ojo del hombre

5. El aprendiz

Las grullas

6. El primer invierno

Huellas

7. Los invasores

El ojo efímero

8. Sumisión

La codorniz

9. La hembra

La noche del cazador

10. La yegua herida

Luna de invierno

11. El hijo del hombre juega con los hijos del lobo

Temporal

12. Deuda de sangre

Crepúsculo

13. Los leones

Niebla

14. Hambre

El gemido del invierno

15. La carne de la osa

El tiempo de la hierba nueva

16. Las dos manadas

La sangre

17. El comienzo del odio

La hoguera

Acabé de escribir...

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Dedicatoria

A los mendigos,

que en las hostiles aceras del bosque de cemento

siguen durmiendo al calor y cobijo de sus «lobos».

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Miradas

Miradas

El lobo sabía más del hombre que el hombre del lobo. El lobo y el hombre se conocían desde hacía ocho inviernos. El niño había visto al cachorro con la loba cuando él aún caminaba entre mujeres. El lobato había cortado la pista del muchacho cuando todavía no había cazado su primera pieza.

Ahora los dos dirigían sus manadas en la cacería.

El hombre y el lobo se habían visto cada invierno. El hombre había distinguido desde siempre entre los lobos a aquel lobezno de color más claro, casi blanquecino, que sus grises hermanos. El lobo reconocía, entre todos los olores humanos, el de aquel jovenzuelo espigado siempre con el venablo en la mano.

Pero el lobo había observado mucho más tiempo al hombre que el hombre al lobo. Sabía más el lobo del hombre que el hombre del lobo. Y era el lobo quien se acercaba al hombre y lo miraba.

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