La salvación de una santa

Keigo Higashino

Fragmento

Creditos

Título original: Seijo no Kyûsai

Traducción: Francisco Barberán

1.ª edición: marzo, 2013

© 2008 by Keigo Higashino

© Ediciones B, S. A., 2013

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

Publicado originalmente en Japón en 2008 por Bungeishunju Ltd., Tokio. Traducción española publicada por acuerdo con Bungeishunju Ltd., Tokio, a través del Japan Foreign-Rights Centre / Ute Körner Literary Agent, S.L.

www.uklitag.com

Depósito Legal: B. 5004.2013

ISBN DIGITAL: 978-84-9019-379-2

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

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Los pensamientos de las jardineras ya habían echado algunas florecillas. La tierra parecía haberse resecado bastante, aunque aparentemente no las había afectado, ya que los dibujos de sus pétalos eran de una nitidez absoluta. No eran flores ostentosas, pero sí se veían fuertes. Tengo que regar también las de las macetas, se dijo Ayane mientras miraba la terraza a través de la puerta de cristal.

—Pero ¿me estás escuchando? —dijo una voz tras ella.

Ayane se volvió esbozando una leve sonrisa.

—Claro que sí. ¿Acaso no es evidente?

—Pues para ser evidente no reaccionas muy rápido que digamos... —repuso Yoshitaka desde el sofá mientras volvía a cruzar sus largas piernas. A pesar de que frecuentaba el gimnasio, parecía cuidarse de no ganar excesiva musculatura en la cintura y las piernas, para así poder seguir poniéndose aquellos pantalones estrechos que tanto le gustaban.

—Estaba algo distraída.

—¿Distraída? Eso no es muy propio de ti —dijo Yoshitaka arqueando una de sus bien cuidadas cejas.

—Es que me ha sorprendido.

—¿En serio? Pues yo creo que ya deberías estar al corriente de mi proyecto de vida, ¿no?

—Bueno, sí, pero...

—¿Hay algo que quieras decirme? —preguntó él ladeando levemente la cabeza. Estaba repantingado en el sofá con gesto despreocupado, como si la cosa no fuera con él.

Ella no estaba segura de si estaba haciendo teatro o era que realmente se sentía así. Dejó escapar un suspiró y lo miró de nuevo a los ojos.

—¿Tan importante es eso para ti?

—¿A qué te refieres con «eso»?

—Ya sabes... lo de los niños...

Yoshitaka esbozó una leve sonrisa burlona, miró un instante hacia un lado y volvió finalmente su mirada hacia ella de nuevo.

—No has escuchado absolutamente nada de lo que te he dicho, ¿verdad?

—Claro que te he escuchado. Y precisamente por eso te acabo de hacer esta pregunta, ¿no crees?

La severa mirada que acompañó a la respuesta de Ayane hizo que él también

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