Título original: Cruel and Unusual
Traducción: Jorge Luis Mustieles
1.ª edición: noviembre, 2015
© 2015 by Patricia Cornwell
© Ediciones B, S. A., 2015
Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)
www.edicionesb.com
ISBN DIGITAL: 978-84-9069-256-1
Maquetación ebook: Caurina.com
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Este libro es para
la inimitable doctora Marcella Fierro.
(Enseñó bien a Scarpetta.)
Contenido
Portadilla
Créditos
Dedicatoria
Prólogo
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Epílogo
PRÓLOGO
(Reflexión del maldito en la calle Spring)
Faltan dos semanas para Navidad. Cuatro días para nada en absoluto. Tendido en la cama de hierro contemplo mis sucios pies descalzos y el retrete blanco sin asiento, y cuando las cucarachas se arrastran por el suelo ya no doy un salto. Las miro de la misma manera que ellas me miran a mí.
Cierro los ojos y respiro despacio.
Me acuerdo de cuando rastrillaba heno a pleno sol sin recibir ningún salario en comparación con la forma en que viven los blancos. Sueño que tuesto cacahuetes en una lata y cuando los tomates están maduros los devoro como manzanas. Me imagino conduciendo la camioneta, con el sudor brillándome en la cara en aquel lugar sin futuro que juré abandonar.
No puedo usar el váter, sonarme la nariz ni fumar sin que los guardias tomen nota. No hay reloj. Nunca sé qué tiempo hace. Abro los ojos y veo una pared vacía que no tiene fin. ¿Qué se supone que ha de sentir un hombre cuando está a punto de irse?
Como una canción muy triste. No sé la letra. No me acuerdo. Dicen que sucedió en septiembre, cuando el cielo era como un huevo de tordo y las hojas estaban encendidas y caían a tierra. Dicen que una bestia andaba suelta por la ciudad. Ahora hay un sonido menos.
Con matarme a mí no se mata a la bestia. La oscuridad es su amiga, la carne y la sangre su festín. Cuando crees que ya no hay peligro en dejar de mirar es cuando más te vale empezar a mirar, hermano.
Un pecado conduce a otro.
Ronnie Joe Waddell
1
El lunes que llevé la reflexión de Ronnie Joe Waddell en la cartera no vi el sol en todo el día. Estaba oscuro cuando fui a trabajar por la mañana. Volvía a estar oscuro cuando regresé a casa. Gotitas de lluvia giraban bajo el haz de los faros, la noche lóbrega de niebla y crudamente fría.
Encendí un fuego en la sala de estar y pensé en las tierras de cultivo de Virginia y en tomates madurando al sol. Me imaginé un joven negro en la calurosa cabina de una camioneta y me pregunté si ya entonces su cabeza estaba llena de asesinato. El Rich