La magia de tu ser (Saga de los Malory 4)

Johanna Lindsey

Fragmento

 

Título original: The Magic of You

Traducción: Graciela Jáuregui Lorda

1.ª edición: septiembre 2005

© 1993 by Johanna Lindsey
 © Ediciones B, S.A., 2005
 Bailén, 84 - 08009 Barcelona (España)
 

www.edicionesb.com

Publicado por acuerdo con Avon,
 un sello editorial de HarperCollins Publishers, Inc.

 

Diseño de cubierta: MRH
 Diseño de colección: Ignacio Ballesteros

Depósito Legal:  B.15634-2012

ISBN EPUB:  978-84-9019-124-8

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

 

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Londres 1819

 

La cantinera suspiró una y otra vez, ya que los tres elegantes caballeros, todos jóvenes lores, sólo le habían pedido bebidas, a pesar de sus esfuerzos por brindarles otra clase de favores. Aun así, ella revoloteaba alrededor de la mesa, con la esperanza de que alguno de ellos cambiara de opinión, especialmente el rubio, de ojos verdes y sensuales, ojos que prometían incalculables placeres si podía ponerle las manos encima. Derek, así oyó que lo llamaron, y su corazón se habían entrelazado en el instante en que él entró. Ella nunca había visto un hombre tan apuesto... hasta que entró el más joven del trío.

Era una verdadera vergüenza que alguien fuera tan joven, ya que su experiencia con muchachos de esa edad había sido tristemente insatisfactoria. Por otra parte, este joven tenía un brillo diabólico y picaresco en la mirada, por lo cual se preguntaba si sabría cómo complacer a una mujer, a pesar de su corta edad. En realidad era más alto y corpulento que sus compañeros, con el cabello oscuro y ojos celestes muy claros, era tan atractivo que a ella le hubiera gustado averiguarlo.

El tercer miembro del grupo, que parecía ser el mayor, no era tan buen mozo como sus dos amigos, aunque, en realidad, también era un prototipo de buen aspecto, sólo superado por los dos rompecorazones. La muchacha volvió a suspirar, esperando, preocupada porque pensaba que iba a sentirse decepcionada, ya que a ellos sólo les interesaban sus bebidas y sus conversaciones.

Ajenos de los lascivos pensamientos que se dirigían hacia ellos, nada nuevo para los tres, repentinamente cambiaron el curso de su amable conversación ante tan ávida observación.

—¿Cómo lo hace, Derek? —se quejó Percy, con un poco de desprecio en sus palabras. Se refería a Jeremy, el primo de Derek y el más joven de los tres—. Ha bebido igual que nosotros, y, sin embargo, ahí está sentado y sin un indicio de borrachera.

Los dos primos Malory se hicieron una mueca. Lo que Percy no sabía era que un puñado de piratas le había enseñado a Jeremy todo lo que sabía sobre bebidas y mujeres. Pero eso era algo que la familia no ignoraba, como tampoco el hecho de que el padre de Jeremy, James Malory, vizconde de Ryding, había sido el líder de aquellos mismos piratas, en la época en que era conocido como el Halcón. A Percival Alden, o Percy, como le llamaban sus amigos, nunca se lo habían contado. El bueno de Percy era incapaz de guardar un secreto ni para salvar su alma.

—Mi tío James me advirtió de que le aguara las bebidas —le mintió Derek, con el rostro serio—. De otro modo al jovencito no le permitirían salir conmigo.

—¡Dios mío! ¡Qué horrible! —Percy cambió su tono compadeciéndose, ahora que le habían asegurado que un joven de dieciocho años no estaba bebiendo a escondidas.

Después de todo, Percy tenía veintiocho años y era el mayor del trío. Era lógico que resistiera mejor el licor que sus compañeros. Aunque Derek, a los veinticinco, siempre le había avergonzado cuando se trataba de beber seriamente. Pero el joven Jeremy les estaba superando a ambos... o por lo menos eso era lo que pensaba Percy. Qué deplorable era tener un libertino reformado como padre, que no le perdía de vista, e incluso le pedía al resto de la familia que le ayudara a cortarle la diversión.

Derek nunca decía una palabra cuando Jeremy desaparecía, de noche, con una criada de buen ver en los brazos; así que no toda la diversión del muchacho se veía coartada. Percy no recordaba una sola vez, del último año, desde que Derek había tomado a su primo bajo su protección, en la que Jeremy no hubiera encontrado a una dama con quien compartir algunas horas muy privadas, o en la que los tres hombres no hubieran terminado en una alegre taberna, en una costosa casa de Eros, o en una de las muchas reuniones sociales. El muchacho tenía mucha suerte cuando se trataba de mujeres. Mujeres de todas las edades, prostitutas y damas, consideraban irresistible a este joven Malory.

En ese aspecto, se parecía a su padre, James, y a su tío Anthony Malory. Es

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