Alma. Ciudad de tempestades (Amor en la tormenta 1)

Valeria Naya

Fragmento

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Capítulo 1

Fragmento del Diario de Alma Recabarren

Lunes 1º de abril de 2013

Fin de semana largo. Pascua. Demasiado junto. Mañana voy a almorzar con papá, Karen y su familia. Adoro ver a mi sobrina, pero mi hermana… ufffff. Ya sé que me va a preguntar lo de siempre: que si empecé a salir, que si estoy viendo a alguien, que tengo que continuar mi vida, etc., etc. Nadie entiende, nadie sabe que el corazón se rompió en mil pedazos, que después de perder a mi bebé, perdí la vida. Que Mariano se fue, que nunca me quiso, que nunca quiso a mi hijo, que siempre fue un egoísta. Demasiado, todo junto. Mi corazón no tiene arreglo ya, no siento nada ya. Nadie me hace sentir nada. La vida me pasa por las narices y se escapa, y yo, como una estatua que ve pasar delante suyo todo, y nada. Nadie me entiende realmente. Solo Lucas. Él sabe lo que es no sentir nada. Cuando falleció toda su familia en el accidente (su padre, su madre y su hermana), perdió la capacidad de sentir. Como yo.

Fue muy graciosa la forma en que nos conocimos. Todavía lo recuerdo y me muero de risa. ¿¿Ya lo escribí?? No creo. Sé que he mencionado a Lucas en varias páginas, pero no recuerdo si escribí sobre el día que nos conocimos («conocernos» es una manera de expresarlo, nunca nos vimos las caras, pero nuestras almas se conocen, definitivamente). Bueno, lo hago ahora que tengo ganas y así ya me queda plasmado para siempre en estas páginas. Entré, como cada noche (casi como un ritual, como hago todo últimamente), al blog de literatura donde hablo durante horas de lo poco que aún siento que me gusta: la lectura, la literatura. Un blog donde funciona un club de lectura. Cada mes se propone un libro y tenemos cuatro encuentros mensuales por chat, donde cada uno hace su crítica literaria al texto designado para el mes. Los encuentros son los lunes. Ese lunes trabajábamos el libro Lo que dicen tus ojos, de Florencia Bonelli. Un texto que me había apasionado. La historia de Kamal y Francesca era hermosa. Discutimos varios temas que atraviesan el texto: política internacional, ecología, relaciones extramatrimoniales en los ’60, el amor.

Ese día íbamos a debatir sobre el amor. ¿Francesca había estado enamorada de Aldo o solo lo quiso y conoció el amor con Kamal? ¿Uno debe hacer sacrificios por amor? ¿El amor exige sacrificios? La discusión se puso álgida. Había gente de diversos países de Latinoamérica y algunos españoles. Yo tecleaba a diestra y siniestra, muy metida en la pelea. Allí, todos hablábamos en español neutro, nadie debía utilizar regionalismos, dialectos. La idea era que fuese una comunidad virtual homogénea. Ni siquiera usábamos nuestros nombres, sino nicknames. Yo era «Artesana». De pronto surge en el margen inferior derecho un recuadro de conversación. Alguien del blog me pedía hablar en privado. Abrí la pestaña. Era «Conductor».

Busco la conversación y la copio porque no tiene desperdicio. Gracias a Dios que existe la opción de «copiar» y «pegar» en estos diarios virtuales… de lo contrario, reproducir el chat hubiera sido imposible. ¡Gracias Sr. Historial!

Hola, Artesana, mucho gusto.

No hablaba en privado con nadie, siempre me mantenía escondida en el anonimato del montón de gente que participaba en ese grupo. Nunca me gustó resaltar en nada. Odio ser centro de atención. La vergüenza me mata. Esa noche ya me había aburrido. Estaba por despedirme cuando Conductor me acababa de escribir. Resolví que, solo por ese día, iba a hacer algo distinto. No huir. Decidida, tecleé en la pestaña.

Hola, Conductor, ¡el gusto es mío! Estaba a punto de irme del blog. Hoy me han cansado con frases muy estúpidas, y justo me aparece tu diálogo privado y me dije: veamos qué tiene para decir.

Uy, demasiada presión me has puesto, chiquilla!!! Jajajaja.

Naaaaaa, es broma!!!! Cómo estás tú, amigo?

Ya era casi natural hablar de «tú» en el blog. No me costaba, solo en la conjugación de algunos verbos que debía pensar dos veces antes de escribir.

Bien! Gracias por preguntar! Me atreví a escribirte en privado porque has anotado unas cuantas frases que he leído y me identificaron. Quisiera conocerte un poquito más, si eso es posible…

Claro que sí. Es posible. Cuáles fueron esas frases que tanto han llamado tu atención???

Cuando dijiste por ejemplo: “El amor merece de nuestros sacrificios”, “Si no hay sacrificio, no hay amor verdadero”, “El amor puede salvar muchos escollos”, “Lo que no se puede arreglar es la falta de amor o un amor egoísta, o un amor tibio”, “El amor es puro fuego que debe mantenerse muy alimentado para que no vaya apagándose”. Me pregunté: ¿qué clase de amor ha vivenciado y qué clase de sacrificio ha tenido que hacer?

Ups, directo al punto. Conductor había dado en el blanco de mi dolor. Durante una hora hablamos y le conté, sin demasiados detalles, todo lo que había sufrido tres años antes con Mariano. El dolor de la pérdida. No le hablé de mi depresión, de la medicación, los psiquiatras, mi familia mirándome como potencial suicida, etc. Solo los hechos más importantes.

Él hizo lo propio. Es increíble cómo un espacio virtual, un ambiente de intimidad logrado sin estar presente, posibilita abrirse a un desconocido. Conductor me confesó su dolor, la pérdida de su familia, sus meses de internación para recuperarse de las heridas, las operaciones a las que tuvo que ser sometido, e incluso se animó a contarme que había intentado suicidarse una vez, al año de su accidente. Dos horas más tarde seguíamos hablando. Bah, escribiendo. Solo veía sus letras. No había audio ni imagen. En ese momento, de la nada se despidió.

Artesana, debo marcharme. No puedo seguir hablando contigo. Si continúo aquí, terminaré sufriendo, si eso es posible para un corazón que hace mucho no funciona correctamente.

Qué pasa, Conductor? No entiendo. Creí que ambos estábamos a gusto hablando de cosas que no hemos hablado con nadie más en este espacio. Te he insultado o molestado de alguna manera??? Si así fue, te pido disculpas.

No, Artesana, no me has insultado, por el contrario. Tus palabras, tu forma de ver la vida, tu sufrimiento. Todo me acerca demasiado a ti. Demasiado… No tengo protección contra ti. Los demás no me han tocado el alma. Pero tú… eres especial. Me entiendes como nadie porque has vivido algo similar, un dolor igual de grande que el mío. Y yo te entiendo del mismo modo. Esto no nos hará bien a ninguno, estoy seguro. Sobre todo, porque estamos en diferentes lados del planeta, seguro.

Al otro lado del planeta???? No entiendo. Qué tiene que ver eso? Además, tú no sabes dónde estoy ni yo sé dónde estás.

Artesana, me gustas. Hace años que nadie me interesa. Tengo el corazón dormido. Pero tú lo has despertado con tus palabras. Estoy seguro de que no estamos ni remotamente cerca. Eso me temo…

Pará, pará… Exceso de información que no puedo procesar de manera tan rápida… Vos me decís que yo te gusto???? Pero si ni siquiera sabés mi verdadero nombre!!!

Cuando leí, luego de poner Enviar, me percaté del cambio en mi neutro: lo abandoné por completo y marqué mi nacionalidad claramente. Cerré los ojos, arrepentida. Esto traería cola…

Conductor no respondía. Yo leía: «Conductor está escribiendo», pero nada salí

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