Amor para novatos (Amor en el campus 1)

Irene Franco

Fragmento

amor_para_novatos-2

Agosto

—¡Por nosotras, chicas! ¡Y por todo lo que está por venir!

Las tres copas entrechocan y, con un largo trago que alivia el calor de esta noche de viernes, damos por comenzada la celebración.

—Aún no me creo que nos vayamos a Madrid... ¡Voy a ser periodista! —Nuri se pone a dar saltitos mientras las demás nos reímos.

—Ya verás los añitos que pasaremos —suelta Carola tras una carcajada.

Miro a las chicas. Están preciosas y no es gracias al maquillaje ni a sus conjuntos veraniegos, resplandecen de ilusión y ganas. Pienso en la suerte que hemos tenido por contar las unas con las otras y por estar a punto de empezar una nueva etapa juntas, aunque eso no quita que esté un poco nerviosa. Siempre hemos tenido claro que queríamos estudiar fuera de Murcia, conocer lugares nuevos, pero nunca imaginé que tendríamos la suerte de entrar todas en la carrera que queríamos y en Madrid.

—Tierra llamando a Vega. ¿Se puede saber en qué estás pensando? —pregunta Carola antes de dar un trago a su bebida.

—¿Os dais cuenta de que, en apenas un mes, estaremos viviendo puerta con puerta? —La idea aún me parece una locura. Una locura maravillosa y emocionante.

—Puf, solo espero que seáis silenciosas en la cama. Como tenga que enterarme de cada tío que os tiréis... —Nuri empieza a reírse mientras nos mira.

—Y lo dice justamente la que tiene la vida sexual más activa. Paso de que me toque a tu lado, seguro que no podré pegar ojo —contesta Carola.

—¡No vayáis de mojigatas! Carola, tú estás ennoviada. Y, Vega, después de lo de Víctor, deberías darte una oportunidad. ¡Este puede ser tu año!

Que mencione ese nombre me produce malestar. Es algo —o mejor dicho, alguien— que prefiero no recordar.

Carola debe de notar mi cambio de humor, ya que me coge del dedo meñique. Desde pequeñas tenemos la costumbre de hacerlo cada vez que alguna está de bajón y necesita ánimos. Es nuestra forma de decirnos: «No pasa nada, estoy aquí», así que sonrío mientras le devuelvo el gesto.

—¡Me encanta esta canción! Venga, pesadas, coged vuestras bebidas y moved el culo hasta la pista de baile. A este ritmo nos harán vips en la barra.

Seguimos a Carola, que se mete entre la gente al tiempo que suena «Todo de ti». Hemos venido a Chaos, una de las discotecas más grandes y conocidas de la zona. Cuando Nuri nos ha dicho esta mañana que había fiesta preuniversitaria, todas nos hemos apuntado rápidamente al plan. Y no hemos sido las únicas. El local está tan lleno que nos cuesta avanzar.

Encontramos un hueco y bailamos hasta que aparece Adrián, el novio de Carola. Le dice algo al oído mientras la sujeta por la cintura. Nuri y yo nos alejamos de ellos.

—Pero ¿estos dos no estaban peleados?

—Se supone que sí, pero ya los conoces... Es mejor no meterse.

—No entiendo cómo lo aguanta, es insoportable.

Él, sin dirigirnos la palabra, le coge la mano a Carola y comienzan a caminar en dirección contraria. Antes de irse, ella se da la vuelta y vocaliza: «Luego os busco».

Justo en ese momento unos brazos fuertes me rodean por detrás y me levantan del suelo.

—Pero ¡mira a quién me he encontrado! ¡Si es la encargada de la tienda de chuches de la esquina! —Reconozco la voz de Iván al instante.

—Ja, ja. Muy gracioso. ¡Suéltame ya!

Le doy golpes con las piernas para que me deje, sin éxito, y entonces empieza a dar vueltas.

Iván es mi vecino y mi mejor amigo desde que tengo uso de razón. Nuestras madres siempre han sido íntimas, por lo que nos usaban de excusa para bajar al parque y tomarse un café. Su actividad favorita era tirarme del pelo y meterse con mi ropa, ya que desde pequeña me gusta vestirme con muchos colores —de ahí el maravilloso mote de «la encargada de la tienda de chuches»—; la mía era escupirle en la cara cada vez que podía. Sí, es asqueroso, pero era cuestión de supervivencia.

Decido hacer lo mismo. Vuelvo la cabeza como puedo y veo que me mira con sus ojos verdes. Lleva el pelo, rubio oscuro, más largo de lo normal, lo que le deja un flequillo desordenado. Empiezo a generar saliva e Iván se detiene.

—Vega, ni se te ocurra.

Sonrío con los labios apretados.

—Te juro que, como lo hagas, no vuelvo a hablarte en mi vida. —Noto que empieza a aflojar el agarre.

Frunzo un poco la boca, me preparo para el lanzamiento y...

—¡VALE, VALE! —Me deja en el suelo y se aleja de mí—. Eres malvada, Vega Gil.

Me río, me acerco a él y le doy un abrazo.

—No sabía que vendrías. ¿Con quién estás?

—Con Natalia y unos amigos suyos. —Me mira con picardía.

—Uy, qué pena no habérnosla encontrado —suelta Nuri.

La ironía es evidente. Natalia es una «amiga» de Iván con la que a veces «pasa el rato» y con la que no nos llevemos especialmente bien.

—Hombre, Nuri, no te había visto. —Iván se hace el sorprendido y se vuelve.

—Ja, ya, claro. Hola a ti también. —Nuri finge que se mira las uñas—. Para mi desgracia, yo sí que te he visto.

Estos dos llevan en un tira y afloja desde que los presenté. No han tenido más de cuatro conversaciones civilizadas, si por civilizada contamos un «pásame las patatas».

Pongo los ojos en blanco. No tienen remedio.

—Tan simpática como siempre.

Me parece ver humo saliendo de las orejas de mi amiga.

—Solo con la gente que merece mi simpatía.

—¿Y yo no entro en esa lista? —Iván se cruza de brazos, divertido.

—Tú entras en otra más exclusiva.

—Ah, ¿sí? ¿Y cuál es? ¿La de los tíos inalcanzables?

—No, en la de los idiotas —contesta Nuri con una sonrisa falsa y se da la vuelta para irse.

Me despido de Iván mientras mi amiga me arrastra hacia la barra más alejada, pero él tiene los ojos clavados en la espalda de cierta rubia que por poco me arranca el brazo.

Una camarera nos sirve rápido dos copas. Saco el monedero para pagar y me fijo en que esta le hace ojitos a Nuri.

—Tía —le advierto por lo bajini—, creo que le gustas a la camarera.

Pone cara de pícara y la observa.

—Es guapa —dice cuando se aleja hacia la caja—, pero hoy es noche de chicas.

Le dedico mi mejor cara de «estás loca».

—No pasa nada si quieres enrollarte con ella, puedo buscar a Carola y así te doy vía libre.

—¿Por qu

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos