Con hormonas y a lo loco

Doctora Clotilde Vázquez

Fragmento

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PRÓLOGO

Cuando Clotilde Vázquez me propuso prologar este libro —tanto en su primera edición como en esta segunda, revisada y ampliada— no lo dudé porque siempre he opinado que debemos eliminar tabúes y hablar claro sobre el periodo de climaterio.

Hace quince o dieciséis años comenzó a tratarse la menopausia y se empezó a escuchar y a ayudar a muchas mujeres durante esta época de su vida. Se fundaron unidades de menopausia, aparecieron nuevos fármacos y, en torno a la actividad profesional y científica, se fueron generando unas expectativas tales que se desbordaron nuestras posibilidades de atención, ya que demandaban tratamiento tanto las mujeres que lo necesitaban como las que no. Aun así, el clima era de optimismo y satisfacción entre especialistas y mujeres con menopausia.

Poco tiempo después, dos trabajos sesgados publicados en los medios de comunicación acabaron con todo. Por un lado, el informe estadounidense WHI (Women’s Health Iniciative), cuya autora pidió perdón posteriormente por el efecto negativo que tuvo, apuntó que la terapia hormonal sustitutiva producía cáncer. Eso, sumado al interés económico de sacar al mercado productos naturales que «producen los mismos efectos beneficiosos, sin una sola contraindicación», hizo que se pasara de todo a nada en términos absolutos.

Sin embargo, unos pocos especialistas osados nos atrevimos a prescribir tratamientos, personalizando la atención y los fármacos, y observamos que no aumentaban los cánceres y que sí mejoraba ostensiblemente la calidad de vida. Se atenuaron síntomas como el insomnio, que afectaba de manera notable a la vida laboral, los sofocos, la falta de libido, la dispareunia, los dolores óseos o el aumento de peso.

Osados los especialistas y osadas las pacientes que casi se sometían a los tratamientos en la clandestinidad porque si sus amigas, o incluso sus médicos, se enteraban, se lo recriminaban sin más argumentos que el nefasto informe WHI.

A principios del siglo XX, la esperanza de vida era de 54 años, por lo que hablar de la menopausia no tenía sentido, pero hoy nos queda aún mucha vida después de este cese hormonal y parece lógico usar fármacos si con ellos retardamos sus consecuencias. Por eso celebro el libro de la doctora Vázquez, porque marca la dirección correcta para no tener dudas sobre la medicalización de esta etapa que es cada vez más larga y muy diferente a la de las mujeres de hace cincuenta años.

Los que hemos tratado a estas pacientes con sentido común, observación clínica y fármacos y dosis adecuados durante el tiempo necesario sabemos, y ellas también lo saben, que hemos acertado. Por eso, en mi nombre y en el de las pacientes, quiero mostrar mi agradecimiento por la publicación de libros como este que aclaran conceptos y que, de alguna manera, nos ayudan a salir de esa clandestinidad.

Dra. Carmen Casquet

Especialista en Ginecología

Jefa Asociada Hospitales de Madrid

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PRESENTACIÓN

Hace tres años comencé a escribir un libro sobre la menopausia porque muchas historias clínicas y humanas de mujeres —y algún hombre— en su declive hormonal me habían ido interpelando como endocrinóloga y como mujer a lo largo de años.

Porque, al haber experimentado en primera persona una menopausia relativamente temprana y haber tenido la fortuna de contar con una magnífica ginecóloga, he sido testigo de que muchas mujeres han carecido de una opinión experta.

Porque me había impregnado de esa realidad compleja a la que profesionales y sociedad respondemos no solo con bastantes carencias, sino también muchas veces con banalización e incluso mal trato (o maltrato) profesional y social. Todo esto me ha impulsado a intensificar mi observación, reflexión y estudio.

Quería plasmar mis vivencias, estudios y conclusiones y compartirlos con profesionales y con mujeres y hombres que se encuentran en esa fase de declive hormonal. Quería aportar mi experiencia como médico especialista en endocrinología, metabolismo y nutrición, describiendo las diferentes formas clínicas y humanas de la menopausia, basándome en historias reales, cada una de las cuales representaba un prototipo de mujer que había acudido a mi consulta.

Así nació el libro Klimaterio, publicado en enero de 2020, que recoge historias reales para sustentar la visión profesional. No quería apartarme de la perspectiva clínica, pero sí recurrir al tan necesario gran angular para entender cualquier fenómeno clínico y humano, y así plantear un tratamiento adecuado y compartido.

Ha pasado poco tiempo desde que el libro salió a la venta y observo con satisfacción que empieza a hablarse mucho de la menopausia. De manera abierta. En redes sociales. Entre profesionales de la ginecología y de la endocrinología. Sin embargo, constato que aún hay muchos prejuicios, mucho miedo, mucha desinformación y carencia de una perspectiva amplia sobre esta fase tan importante, clave para prevenir, para mejorar la calidad de vida, poner los cimientos y vivir la segunda fase vital con más salud.

Por eso nace ahora este segundo libro, que he titulado Con hormonas y a lo loco, donde me he centrado en los síntomas, sus explicaciones, su relevancia y sus salidas. Cada síntoma expresa un conjunto de fenómenos que ocurren en la menopausia y me apoyo de nuevas historias que ejemplifican lo que describo. Porque este libro contiene sobre todo realidad.

Sigo sin tener pretensiones de dar solución a todo lo que ocurre en esta etapa de la vida, cruce de tantos y complejos acontecimientos. No obstante, cada vez sabemos más y podemos actuar mejor, con mayor precisión y acierto. He obviado de manera deliberada otras posibles patologías más puramente ginecológicas que se pueden dar en esta etapa, como sangrados abundantes o miomas uterinos que, afortunadamente, resuelven muy bien los especialistas en ginecología.

Así, porque me gustaría seguir contribuyendo a que menos mujeres sufran algún tipo de discapacidad de manera prematura, tengan fracturas antes de los 70 años, sufran dolor durante el sexo, insomnio o un agravamiento de enfermedades preexistentes, aquí va mi nueva aportación endocrina, metabólica y humana a las mujeres que se encuentran en esta fase de cambio.

¿Es una exageración ocuparse de la menopausia?

Hay momentos especiales en los que las mujeres nos acordamos de nuestras madres, miramos hacia atrás con ternura, las entendemos mejor, nos vuelven aquellas palabras que tan distantes y distintas nos parecían cuando éramos adolescentes y jóvenes; entonces, de pronto, pronuncias esa frase suya que tanta rabia te daba o la reconoces en uno de tus gestos o en las modificaciones que tu cuerpo físico va experimentando.

No soy original al confesar que empecé a identificarme con mi madre sobre todo en la menopausia ya avanzada, cuando mis hijos ya eran mayores. La irritabilidad no comprendida, los sofocos, el no poder dormir, el pasar del calor al frío, los ronquidos de mi pareja y esta barriga que se resiste a entrar en una talla 40, ¡cuan

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