
«Sistema de Inteligencia Ortográfica (SIO)»: no es magia, es ciencia
Parece un libro, pero no lo es. También podría parecer un juego, pero lo cierto es que tampoco lo es. «Sistema de Inteligencia Ortográfica» es en realidad un programa mental muy innovador y potente que es capaz de entrenar a nuestro cerebro para que corrija las dudas ortográficas sin dificultad. Suena a magia, pero es ciencia.
¿Quieres saber más sobre este espectacular método? Diana Oliver te lo cuenta todo.

El creador de este entrenamiento es José Ramón García Guinarte, profesor, licenciado en Filosofía y Ciencias de la educación y especialista en Programación Neurolingüística e Hipnosis Clínica que lleva casi treinta años entregado profesionalmente al funcionamiento de nuestro cerebro. «Cuando estaba en la universidad, siendo estudiante, me empezó a interesar cómo funcionaba el cerebro al observar que había chavales que, estudiando muy poquito, eran muy buenos, mientras que otros tenían que hincar mucho los codos. Tanto me interesó este campo que nunca lo he dejado, porque profesionalmente es a lo que me he dedicado. Al principio, a través del diseño de programas de estudio y, después, de programas de alto rendimiento académico con todo tipo de alumnos». Es así, trabajando con distintos grupos, cuando comenzó a ver las dificultades ortográficas que presentan los alumnos y a diseñar entrenamientos para solucionarlas.
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Las dificultades ortográficas también afectan a grandes lectores
Se suele pensar que un gran lector no tiene problemas con la ortografía. Esto es cierto en parte, ya que la lectura es un elemento facilitador a la hora de corregir problemas ortográficos. Pero no siempre y no en todos los casos. Según José Ramón García Guinarte, no basta con ser un buen lector o lectora, ni con tener una formación universitaria o superior, porque el buen uso de la ortografía tiene que ver con el funcionamiento de nuestro cerebro. «Las dificultades con la ortografía están muy relacionadas con la forma en la que procesa la información nuestro cerebro. En todas las personas en las que el cerebro tiene un procesamiento visual, con leer un poquito no van a tener problemas con la ortografía porque su cerebro procesa las palabras como si apareciera una fotografía en su mente. Lo que ocurre es que hay muchísimas personas que no tienen un sistema de procesamiento visual, sino que tienen un sistema auditivo o sensitivo. Estas personas, en mayor o menor medida, van a presentar problemas con la ortografía durante toda su vida, lean mucho o poco. Es verdad que cuanto más lean, es probable que tengan menos dificultades, pero siempre las van a arrastrar». Lo cuenta al otro lado del teléfono, con una inflexión de la voz que delata su condición de profesor.
Lo novedoso de este Sistema de Inteligencia Ortográfica es que se logra proporcionar a la persona un sistema que va a sustituir la falta de procesamiento visual, y para ello lo que se hace es asociar un concepto ortográfico a un elemento «vivo». «Todo cerebro reacciona al movimiento: cualquier cosa viva le llama la atención; esa parte más instintiva no ha evolucionado con respecto a hace miles de años. Hemos aprovechado esto: si a la grafía le asociamos un personaje vivo, a tu cerebro le va a interesar. Por ejemplo, si a partir de ahora la «v» va a ser una vaca que se llama Viki ya no será solo una grafía, sino que se va a transformar en un ente vivo. Y eso le interesa más a nuestro cerebro», explica García Guinarte.
El libro muestra a doce personajes que representan diez de las dudas ortográficas más habituales en nuestro idioma y dos signos ortográficos: la diéresis y la tilde. A partir de esto se consigue un entrenamiento con 300 dificultades ortográficas que vamos a incorporar para hacer nuestro el entrenamiento. Es decir, que lo sistematicemos para nosotros y que, cada vez que aparezca una duda ortográfica, creemos una asociación propia. El funcionamiento es muy simple: cada página presenta cinco conceptos en una imagen con una estructura similar a un cómic. Al observar durante 15-20 segundos los conceptos que aparecen en la página, el cerebro los va a almacenar. Así, la próxima vez que veamos una de las palabras que aparecen, automáticamente vendrá a nuestra mente esa imagen «viva» con la que se ha relacionado. Solo hay que observar la estructura de la página y los elementos que la componen. No hay que memorizar nada. Se almacena solo, es un aprendizaje natural.
Su creador advierte que muchas de las dificultades ortográficas que aparecen en el libro son las más habituales, pero no todas lo son. Algunas las ha incluido para facilitar la asociación. También hay otras dificultades que dependen del lugar geográfico, como la diferenciación entre la «s», la «c» o la «z».
Al cerebro le gusta la información simple y estructurada
Este sistema demuestra que el cerebro humano no tiene límites, pero que hay que conocer su funcionamiento para aprovechar su máximo potencial. Para esto solo hay que poner a su alcance un programa mental que se adapte a la forma en la que procesa la información que le llega para erradicar las dificultades que no sabe identificar de otro modo. Una vez aprendido, la persona habrá automatizado un método que su cerebro identificará rápidamente y le habrá dotado de un programa mental que le permitirá procesar, en forma de imágenes simples, aquella palabra que suponga una dificultad.
Al preguntarle a José Ramón García Guinarte si hay un límite de edad para utilizar este sistema, su respuesta es clara: el Sistema de Inteligencia Ortográfica no tiene límites de edad, puede utilizarse en cualquier momento, pero recuerda que es un entrenamiento que conviene empezar con los más jóvenes, ya desde la infancia, para que pueda ser incorporado en sus vidas. Además, como el sistema se presenta de forma lúdica y no requiere ningún esfuerzo, no tenemos excusas para ponérselo fácil a nuestro cerebro cuanto antes.
La magia de la ciencia.