Un libro para disfrutar la dulce espera y los p...

¿Tiempo de calidad o cantidad de tiempo con nuestros hijos?
Pasar tiempo con nuestros seres más queridos es algo que a veces dejamos para lo último, creyendo que ellos siempre estarán ahí. Pero es necesario cuidar las relaciones, alimentarlas a diario y dedicar tiempo a quienes queremos, haciéndoles sentir especiales y cultivando el amor y el vínculo afectivo mutuo.

Durante los últimos años se ha hablado del concepto tiempo de calidad refiriéndose al tiempo que pasamos con aquellas personas importantes de nuestras vidas. Este tiempo debe cumplir unos requisitos concretos: ser un tiempo de atención plena, de exclusividad, donde se fomente el vínculo afectivo, el apego seguro, la confianza, la interacción recíproca... Lo importante no es la cantidad de tiempo que pasemos junto a nuestros seres queridos, amigos y familiares, sino la calidad de ese tiempo y la dedicación exclusiva que les ofrecemos a los demás en ese momento, sin distracciones.
El ritmo de vida tiende a ser frenético, sin descanso, y esto nos lleva a realizar cambios sociales que justifiquen y acompañen nuestras rutinas. Es decir, no escogemos pasar tiempo de calidad con quienes queremos, sino que encontramos una respuesta o una medida que es afín a lo que necesitamos o podemos ofrecer en este momento. El tiempo de calidad puede ser la respuesta o el consuelo para quien no pueda pasar mayor tiempo con quien desea, o puede ser la justificación para no sentirse culpable por no poder pasar mayor tiempo de conexión con sus seres queridos.
Contrario a lo que se había establecido como un concepto de moda y recomendable, el tiempo de calidad es necesario, pero no podemos olvidar ni dejar de lado la cantidad de tiempo que dedicamos a nuestros hijos, familiares o amigos, ya que, indudablemente, la cantidad acaba haciéndonos conectar con la calidad. Es el reflejo perfecto para explicar que la cantidad de tiempo que uno dedica lleva indudablemente a ofrecer calidad en las relaciones que se establecen.
En nuestras rutinas diarias es habitual que no encontremos tiempo para poder disfrutar de nuestra familia como nos gustaría o desearíamos. El trabajo, el colegio, la compra, las extraescolares, las tareas del hogar… no nos dejan tiempo suficiente para dedicar de manera plena a quienes más queremos. Y cuando no disponemos de este tiempo para compartir, nos sentimos muy culpables, pero es necesario transformar esa culpa en acción, comprendiendo que quizás en nuestra rutina diaria tan solo podemos sacar pequeños tiempos como, por ejemplo, los ratitos de ir al colegio juntos, de la cena, del baño o del cuento. Con esto puede ser suficiente si aplicamos los criterios establecidos al inicio del artículo: atención plena, sin distracciones, sin interrupciones de trabajo o sin teléfonos móviles de por medio.
Los tiempos compartidos deben servirnos para conectar a través del juego, de los sentidos, de las miradas, de las emociones; han de ser un lugar donde poder expresarnos con seguridad, sabiendo que nuestro entorno es un espacio seguro, de calma, de amor incondicional. Porque, sin duda, la calidad de tiempo que pasemos con nuestros hijos es importante pero sin tiempo en sí, será imposible encontrar calidad, ya que no somos máquinas que podamos programarnos para pasar únicamente momentos de conexión con el otro, porque a veces esas conexiones no se dan tan fácilmente o necesitan de cantidad de tiempo para crearse vínculos, generar confianza y establecerse conexiones fuertes e irrompibles.
En este vemos cómo el papá encuentra la ecuación perfecta entre calidad y cantidad, ya que ofrece su tiempo a sus hijas, a la vez que les dedica atención plena y conexión absoluta tanto emocional como física.
Ver mas
Su protagonista, Veruca, se siente insatisfecha a pesar de tener todo lo material que desea. Esto nos lleva a reflexionar sobre lo verdaderamente importante. A veces, con nuestra mejor intención, creemos que darle todo a nuestros niños les hará felices, cuando inevitablemente conseguimos todo lo contrario. Porque lo que realmente necesitamos es compartir momentos juntos, reír, jugar, abrazarnos, sentir que conectamos y estamos sostenidos los unos por los otros.
Ver mas
Un padre y Pablo, su hijo, hablan de emociones y sentimientos, algo muy necesario con lo que poder transmitir a nuestros niños y niñas la importancia de generar estos espacios de conexión, donde hablar de cómo nos sentimos, de qué es lo que necesitamos o lo que nos gusta o nos preocupa.
Ver mas
Aquí aprendemos (casi) todo lo que necesitamos saber sobre amor, ese concepto tan difícil de comprender para los niños y las niñas, pero que a su vez es tan necesario.
Ver mas
Ideal para regalar a familias que estén esperando un bebé o a hermanos mayores, para que comprendan el amor que se tiene por un hijo incluso antes de haberlo tenido en los brazos, ese amor incondicional y puro que nace de lo más mamífero e instintivo.
Productos relacionados
Un libro para disfrutar la dulce espera y los p...