¿Desde cuándo empezar a hacer deporte con tu bebé?
¿Te has preguntado alguna vez si es bueno que tu bebé haga deporte? Y, si es así, ¿desde qué edad?, ¿cuáles?, ¿qué material necesitas?, ¿es beneficioso o perjudicial?
Sigue leyendo porque en este blog resolvemos todas las dudas de tu pequeño atleta olímpico.
EQUIPO PENGUIN KIDS
Entendemos de libros que molan
Muchos padres y madres nos preguntamos a partir de qué edad pueden hacer deporte nuestros hijos, porque al igual que la lectura y la educación, cuanto antes empecemos y ellos lo introduzcan en su vida como un hábito más, mejor. Pero ¿a partir de qué edad es aconsejable que empiecen a realizar actividades físicas sin que supongan un riesgo para su salud?
Cabeza. Hay que hacer las cosas con cabeza. Nos encantaría que nuestros hijos fueran como Ona Carbonell, Almudena Cid o Rafa Nadal, pero no podemos tirarles al agua de golpe, lanzarles pelotas y esperar que las paren o pretender que, a pesar de la elasticidad propia de los bebés, hagan tres piruetas en el aire como algo natural.
Si eres nacida o nacido hace al menos tres décadas, recordarás que nuestros padres siempre estaban atentos a nuestra postura y evitaban que hiciéramos el «salvaje» para prevenir que nos cayéramos al suelo y no hacernos rasguños o rompernos algún hueso, además de la más popular de las alertas: sentarse con la espalda recta.
Pero sin saberlo, nosotros también realizábamos un ejercicio muy valioso cuando éramos pequeños: la propiocepción. Y lo practicábamos con el Twister.
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El primer deporte para un bebé es la propiocepción.
Propiocepción. Esta palabreja es relativamente nueva en nuestro vocabulario, al menos en el de los padres y madres de la generación que actualmente tenemos hijos pequeños, porque si preguntamos a nuestros progenitores posiblemente nos digan que ellos no entienden de informática.
Si resumimos mucho, la propiocepción no es otra cosa que la consciencia sobre nuestro cuerpo. Y si desarrollamos un poco más, la propiocepción es un sentido, pero no como el gusto, la vista o el olfato, sino uno que se desarrolla a través de otro sentido: el tacto.
Por todo nuestro cuerpo se distribuyen sensores que nos hacen percibir los estímulos externos, de ahí que sea un sentido exteroceptivo.
¿Qué es un circuito propioceptivo?
Si analizamos que la propiocepción es la consciencia sobre nuestro propio cuerpo, es fácil determinar que un circuito propioceptivo se compone de diferentes elementos que hacen trabajar nuestros músculos, articulaciones y equilibrio.
Ya sabemos que te estás imaginando maquinaria compleja como las que te encuentras en una clase de pilates, pero nada más lejos de la realidad. Con objetos que tengamos en casa se pueden hacer mil cosas diferentes que favorezcan la movilidad de nuestros bebés. De hecho, antes de llegar a casa ya podemos usar el primer peldaño de las escaleras como un ejercicio de iniciación que les servirá de apoyo en el tránsito de gatear a andar.
Te damos algunas sugerencias para practicar la propiocepción con tu hijo o hija, pero recuerda que estos ejercicios siempre tienen que realizarse asistidos por un adulto.
- Piscina de bolas. Usa esa pequeña piscina hinchable y llénala de pelotas pequeñas (del tamaño de una de tenis) o de globos. Estimulará todo su cuerpo gracias a que perciben contacto de diferentes elementos a la vez.
- Pelota hinchable. Al igual que los adultos usamos las enormes pelotas para estirar la espalda, nuestros bebés también pueden usar pelotas adaptadas a su tamaño para estimular diferentes partes del cuerpo.
- Cojín. La mayor estabilidad la conseguimos en superficies planas y estáticas. Ayudarle a gatear o a dar sus primeros pasos sobre un cojín aumentará su equilibrio.
- Pegatinas. ¿Conoces el juego «El suelo es lava»? Consiste en evitar tocar el suelo. Es equivalente a ir pisando solo las rayas blancas de los pasos de peatones. Usa pegatinas en el suelo para crear un camino de formas variables. Esto les ayudará a controlar mejor los cambios de dirección.
Otros deportes y algunos consejos
- Natación. El medio acuático no resulta extraño a los recién nacidos, ya que es un entorno que podría asemejarse al vientre de la madre. Aumenta sus reflejos y la atención. Se debe realizar siempre con profesionales y consultar a su pediatra ante posibles reacciones alérgicas.
- Yoga. Aumenta la capacidad de relajación de nuestros hijos y podemos practicarlo con ellos, lo que favorecerá el ansiado vínculo.
- Baile. Mejora la coordinación de las diferentes extremidades y el tronco y también activa las emociones positivas.
- Empieza de forma gradual.
- Haz que para ellos sea un juego.
- Practica diferentes deportes y analiza con cuál se sienten más cómodos.
- Participa en todas las actividades para aumentar el vínculo entre vosotros.
¿No sabes qué deporte puede atraer más a tu hijo o hija? Enséñale todos los deportes que ha descubierto Zoe.
La cebra Zoe ha visto que todos sus amigos practican algún deporte; algunos van al gimnasio y otros al polideportivo y ella está deseando saber cuál es el deporte que más le gustará.
Los libros de la colección Abre y Descubre tienen ventanas en todas las páginas para que nuestros bebés puedan interactuar. Además, están hechos de cartón para que puedan manejarlos con facilidad con sus pequeñas manitas, y sus bordes son redondeados, así son más amables al tacto.