El arte de la transformación

Karina Velasco

Fragmento

Título

La alquimia

Los secretos de la alquimia existen para transformar a los mortales de un estado de sufrimiento e ignorancia a un estado de iluminación y gozo.

DEEPAK CHOPRA

La alquimia es una ciencia esotérica que está vinculada a la transformación de la materia. Es el arte de liberar partes del cosmos de su existencia temporal y de que lleguen a la perfección (para los alquimistas el oro era el metal más perfecto y, por medio de distintas aleaciones, lo conseguían; por otro lado, para el hombre la perfección está en la inmortalidad y en la redención). La alquimia no sólo trataba de transformar las cosas en oro: suponía entender la verdadera naturaleza de las cosas y aprender a manejar o manipular las energías.

La alquimia es una antigua práctica protocientífica, que antecede a la química y a la medicina. Es una disciplina filosófica que combina elementos de la metalurgia, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. Ha sido citada como el proceso para transformar el plomo u otros elementos básicos en elementos nobles como la plata y el oro.

La alquimia también implicaba la búsqueda de la piedra filosofal, con la que se obtenía la habilidad para transmutar los metales básicos al oro, que representaba la vida eterna y era la clave mística que haría que nuestra evolución fuera posible. Esta piedra es la creadora del elíxir de la vida que serviría para mantenernos bellos y longevos.

Los alquimistas lograban convertir diferentes metales en oro. Mezclaban mercurio, azufre y sal, que representaban el espíritu, el alma y el cuerpo. El azufre representaba el espíritu de la vida. El mercurio era la conexión fluida entre lo de abajo y lo de arriba (la tierra y el cielo). La sal era la materia base.

Estos elementos eran purificados por el fuego. Desde el proceso de los metales para convertirlos en oro, hasta el simbolismo de la evolución de un estado imperfecto, enfermo, corruptible y efímero a un estado perfecto, sano, incorruptible y eterno.

Se afirmaba que los alquimistas, antes de transformar los elementos, debían purificarse y prepararse mediante la oración y el ayuno, lo que se convertía en una práctica espiritual. La transformación del metal en oro es una analogía de la transformación y purificación personal, y la iluminación sólo se alcanzaba tras años intensos de estudios y de experimentación. En el plano espiritual, la finalidad era investigar la naturaleza y utilizar los cuatro elementos —tierra, aire, fuego y agua— para preparar un quinto elemento que contenía la potencia de estos cuatro en su máximo equilibrio.

Ya que no tenían un lenguaje propio tomaron símbolos de la mitología bíblica, la pagana, la astrología y la cábala para representar sus experimentos. Por eso sus recetas parecían mágicas. En la Edad Media los alquimistas eran considerados magos. En esa época hubo un fuerte genocidio de los que practicaban esta tradición.

Uno de los grandes alquimistas que redefinió la alquimia en una nueva forma fue Paracelso (1493-1541). Él decía que la enfermedad y la salud en el cuerpo tenían que ver con la armonía que poseemos y con los balances de los minerales en nuestro organismo, y que ciertos remedios químicos podrían ayudar a conseguir este balance. Practicaba la medicina herbal. En ese tiempo comenzó a surgir la medicina. Otros grandes alquimistas fueron Galileo, Aristóteles, Leonardo da Vinci y, en los tiempos modernos, Isaac Newton y Robert Boyle, quien fue el padre de la química. Estos grandes visionarios fueron pioneros de grandes cosas que cambiaron el rumbo de la historia. Lo que tenían en común, además de su intelecto, fue que a ellos no les decían qué pensar. Entendieron qué se necesitaba para transformar y crear. Todos ellos fueron pioneros, inventores, investigadores y experimentadores. Sin alquimistas en nuestra historia, la tierra seguiría pensándose como plana, la filosofía no sería parte de nuestra existencia, la química no existiría y el mundo metafísico no hubiera sido descubierto. Por eso necesitamos alquimistas en este mundo, y todos nosotros, de una forma u otra, podemos transformar nuestras vidas, redefinir lo que queremos y actuar para crear lo que queremos lograr.

El alquimista Jacques Malouin, en la enciclopedia de Diderot, asevera que la alquimia es la química más sutil que permite que uno observe operaciones extraordinarias a una mayor velocidad que lo que la propia naturaleza puede actuar. La naturaleza tiene su propio tiempo para cambiar. Por ejemplo, durante las estaciones del año todo se transforma. Por otro lado, el ser humano es el único que puede jugar con los tiempos para generar cambios más rápidos y alterar el orden natural de las cosas usando la tecnología. El mundo es más rápido para nosotros y así es nuestra transformación: ya no tenemos tiempo de sentarnos a meditar por años, ir al psicólogo por décadas o tomar medicamentos que nos dan resultados rápidos pero que a la larga no sanan la raíz del problema.

Es tiempo de acelerar nuestra evolución, de tomar acción, de iluminarnos en cada oportunidad que tenemos. Mi mentor, Lawrence Lanoff, dice que la iluminación consiste en “alivianarte”, en esos momentos en que “te cae el veinte” y profundizas en tu estado de conciencia.

En este libro hablaré de los elementos de nuestra vida que tenemos que armonizar para crear un estado de libertad y amor. Mantener nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra energía sexual y nuestras emociones en equilibrio es lo que logra que la alquimia y la transformación en tu vida sucedan. Lo más importante es tomar acción hacia lo que queremos lograr y ser.

Título

Capitulo 01

Simplemente humana

Este año ha sido uno de los más complicados de mi vida. Ha representado una prueba para poner en acción mis años de estudio y de trabajo personal y espiritual. Ha sido difícil escribir este capítulo. En mis otros libros me desnudé y compartí mi problema de imagen personal, mis orgasmos y mis historias de amor, pero ahora les contaré mi parte más vulnerable, mis miedos, mi enfermedad, mi acercamiento con la muerte. Esa parte que todos deseamos esconder, que evadimos y de la que no queremos que el mundo se entere porque es el botón que cualquiera puede apretar. Pero la muerte, los miedos, la enfermedad, nuestros pensamientos de escasez, son la intimidad pura, nuestra naturaleza humana y, a la vez, son lo que todos

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos