El México que merecemos

José Antonio Meade

Fragmento

Título

Prólogo

México necesita cambiar. Lo que se ha construido es inmenso y transformador, pero claramente insuficiente. Las reformas en materia de comercio, energía, comunicaciones, justicia y educación son extraordinariamente promisorias y, en el largo plazo, abrirán posibilidades de desarrollo para todos los mexicanos, igual para los del sur que para los del centro y el norte. Sin embargo, al día de hoy no ha habido un proyecto integrador que sume las enormes capacidades de los mexicanos con las reformas que se han llevado a cabo, ni se han sorteado los obstáculos que el viejo sistema político ha impuesto a las propias reformas y al país. Ha faltado visión, pero, sobre todo, un liderazgo que entienda las oportunidades, las posibilidades y las carencias para emprender los cambios en el mundo político que permitan cerrar el círculo e igualar la cancha para que todos los mexicanos tengamos la misma oportunidad de progresar y prosperar, y que esté dispuesto a asumir el reto y comenzar la transformación integral del país.

A lo largo de las últimas cuatro décadas, el país ha experimentado numerosas reformas que han cambiado su naturaleza y sus posibilidades de desarrollo, pero que no han logrado dar ese gran paso que todavía falta para transformar al país y darle oportunidades de crecimiento y desarrollo a todos los mexicanos. Los cambios han sido amplios y profundos, pero no todo mundo se ha beneficiado y el hecho mismo de cambiar abrió oportunidades para que toda clase de personajes —en el mundo público, privado y sindical— hicieran de las suyas, arrojando ejemplos poco encomiables para el futuro. Este hecho ilustra la debilidad institucional que nos caracteriza y que yace en el corazón de nuestros problemas y desafíos.

En este libro, José Antonio Meade, hombre de trayectoria y vasta experiencia, plantea su visión para llevar a cabo esa transformación. La esencia de su planteamiento es muy clara: transformar al sistema de gobierno para resolver los problemas de seguridad, justicia, corrupción y desarrollo económico; construir un Estado de derecho que establezca los límites a la acción gubernamental y la protección de los derechos ciudadanos, y el desarrollo de mecanismos que transparenten la actividad pública y obliguen a los funcionarios de todos los niveles a rendirle cuentas a la ciudadanía. Es decir, un cambio radical. Lo fundamental del planteamiento radica en que el hoy candidato se propone modificar la relación entre los gobernantes y la ciudadanía, ofreciendo que ésta tenga la posibilidad de influir en su propio devenir, algo novedoso en nuestra historia política.

El desarrollo es, a final de cuentas, la suma de las capacidades de todos los ciudadanos, cada uno contribuye con su esfuerzo individual a la transformación del país y de su propia realidad dentro del marco que crea el gobierno. México ha ido dando grandes pasos en esa dirección y ha abierto así la puerta para un futuro igualmente positivo para toda la población, pero no ha concluido el proceso ni ha dado los pasos clave para eliminar obstáculos y consolidar lo logrado. El reto puede ser vencido con éxito con un proyecto integral y con la decisión de enfrentar las dificultades que lo han limitado.

Nunca en mi vida profesional me había encontrado con una disyuntiva tan clara respecto al futuro del país. Hoy se confrontan proyectos y propuestas tan contrastantes como las que los diversos candidatos han presentado: unos proponen revivir un pasado idílico, otros construir un futuro sólido apuntalado en lo que ya se ha construido y logrado. En este libro hay propuestas que van en esa dirección y que, sin decirlo en esas palabras, implican una reingeniería completa del sistema de gobierno.

Los ciudadanos que votaremos el próximo primero de julio tenemos en nuestras manos una propuesta de desarrollo que plantea un futuro distinto a partir de lo que ya existe, un desarrollo novedoso sin rupturas, pero un cambio integral al fin.

Los mexicanos tenemos una enorme decisión en nuestras manos, decisión que definirá la naturaleza de nuestra sociedad y del tipo de futuro que deseamos. Ésta es una propuesta que ofrece un camino dentro de la estabilidad, pero que a la vez rompe con las formas y tradiciones priistas. En este contexto, la propuesta sólo podrá convertirse en realidad en la medida en que quien encabece el próximo gobierno reconozca y haga suya la urgencia de esa transformación. La propuesta habla por sí misma.

LUIS RUBIO

Título

Introducción

Mi nombre es José Antonio Meade y el año pasado tomé la decisión más importante de mi vida: aspiro a ser presidente de México.

Lo hice porque estoy convencido de que tengo lo necesario para lograr, en este momento decisivo de nuestra historia, un México grande; un país en el que toda jefa o jefe de familia encuentre el empleo que anhela y sus hijos tengan la educación, la salud y la alimentación que merecen; una nación en la que el bienestar y la seguridad se instalen en cada hogar mexicano.

Yo veo un México grande, con amplias oportunidades hacia adelante. Un México que si toma la dirección correcta será mucho más justo, solidario y seguro, donde las familias tengan siempre comida en sus mesas, acceso a servicios de salud, a una vivienda digna y a una educación de excelencia, donde sus integrantes ganen más por su trabajo y puedan aspirar a un mayor bienestar.

He decidido competir por la Presidencia de la República, sabedor de que el contexto nacional es muy complejo. Nunca milité en un partido u organización política, pues mi interés siempre ha sido servir a México desde la administración pública. Jamás me preparé con el objetivo de ser un político, sino con la meta de profesionalizarme para entender los problemas y retos de nuestro país y así proponer mejores soluciones para todos los mexicanos.

Soy un hombre que cree profundamente en los valores de la libertad y la democracia, en la justicia social y la defensa de la soberanía nacional. Creo en la honestidad, la transparencia y la rendición de cuentas, en la visión ciudadana como plataforma de impulso a las transformaciones nacionales que permitan a los mexicanos potenciar sus capacidades e iniciativas. He adoptado esos valores como guía para conducir mis acciones y decisiones.

Como millones de mexicanos, crecí en un contexto nacional de múltiples retos: la estabilidad económica, la apertura comercial, el respeto al voto ciudadano, la llegada de la democracia y el fortalecimiento de la transparencia institucional, por mencionar algunos.

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