Surcos del pop

Manolo Bellon

Fragmento

Capítulo 1

Yo creo que la vida no es el continuo que habitualmente pensamos. Mejor dicho, aunque es ese sinfín de acontecimientos que segundo a segundo transcurren desde el momento en que nacemos hasta cuando morimos, no lo es en el recuerdo.

En retrospectiva, cuando miramos todo lo que nos ha pasado en la vida, vemos momentos, instantes, hechos, que nos marcan o dejan una impresión. Apuesto a que usted no se acuerda, por ejemplo, a qué horas se amarró los zapatos el martes pasado. O en cuántos pisos hizo escala el ascensor el viernes cuando subía al piso doce del edifico donde vive o trabaja. Seguramente tampoco debe recordar el color de la camisa o blusa que le regalaron el día en que cumplió 13 años.

Es que, aunque la vida es como un río que fluye desde donde brota de la tierra hasta que se confunde con el mar, uno solo tiene presente partes del recorrido.

La vida, en este sentido, está conformada por una serie de fotos instantáneas, de una cantidad de acontecimientos que, cuando hacemos el esfuerzo consciente, podemos recuperar de la memoria y traer al presente.

Déjenme compartir con ustedes una instantánea de esas.

Por allá en 1986, yo andaba trabajando en El Tiempo como subeditor de las páginas de Cultura y Espectáculos y escribía una columna llamada «Surcos del pop», que reemplazó en agosto de 1980 una con nombre mucho más prosaico: «Manolo comenta…». En ella reseñaba los lanzamientos discográficos y hacía comentarios sobre los artistas y las canciones.

A mediados del mes de abril de ese año, en un coctel, vaya uno a recordar cuál, me encontré con un viejo amigo y jefe, además. Charlé largo rato con Enrique París, el director de Caracol Estéreo, con quien había realizado programas como El invitado especial de Diners Club. Hablamos de todo un poco, aunque inevitablemente esas conversaciones terminaban siempre deslizándose hacia la radio, nuestra pasión conjunta de toda la vida. En un momento me preguntó si estaba haciendo algo en radio. Le expliqué que no, pues había tenido una experiencia poco grata en una emisora y decidí dejar todo ese tema y dedicar mi vida a cosas que, me parecía, podían ser más amables.

Casi de despedida, Enrique me dijo: «Ven mañana a mi oficina y hablamos».

El día siguiente, un jueves, fui a las oficinas de Caracol Estéreo. Tardé unos minutos mientras saludaba a secretarias, personal administrativo y operadores de audio y grabación que andaban por ahí. Habían pasado cuatro años desde cuando había dejado de ir allá, cuando ya no realizaba mis programas en aquella que fue la primera emisora comercial en fm en Colombia. Finalmente, llegué hasta la oficina de «El Turco», como todo el mundo conocía a París.

Me senté en su oficina, aquella que muchas veces visité desde 1978, cuando empecé a hacer programas como disc jockey en la emisora. Era un reencuentro con ese gusanillo que llevamos dentro los que hemos convertido nuestra pasión, nuestro hobby, en profesión. Charlamos un poco, al calor de un tinto y… al día siguiente, el viernes, estaba en el estudio con Ernesto Díaz, grabando el primer «Surcos del pop».

La idea era hacer un programa de canciones clásicas, que tuvieran por lo menos diez años, hablar de ellas, contar alguna anécdota o cuentito sobre el tema o su intérprete. Ese primer programa de media hora se emitió al día siguiente a la una de la tarde. Creo que fue el sábado 19 de abril o de pronto fue el 26. Flaquea la memoria.

En diciembre de 2010, el programa se emitió por última vez en esta etapa. Cambió de horario y de duración, pero se mantuvo al aire sin interrupciones hasta ese momento.

Entonces, cuando con la gente de Santillana hablamos sobre un nuevo producto editorial, aceptaron mi idea de hacer un libro de anécdotas. Un libro que relata cuentitos sobre canciones y artistas.

El resultado está en sus manos. Un libro que recoge algunas de las historias y cuentos que en radio he contado desde hace veinticinco años sobre las canciones y quienes las interpretan. El hecho de poder ahora contar estos cuentos en forma de libro es un acto de generosidad del público que ha permitido que el programa haya sido tan exitoso y duradero.

Ahora, espero que se les dispare la memoria, y a lo mejor recordarán muchas otras anécdotas en las categorías que armé y podrán alargar cada una a su manera.

Capítulo 2

La inspiración para escribir canciones puede ser un proceso mecánico. Según el dicho, es 10% inspiración, 90% transpiración. Pero en realidad, es todo un ejercicio ver en qué se inspiran quienes escriben canciones. Es un proceso emocionante. Puede haber motivos bien serios, como una noticia que impacta, un amor, un desamor, la naturaleza. Estas son algunas canciones, muy pocas, que se inspiran en temas bien curiosos.

«Jive Talkin'» es una canción del trío inglés The Bee Gees. El cuento de la percusión con la que arranca la canción proviene de un día en Miami, cuando iban al estudio de grabación. Al pasar sobre uno de los puentes levadizos tan característicos de la ciudad, escucharon lo que los demás mortales oímos: el sonido de las llantas sobre la estructura metálica del puente. Pero para ellos el rítmico sonido motivó a los hermanos a reproducir el sonido, y uno de ellos empezó a cantar: Jive talkin'… Lo demás fue carpintería en el estudio.

«Yesterday» es considerada generalmente la canción más popular del siglo xx y la más famosa de The Beatles. Es una composición de Paul McCartney, quien dijo que una mañana afeitándose en el baño le vinieron a la cabeza las palabras «yesterday, all my troubles seemed so far away…» (Ayer, todos mis problemas parecían tan lejanos…). Para no olvidarse de la letra y la melodía, que aparecieron al mismo tiempo, lo escribió, y le puso como título «Huevos revueltos» (Scrambled Eggs).

«Across the Universe» es otra canción de los Beatles, pero esta vez de John Lennon. Se ha hablado de dos fuentes de inspiración diametralmente opuestas. Por un lado, John, en un momento espiritual, escuchó cómo las palabras le llegaban a la cabeza desde el espacio exterior. Al oír la canción, es plausible el cuento. Sin embargo, la idea de que la canción es esotér

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