2030

Dani Gove

Fragmento

2030-2

Odio cocinar con todas mis fuerzas. Se me dan mal muchísimas cosas en esta vida, pero te juro que cocinar me pone de los nervios. Si alguna noche te invito a cenar a mi casa, invéntate alguna excusa para no venir y los dos lo dejaremos correr como buenos amigos. Muy a mi pesar, como miembro de la especie humana, comparto algunos rasgos con el resto de los mortales, como la necesidad de comer diariamente. Por suerte, de vez en cuando la revolución tecnológica da pequeñas alegrías a inútiles como yo.

Por fin me he hecho con un robot de cocina. Me he informado bien y el funcionamiento es sencillo: lo único que tienes que hacer es seguir sus indicaciones y pulsar botones. Así me lo ha asegurado el viejo dueño del establecimiento donde lo he comprado, una pequeña tienda de barrio de electrodomésticos en liquidación por cierre. El aparato no parece ser de ninguna marca conocida, pero me lo he llevado a casa con la garantía de que cumplirá su función como cualquier otro.

Este modelo en cuestión se llama Cheff M-2X Companion, un dispositivo similar a tantos otros en el mercado y con todo aparentemente en su sitio. Dispone de varios utensilios para diferentes recetas, diversos botones y una pequeña pantalla digital donde seguir los pasos, ilustrados además con prácticas imágenes. Incorpora también un asistente de voz, que educadamente me da la bienvenida nada más conectarlo al enchufe de mi cocina. Para mi asombro, la tecnología integrada del robot de cocina Cheff M-2X es realmente moderna. Una inteligencia artificial a priori similar a otros aparatos como los móviles; sorprende verla aplicada a un producto destinado solo a cocinar.

Nos presentamos. Amablemente me anima a llamarlo por su nombre de pila: Cheff. Bien, inauguremos la máquina con algún plato nuevo, veamos qué puede ofrecerme Cheff en el menú de su pantalla. Hay cientos de recetas minuciosamente organizadas por categorías y resulta abrumador. Empecemos a trastear con algo ya conocido, a lo seguro y sin muchas complicaciones. Tengo algunas pechugas de pollo en el frigorífico, hortalizas y especias como para aliñar la selva amazónica.

—Cheff, preparemos pollo con salteado de verduras, por favor.

—Lamento no poder ayudarte. Este plato no se incluye en mi base de datos. ¿Deseas alguna otra receta?

Vaya, hemos comenzado con buen pie. Más de quinientos euros en la maquinita y no dispone de un plato tan básico. Probemos con otras recetas similares.

—Ehm, Cheff... Busca recetas de pollo.

—Ningún resultado con la palabra «pollo».

No puede ser. La broma empieza a ir demasiado lejos. Es imposible que en el listado de comidas no figuren ni un vulgar pollo al curri ni unas malditas croquetas de pollo.

¿Cómo que no hay ni un puñetero plato con pollo? —me digo a mí mismo levemente agitado.

—Sin disponibilidad en la base de datos —responde sin esperarlo el asistente de voz del aparato—, ave extinta a finales de 2027. ¿Deseas alguna otra receta?

—Perdón, ¿cómo has dicho? —pregunto desconcertado.

—El pollo doméstico, animal de granja cuya carne se consumía habitualmente antaño, sufrió una extinción masiva en otoño de 2027; desde entonces es un ingrediente inviable en cualquier plato.

Un momento.

Intento apartar mi atención de la robótica voz del Cheff M-2X Companion y centrarme. ¿He oído bien? ¿Qué tipo de broma es esta de la extinción de los pollos? Debe de tratarse de algún error en el sistema. El robot de cocina tiene conexión a internet, puede incluso haber sido hackeado por un friki con mucho tiempo libre... Tal vez solo sea alguna gracia del responsable de programar la máquina, que decidió dejar su sello antes de abandonar la empresa.

Accedo al menú desde la pantallita táctil del aparato, evitando mantener la conversación con el asistente de voz. Deslizo el dedo por el listado de opciones hasta llegar a «Ajustes del sistema»: Configuración de red, almacenamiento, sonido y vibración, ajustes de pantalla... y, por fin, información del sistema. Lo que leo me resulta muy extraño:

Modelo Cheff M-2X Companion, versión 8.1.0

Última actualización 25-11-2030

2030-3

2030. Ya.

Vuelvo al listado de recetas y ojeo esta vez con más detenimiento los nombres de algunos platos. Observo que algunos de ellos incluyen insectos. ¿Insectos? En fin, en muchas zonas del planeta ya degustan este tipo de bocado exótico, pero me sorprende la cantidad de variaciones que ofrece la máquina para cocinar bichos. Decido reanudar la conversación con mi nuevo amigo.

—Cheff, ¿por qué hay tantas recetas con insectos? —me atrevo a preguntar algo más relajado.

La máquina se arranca a ofrecerme amplia información, con todo lujo de detalles, y responde amablemente a mis preguntas sobre el asunto en cuestión. Según Cheff, en 2030 ya está completamente normalizada la ingesta de insectos. Me explica incluso que en varios países los gobiernos correspondientes han promovido su consumo, las cadenas de comida rápida han incluido crujientes insectos en sus menús y algunas sofisticadas especies de larva están solo al alcance de las clases más pudientes. Pero lo más sorprendente de todo es la proyección de imágenes sobre estos acontecimientos que el robot de cocina va mostrando simultáneamente en la pantalla digital de la parte frontal. Vídeos y fotografías nítidas acerca de estos futuros sucesos que el dispositivo me transmite como si ya hubiesen ocurrido. Suena y se ve terroríficamente real.

Al parecer, el Cheff M-2X Companion no solo dispone de información gastronómica, sino que su supuesto software de 2030 tiene acceso a una amplia base de datos de todo tipo, como si de una evolucionada Wikipedia se tratase. Intento indagar más y curiosear sobre algunas cuestiones que me rondan la mente: ¿hay coches voladores en 2030? ¿Podemos por fin viajar en el tiempo? ¿Ha bajado el precio del alquiler?

No, no nos flipemos demasiado. Estamos hablando de 2030, no han pasado suficientes años como para que estas locuras se hagan realidad y así me lo hace comprender Cheff. Oh, el futuro y su estúpida manía de no satisfacer nuestras fantasías. Aunque, como especie humana que somos, con nuestras bondades y numerosas taras, seguimos progresando en distintas materias (con más énfasis en unas que en otras). Han cambiado muchas cosas y otras se mantienen exactamente igual, por suerte o por desgracia. La ciencia, la tecnología, el medio ambiente, la política, el cine, la religión o el deporte han experimentado ciertas transformaciones, y estoy deseando transmitirte todo lo que vaya averiguando. Pero no quiero ser maleducado y, como mi nuevo amigo resulta ser un robot de cocina, qué menos que empezar charlando sobre algo con lo que se sienta cómodo.

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos